Hace unos años escribí un artículo para esta misma
revista, titulado: “La fragilidad humana”. En el escrito hacía referencia a la
vulnerabilidad de todos nosotros. Y por supuesto no soy el único que lo ha escrito.
A lo largo de la historia humana innumerables filósofos, hombres sabios y
escritores lo han señalado… y de algo si podemos estar seguros, de que esta realidad no va a
cambiar jamás mientras seamos mortales imperfectos y arrogantes.
Una vez más una calamidad coloca a la población
mundial al borde de la desesperación y muerte (véase por ejemplo:Viruela, Sarampión, Gripe
Española, Peste Bubónica, VIH, El Cólera, Gripe A H1N1 ).
Lo más irónico
es que Europa, región donde se encuentran los países más desarrollados del
planeta; y las superpotencias como los Estados Unidos de América, China y Rusia, están totalmente indefensas ante el
Coronavirus, causante de la enfermedad infecciosa COVID-19, que hasta este
momento no tiene cura.
Quizás no sea la enfermedad más cruel y mortífera de
la historia, pero ha puesto al mundo en una crisis de salud pública y económica,
que con todas sus riquezas, tecnología y súper ejércitos no puede detener.
Simplemente se depende de lo más básico para controlar
la enfermedad. Los buenos hábitos de conducta y aseo, reglas que nos enseñaban
en la escuelita hace 50 años, ahora son obligatorias para derrotar al
COVID-19 ¡Qué ironía!
Cuando el Coronavirus atacó a China, miles de personas
hicieron poco caso en Europa; al igual que gobernantes y gente famosa le
restaron importancia, algunos hasta llegaron a burlarse. Unos días después todo cambió “el poco me importa” se convirtió en caos, dolor, enfermedad, muerte, cuarentena
y crisis económica para Europa, América y el resto de naciones.
Lo que sí ha quedado -una vez más- bien claro, es que
el hombre y los países con todo sus recursos no pueden ni podrán JAMÁS detener las
catástrofes naturales ni biológicas cuando éstas arremeten contra los mortales.
Lo más triste es que la humanidad ha recibido golpes
mortales a lo largo de la historia, seguimos recibiéndolos y seguro que igual
será en el futuro... y no APRENDEMOS nada positivo.
Lo primero y lo único para que le vaya mejor a la humanidad es dar RESPETO a
nuestro Creador. Y no piensen que voy a caer en el fanatismo religioso, como muchos supuestos líderes de iglesias, que están pregonando que Dios les reveló todo antes de que esto pasara. No es así. Ya esto venía. Simplemente son
personas que manejan muy bien la psicología humana y se aprovechan de la
candidez y necesidades de la gente.
Entiéndase por respeto a Dios dedicarle todos los días
una oración como el Padre Nuestro y el Salmo 23. Pero todo esto va más allá de
levantar las manos, emocionarse exageradamente o tirarse al piso… Se trata de un
sistema de vida o de la conducta diaria de cada uno de nosotros.
Profesar la Fe Cristiana y dedicar un rato todos los
días a dar Gracias por todo a Nuestro Señor Jesús y al Padre Celestial, se
traduce en amar y buscar la unidad familiar, respetar al prójimo, ser solidario
con los demás, dar en todo momento un buen ejemplo como parte de la sociedad;
motivar a los jóvenes para que cumplan diariamente con los
buenos modales, la consideración a los padres, mujeres, adultos, maestros y profesores. Ser
disciplinado, honesto, puntual, observar el cumplimiento de las
leyes, ser eficiente en el trabajo, educar bien a los niños, en fin, ser
agradecido con Dios, además de respetarlo, significa practicar todas las normas de conducta correctas
para una buena convivencia familiar y humana.
Jesús no sólo explicó la importancia de la salvación
del alma, sino, también se refirió a la buena convivencia entre los seres
humanos.
Por: Eric Enrique Aragón