Todas las naciones latinoamericanas han luchado con esmero y
tesón, desde hace un poco más de dos siglos, para librarse de la opresión y la
esclavitud. Primero hubo que enfrentar
con sangre y fuego a los poderosos conquistadores y colonizadores que venían
del Viejo Mundo. Posteriormente, en décadas más recientes, una vez más las
naciones de América Latina tuvieron que enfrentarse a las feroces dictaduras
militares (su propia gente); apoyadas por el capitalismo o por la extrema
izquierda. No importa cuál era la tendencia, lo único cierto es que ambas eran
contrarias a los principios por los cuales siempre –desde la antigüedad-
combatieron casi todas las naciones del mundo: “Libertad, Igualdad y Justicia”.
Cuando creíamos que América Latina estaba en este
siglo 21, alcanzando mejores niveles de desarrollo, democracia y justicia; nos
damos cuenta que realmente estuvimos retrocediendo en lugar de avanzar. Es decir, sin hacer ningún alto, se ha caído
en un estado de degradación moral, que ha corrompido casi -en su máxima expresión- a todos los órganos del Estado y a la sociedad en general. “Ningún sector de la
sociedad se escapa de este cáncer”.
Lo peor es cuando la administración de justicia no
funciona y es selectiva en sus investigaciones, acusaciones y fallos. Esto si
es un problema grave, pues, es una clara demostración de que los gobiernos
y el poder económico dictan las reglas que deben seguir los administradores de
justicia o éstos primero se fijan en quien está delante de ellos para
investigar o dar el fallo.
Justicia desigual y amañada es equivalente a una: "Justicia Selectiva".
¿Qué hacer?
“Los pueblos siempre tendrán el poder real si actúan
con su conciencia” No les dé el voto a esos candidatos corruptos que desean
reelegirse y tampoco a su partido para que vean ellos que los ciudadanos tienen
mayor poder.
Por otro lado, los distintos sectores de la sociedad que no están contaminados y desean mejores días para sus hijos y nietos,
incluyendo a los medios de comunicación, cuestionen y pongan en evidencia estas
malas prácticas de corrupción e inmoralidad de los políticos y administradores
de justicia.
“El pueblo siempre ha vencido y seguirá vencedor”.
Por: Eric Enrique Aragón
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