La
guerra en el Medio Oriente ha dejado una herida muy profunda, tanto en la
nación israelí como en los habitantes de la Franja de Gaza. Este conflicto ha
causado un dolor que marcará a ambos pueblos durante muchos años, y,
lamentablemente, en una guerra así, jamás podrá existir un ganador.
El
odio y la venganza llenarán el corazón tanto de los palestinos como de los
israelíes durante mucho tiempo. Sin exagerar, estas emociones dañinas pasarán
de generación a generación. La realidad de todo ésto, es que la venganza seguirá
haciendo estragos en el futuro. Sin embargo, sí existe una forma de reducir
este odio y es llevando una mejor calidad de vida, amor y protección a niños,
adolescentes y madres, que resultaron afectados directamente
por este conflicto. Y este objetivo se logra únicamente en tiempos de paz.
Lo
cierto es que había que parar esta guerra entre Israel y el grupo Hamas, porque
estaba latente el riesgo de que se expandiera a toda la región, y aunque Estados
Unidos entrara en el conflicto, el planeta entero corría el peligro de ser afectado
más de lo que está por el cambio climático y los conflictos regionales.
Pero
lo más crítico de esta guerra en la Franja de Gaza, es el ambiente infernal que
vive la población inocente: los bebés y niños muertos, desmembrados y en un
estado crítico de desnutrición; y por supuesto, las miles de madres que lloran sin
consuelo alguno a sus hijos muertos…
Para
la gente del mundo, principalmente, padres y madres que aman a sus hijos, lo
que sufren estos niños y lo que sufrieron nuestros hermanos israelíes, cuando
fueron atacados cruelmente por los extremistas, es un dolor que se siente en
carne viva y que nadie quisiera, porque pueden ser nuestros hijos…
Cuando
el presidente del país más poderoso de la tierra tomó posesión de su cargo, lo primero
que hizo fue dar gracias a Dios. Y el Ser Supremo jamás abandona a quienes son agradecidos
con Él.
Estados
Unidos pudo usar todo su poderío militar para acabar con la guerra; no
obstante, la sabiduría se impuso, ya que terminar la guerra con más guerra sólo
engendra más odio y muerte.
La
sabiduría y el carácter del presidente Donald Trump fueron determinantes para
que el ejército israelí, movido por el odio total (y con razón), cuya meta
hasta el final, era la destrucción del grupo Hamas y sus colaboradores; y por
otro lado, un grupo extremista, que nunca iba a ceder, porque lo cierto es que
iban a combatir debajo de las piedras… “LLEGARAN A UN ACUERDO DE PAZ”.
La
mayoría de israelíes y los habitantes de la Franja de Gaza, que vivían con el
miedo permanente de que los misiles les arrebatara la vida, AGRADECEN a Dios por
utilizar al presidente Trump como mensajero de paz.
El
presidente de Estados Unidos demostró que con la sabiduría, todavía en estos
tiempos difíciles se puede llevar paz, salud y comida a las poblaciones
inocentes que quedan atrapadas por las guerras.
Dios
bendice con sabiduría a quienes son agradecidos con Él.
Por: Eric Aragón
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