Casi todos los gobiernos de los países afectados por
el COVID-19, han declarado la emergencia nacional, y aquellos que aún no lo
hacen, sin lugar a dudas lo harán tarde o temprano.
Esta es una figura jurídica que permite la Carta Magna
de cada nación y las normas relacionadas -en este caso específico- con el tema
de la salud pública; de modo tal, que los gobernantes puedan agilizar todos los
procesos burocráticos de compras, hacer uso de fondos públicos y ejecutar una
serie de medidas drásticas; por ejemplo, restringir el libre tránsito de las personas o
establecer una cuarentena total, con el propósito de salvar
vidas.
Por supuesto, la misma Constitución Política, señala
las razones. La PANDEMIA causada por el CORONAVIRUS, es una razón para tal fin.
La República de Panamá (al igual que otros Estados), declaró el Estado de
Emergencia Nacional.
Apoyamos totalmente a las autoridades gubernamentales
que liderizan esta lucha y a todos los panameños que de una u otra manera
contribuyen a salvar vidas y a la logística necesaria para derrotar al enemigo de la humanidad llamado: CORONAVIRUS (COVID-19).
También, agradecemos a quienes se ajustan con
responsabilidad a la cuarentena total, cuyo propósito es preservar la vida de
todos nosotros.
No podemos olvidar a las iglesias que oran por Panamá
y por el mundo entero.
Y como siempre
lo digo y jamás me cansaré de hacerlo -entretanto Dios me lo permita- nuestro
mayor agradecimiento debe ser para Nuestro Creador y no sólo en tiempos de infortunios... ¡Nunca lo olvidemos!
Con tristeza hay que condenar a nacionales
y extranjeros que violan la cuarentena sin ninguna justificación de peso,
atentando con la vida de ellos y de los demás. Igual hay que castigar a los que
se dedican a robar, estafar, hacer llamadas engañosas, difundir noticias falsas
y sin sustento científico a través de las redes; en fin, a todos aquellos que
se aprovechan de la PANDEMIA para realizar actos fraudulentos.
Sin embargo, tengo que resaltar
con toda seriedad y conocimiento, que una gran cantidad de nacionales se ven
obligados a salir de sus casas violando las reglas de la cuarentena ¨por razones de peso¨. Es difícil que estas razones las entiendan aquellas personas privilegiadas que no conocen
la idiosincrasia ni las necesidades de la gente trabajadora y marginada de los
barrios.
Los jubilados confrontan una
realidad desde hace largo tiempo. Gran porcentaje de ellos son estafados,
engañados y robados por gente en quienes ellos han confiado y por sus propios
familiares. Eso explica porqué ellos
salieron a buscar y cambiar sus cheques o retirar de los cajeros automáticos el
dinero.
Largas filas de ancianos enfermos
y altamente vulnerables frente al COVID-19. No los podemos culpar por cuidar el
dinero, que para muchos es la diferencia entre la vida y la muerte. Ahora más
que nunca deben proteger su limitado efectivo para comprar comida y medicinas.
Los supermercados tienen que
buscar otros mecanismos que sean más eficientes en el retiro y cambio de cheques, y compra
de alimentos por parte de los jubilados, y por los consumidores en general; ya
que la gente va a estos establecimientos y se encuentra con largas filas y
cuando uno ve el reloj ya pasaron las dos horas permitidas por el Decreto…
¿Y por qué la gente va a los supermercados
cuando las tiendas o abarroterías están más cerca? Precisamente, porqué en las
tiendas los precios son más altos, y algunas ahora han aumentado los precios.
Así que el pueblo se ve obligado a ir a los supermercados para ¨estirar¨ ese
dólar y más ahora que la clase trabajadora, se está quedando sin efectivo y sin
trabajo. Y vale la pena mencionar que algunos supermercados están cerca y otros
más distantes del lugar de residencia de los clientes.
Entonces, aquí es dónde los
analistas y asesores gubernamentales, deben utilizar el ingenio y demostrar la
capacidad que tienen para resolver los problemas comunitarios, sin tantos
regaños. Lo ideal sería que la mayoría
de consumidores pudiesen encontrar todos los productos necesarios y a precio
justo, en las tiendas, abarroterías o pulperías, que están cerca de sus casas.
Y nuevamente hago énfasis en
qué los supermercados deben implementar estrategias más efectivas de logística.
Por ejemplo, hacer un reordenamiento de los productos para que los compradores
que entran a los supermercados encuentren todo con facilidad y salgan más
rápido de modo que las filas avancen en tiempo récord. Otra medida podría ser:
probar con reparto domiciliario. En fin, inventen nuevas estrategias, analicen,
piensen, ahora es cuando hay que ser creativo y deben aparecer los ingenieros y
especialistas en logística.
Por: Eric Aragón