En el capítulo 57, Dios hace referencia a la rebeldía
de la nación hebrea; además, hace evidente su enojo y al mismo tiempo dolor,
por el camino equivocado que ha tomado en muchas ocasiones el pueblo escogido
por Él para ejemplo de los gentiles (el mundo entero).
A pesar de que liberó a los israelitas de la
esclavitud y de sus enemigos; éstos optaron una y otra vez por apartarse del
camino marcado por El Dios de Israel y adorar otros dioses; sin embargo, en el
capítulo 57 y en otros pasajes del mismo libro, se deja ver claramente “la gran
e infinita misericordia del Altísimo”.
Dios tuvo compasión por la nación rebelde de Israel.
Una y otra vez lo demostró. Léase el capítulo 57 del libro de Isaías y usted
podrá entender la compasión y el perdón que Dios tuvo por su pueblo.
¿Quién de nosotros perdona y ayuda a semejantes que nos
han maltratado, humillado y denigrado como lo hizo Dios con
Israel, en la antigüedad? Es muy difícil que perdonemos y ayudemos a una
persona que nos ha hecho daño reiteradamente. ¡Tal vez perdonemos una sola vez!
Lo más seguro es que lo hagamos con cierta reserva… Pero, hacerlo varias veces
a la misma persona, lo dudo mucho. ¡Quizás de boca nada más…! De corazón no
creo…
No obstante, el Dios de Israel y de todos los que
somos cristianos, sí lo hace con nosotros, tantas veces como sea necesario. Por
eso, Dios es grande en misericordia y bondad.
Si nos vamos a un lugar dónde
nada ni nadie nos interrumpa, de manera tal que podamos hacer un recuento de
nuestra existencia, desde el primer momento que comenzamos a tener uso de
razón, algunos nos daremos cuenta que pasamos por tiempos muy difíciles; incluso,
donde lo perdimos todo: familia, bienes materiales, la motivación de vivir, la
buena conducta; en fin, estuvimos en lo más profundo del oscurantismo humano, a
tal extremo que todos nos dieron la espalda.
Lo más hermoso de todo esto, es
que finalmente descubriremos que Dios siempre estuvo a nuestro lado y estará
siempre caminando conmigo y contigo, sea cual sea el camino que sigamos…
Por:
Eric Enrique Aragón