Todos los periódicos de este bello país, destacaron el
día de hoy la trascendental noticia de que el día de ayer –Lunes, 23 de febrero
de 2015- el separado magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Alejandro
Moncada Luna, se declaró culpable de los delitos de enriquecimiento injustificado y falsedad de documentos públicos.
A pesar de que aún se considera el sistema de justicia
panameño endeble, ya que la impunidad se pasea por todas partes como una gran reina;
y se alimenta del tráfico de influencia, de los malos políticos y del poder
económico: se debe resaltar la gran victoria que obtuvo la sociedad panameña y
la administración de justicia con el hecho de que el propio Alejandro Moncada
Luna, haya aceptado que si cometió delitos contra el Estado panameño, en
función de su cargo como magistrado de la más alta institución de justicia
(CSJ).
La población panameña cansada de tanta burla y abusos que han sufrido por parte de muchos altos funcionarios durante los últimos años
y que nada se haya hecho, tienen toda la razón de no sentir tanta satisfacción
por este caso. A través de los medios de comunicación y las redes sociales,
expresan su inconformidad con tal acuerdo; sin embargo, este acuerdo lo permite
la ley, por tanto debe respetarse.
Con que el separado magistrado de la CSJ, se haya
declarado culpable es una victoria. Nadie podía garantizar que hubiese ocurrido en un ente político como la Asamblea Nacional de Diputados de Panamá,
si el caso llega a juicio.
La sociedad panameña debe sentirse motivada a seguir
luchando por un Panamá mejor. Alcanzó una victoria y ésta puede ser el inicio
de una gran limpieza de todos los órganos que componen el Estado.
La culpabilidad del señor Moncada Luna, demuestra que si
son ciertas: las denuncias constantes de la sociedad civil de que hay
corrupción en la administración pública y de aquella célebre frase, por los
años 80, del recordado magistrado de la Corte Suprema de Justicia, el Doctor Camilo
O Pérez: “La Corte Suprema de Justicia es un Potrero de Garrapatas”.
Ahora le toca a los gremios, sindicatos, asociaciones,
iglesias, electores; en fin, a toda la sociedad civil organizada y no
organizada, decente y respetuosa de la ley, que somos la mayoría: EXIGIR que se
lleven al banquillo de los acusados a todos los piratas que han atracado el
tesoro nacional y han infringido la ley como servidores públicos.
Si a la gente común se le conduce a la cárcel por el
hurto de una gallina, entonces, cuánto más deben estar presos estos malos
panameños, que le han robado millones a los niños, ancianos, huérfanos,
enfermos, a los más necesitados…
¡Sí! Cuando un funcionario y empresario le
roba a Panamá, está robando el dinero que se debería utilizar en atender las
necesidades de la población…
¡Se podrán escapar de la justicia humana, pero, de
la justicia divina JAMÁS!
Por:
Eric Enrique Aragón
Eric Enrique Aragón
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