Sin lugar a dudas las naciones se enfrentan a situaciones
reales, con las cuales tendrán que aprender a vivir.
La reapertura de las actividades económicas es
impostergable, ya que ningún Gobierno tiene una varita mágica, para lograr que
los fondos públicos sean suficientes para mantener a la población. Si la
administración estatal y municipal no reciben ingresos tributarios: ¨el
endeudamiento y el déficit presupuestario crecerán en forma desproporcionada¨. De hecho ya los gobiernos, producto de la Pandemia, tendrán grandes retos
para equilibrar sus presupuestos, captar con eficiencia los impuestos y pagar
nuevas deudas.
Por otro lado, el desgaste físico y el estrés que causa el
prolongado encerramiento, la escasez de alimentos y dinero, va a obligar a la
gente a salir de sus casas a buscar la forma de resolver sus problemas.
La clase pobre, los trabajadores desempleados, los independientes sin ofrecer
ningún servicio y la clase media, viven está realidad.
Las actividades económicas tienen que normalizarse por el
bien de las familias y del Estado. No hacerlo por parte de los Gobiernos sería un grave error. Además, las personas de todos modos, tarde o temprano, van a
salir masivamente a buscar el alivio al estrés y la solución a sus problemas
financieros. Es mejor que el Gobierno lo haga reactivando el comercio de manera
progresiva y con los controles debidos.
La otra realidad es que la enfermedad (Covid-19) por un
buen tiempo no se irá, caminará con nosotros día y noche. Esto significa que
nuestra conducta social, laboral, familiar y personal tendrá que cambiar
radicalmente si queremos sobrevivir.
El riesgo es que los Gobiernos no tengan la capacidad
para determinar el momento oportuno para reabrir la economía o no establezcan
los controles adecuados ni la supervisión necesaria.
Algunos gobiernos del mundo se han equivocado… No hacerlo bien, dejarse llevar por malos consejos o tomar decisiones emocionales, podría empeorar la situación que se vive o colocar a la gente al borde del abismo. Cada pueblo tiene su propia idiosincrasia que se debe tomar en cuenta.
El Covid-19, es como la ¨La Espada de Damocles¨, que siempre va a estar sobre nuestras cabezas. Cumplir con todas las medidas sanitarias va a reducir esa posibilidad de contagio; no obstante, mientras no exista una vacuna o medicamento contra tal enfermedad, siempre estará al acecho.
Algunos gobiernos del mundo se han equivocado… No hacerlo bien, dejarse llevar por malos consejos o tomar decisiones emocionales, podría empeorar la situación que se vive o colocar a la gente al borde del abismo. Cada pueblo tiene su propia idiosincrasia que se debe tomar en cuenta.
El Covid-19, es como la ¨La Espada de Damocles¨, que siempre va a estar sobre nuestras cabezas. Cumplir con todas las medidas sanitarias va a reducir esa posibilidad de contagio; no obstante, mientras no exista una vacuna o medicamento contra tal enfermedad, siempre estará al acecho.
Por: Eric Aragón
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