Si desea que
el Año 2016 se convierta en una larga lista de éxitos, es
necesario que las primeras palabras de año nuevo sean semejantes a las que
aparecen en el verso 14 del Salmo 19 de
la Santa Biblia (Reina Valera 1960): “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante
de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío”.
¡Por
supuesto! No se puede ser un iluso para creer que no habrá dificultades ¡Claro
que sí! Además son obligatorias para lograr los éxitos: “La única forma de alcanzar los
triunfos y desarrollar el talento que tiene cada ser humano, es enfrentando y
venciendo los problemas… No existe otro camino”.
Nuestro
lamento debe transformarse en un himno a Dios, tal como lo hizo el pueblo hebreo
cuando estuvo cautivo por casi 50 años, después de la conquista de Jerusalén
(586 a.C. aprox.) por Nabucodonosor II, rey del
Imperio de Babilonia. Posteriormente,
el rey Ciro, mediante un edicto, acabó con el exilio de los judíos.
Los judíos,
prisioneros, se sentaban frente a los ríos de Babilonia: el Éufrates y el
Tigris, a convertir el llanto y el dolor que sentían, en un gran himno de Fe y Esperanza en Dios.
Fragmentos del Salmo 137 (Reina Valera 1960).
“Junto a
los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aún llorábamos, acordándonos de Sion. Y los que nos habían llevado
cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían
alegría, diciendo: cantadnos algunos de los cánticos de Sion”.
“Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi
diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare;
si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría”.
Hagamos de la oración a Dios, del amor a
la familia, de la bondad hacia la gente necesitada, de los valores morales y de
la buena educación: nuestra más grande tradición, que pase de generación a
generación…
“…Así
tendremos siempre el poder para vencer cualquier obstáculo que tengamos en la
vida…”
Por: Eric
Enrique Aragón
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