Cada año que se va, además de dejar huellas en el cuerpo humano; también, hunde más al hombre en la vanidad, el orgullo y en la falsa creencia de que es autosuficiente y poderoso.
Este Año Nuevo 2012, los seres humanos deberían hacer un alto a su vida superficial-aunque sea unos minutos- y buscar un lugar propicio para reflexionar profundamente sobre el pasado, presente y futuro.
Louis Evely, educador francés, sostenía que el hombre moderno conoció varias humillaciones. Nicolás Copérnico, astrónomo polaco, al demostrar que la Tierra no es el centro del universo; sino, que gira alrededor del Sol; le asestó un duro golpe y la más grande humillación a la humanidad.
Posteriormente, con el desarrollo de la tecnología, de forma contundente, se demostró que nuestro planeta (Tierra), es un minúsculo astro en el inmenso espacio… Tan frágil es nuestro planeta, que si uno de los meteoritos de cierta magnitud, que viajan por el espacio; se aproximara demasiado a la Tierra, el daño podría ser considerable. ¡Ahora imagínese que ocurriría si este cuerpo celeste se estrellara contra el planeta!
¡Lo irónico de todo esto, es que la humanidad con todos sus genios científicos, su tecnología altamente sofisticada y el poderío económico y militar que tiene: NO PUEDE HACER ABSOLUTAMENTE NADA! ¡Qué indefensa está la raza humana!
Otro caso que evidencia la debilidad del ser humano, es el caso del apóstol San Pedro. Este le aseguró a Jesús que siempre lo seguiría. Jesús le contestó: que antes de que cantara el gallo, lo negaría tres veces. Y así fue… Después que apresaron a Nuestro Señor Jesucristo, Pedro al verse amenazado dijo: que no conocía al Salvador (Jesús).
A pesar de que Pedro lo negó tres veces, Jesús le tenía mucha consideración; al extremo de que lo utilizó como símbolo, cuando le dijo: que él (Pedro) sería la roca sobre la cual se edificaría la Iglesia Cristiana.
Nuestro Señor Jesucristo sabe perfectamente (Dios nuestro Creador), que somos débiles, que podemos claudicar o sucumbir ante cualquier problema o amenaza… Lo más seguro es que si nos mantenemos orando o clamando a Dios y a Jesús, ellos nos ayudarán a librarnos del mal.
Lo que sí es una falta ante Dios y nuestros semejantes, que demuestra total ignorancia y necedad, es creer que por más dinero, títulos universitarios o poder político o de otra índole que tenga un ser humano, puede ser autosuficiente y que no necesita a nadie ni a Dios.
La vida está llena de sorpresas. En unos cuantos minutos la vida de una persona puede cambiar radicalmente: por una enfermedad, pérdida del empleo, quiebra de una empresa; accidente automovilístico, desastre natural, separación de los esposos, muerte de un ser querido, etc.
La enseñanza de todo esto, es que somos débiles, no importa lo que hagamos o tengamos… De nada servirá que seamos orgullosos y jactanciosos. ¡Siempre seremos débiles!
Lo único que vale en la vida: estar con la familia, ser solidario con los más necesitados y buscar diariamente la bendición de Dios.
1 de enero de 2012
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