Casi todos los analistas políticos y grandes medios de
comunicación en los Estados Unidos, coinciden con el hecho de que cada vez es
más importante el voto latino. Tanto Hillary Clinton como Donald Trump, hacen
todos los esfuerzos para conquistar a los votantes latinos en la carrera por la presidencia.
En pocos años se estima que la población latina en los
Estados Unidos alcanzará el 30 por ciento; y unos 50 millones de habitantes hablarán
el idioma español.
La población joven se multiplica rápidamente en
América Latina; y en los Estados Unidos está pasando igual. Para las próximas
elecciones presidenciales habrá más gente joven nacida en este país, pero con
familia de ascendencia mexicana, puertorriqueña, cubana, y de otras naciones de
Latinoamérica. En conclusión para el futuro no sólo esta poderosa nación tendrá
más “votantes latinos”, sino que se verá forzada a elegir un presidente de
origen latino.
Si esta realidad ya la están viviendo los
estadounidenses, entonces es lógico que los candidatos presidenciales y los
gobiernos deban incluir de una manera responsable a los latinos en el tema
educativo y laboral, entre otros aspectos. Además de buscar una solución
migratoria lo menos traumática posible para los cientos de miles de latinos que
buscan no el sueño americano; pero, SI salir de la pobreza extrema en la cual
viven en sus países de orígenes.
Las grandes potencias económicas como Estados Unidos,
no deben ayudar a los países “subdesarrollados”, por humanitarismo nada más; sino que
es un compromiso mundial y urgente ayudar a los países en conflictos bélicos,
problemas ambientales y pobreza extrema. Nunca olviden que los Estados más
ricos se benefician de los más pobres y cualquier conflicto grave en regiones de extrema pobreza, también afectará a los Estados más industrializados… Está claro que ésta es la tendencia
mundial: ayudar a las economías y regiones más pobres. Así se pone de
manifiesto en muchos programas de las Naciones Unidas y en otros donde Estados
Unidos es protagonista.
Si tomamos en cuenta que la tendencia mundial está
obligando a las potencias a buscar soluciones a los problemas mundiales de
todo tipo, llámese racial, educación, laboral, migratorio, pobreza extrema, desintegración familiar, enfermedades, guerras, tráfico de armas, abuso infantil, drogas, etc. NO puede
ser presidente de una nación poderosa, como los Estados Unidos que lucha por los derechos humanos, la
transparencia y las libertades: un
candidato presidencial que sea emotivo, racista, que no comprenda el mundo
actual, poco cristiano y agresivo con las mujeres –ellas son nuestras madres,
hermanas e hijas.
No tengan la menor duda que DIOS, en primer lugar, y
el Voto LATINO: seleccionarán al mejor candidato -el día martes 8 de Noviembre
del 2016- entre Donald Trump e Hillary Clinton, para que sea el próximo
presidente (o presidenta) de los Estados Unidos, la nación más poderosa y
democrática del mundo.
Por: Eric Enrique Aragón
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