Los bienes materiales son importantes, sobre todo el
dinero. En cualquier país de nuestro planeta, se pueden resolver muchos
problemas con el hecho de tener dinero. Por ejemplo, se puede pagar la casa, la
escuela de los hijos, comprar los alimentos necesarios para la vida, cubrir los
gastos de una operación quirúrgica o hacer una donación para una noble causa.
Éstos son algunos excelentes usos que se le puede dar
al dinero; sin embargo, existe algo que es difícil de percibir “a simple vista”,
pues requiere más agudeza mental, pero, es tan esencial como el dinero; tal vez
más importante, porque tiene que ver con los sentimientos del ser humano; es
decir, aquello que está en nuestro interior y que nos impulsa a seguir el largo
sendero de nuestra existencia, que por las leyes naturales, está lleno de
espinas, que pueden causar mucho dolor, a veces difícil de superar.
“Las palabras tienen un efecto poderoso sobre las
personas”. Con ellas podemos solucionar cualquier percance o complicarlo más; motivar
o destruir el futuro de un niño, consolidar o desintegrar una familia; motivar o desmotivar a un trabajador; llevar deseos de vivir a millones de personas
enfermas, o simplemente, no hacer nada…
La idea es que cada ser humano esté consciente de que
vino a este mundo con un bello y noble Don, que adorna su vida: “el don de
utilizar las palabras para llevar esperanza, fe, motivación y deseos de vivir a
muchos semejantes que necesitan de nosotros".
Lo importante es que usted convierta sus palabras en “Palabras
Mágicas”, que lleven vida a los demás y no destrucción…
Para que estas palabras sean mágicas, primero, debe
hablar con el Dios de bondad que siempre está cerca. Basta con pronunciar su
nombre y el responderá sin fallar a nuestras súplicas. Lo que sigue dependerá
del grado de sinceridad y deseos que usted tenga de ayudar a los demás.
Recuerde
cuando usted lleva alegría a los demás, “las puertas del cielo se abrirán” y
caerán muchas bendiciones sobre usted y su familia.
Al Dios que está en los cielos y a su hijo Jesucristo,
sean todas las alabanzas eternamente…
Por:
Eric Enrique Aragón
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