jueves, 9 de diciembre de 2010

¡Hasta cuándo el abuso sexual contra los niños…!

Es inaudito que aún en este siglo 21, tengamos que leer noticias tan desgarradoras, como la que publicó un medio informativo de Canadá.

La noticia se refería al desmantelamiento de una red internacional de pornografía infantil. En total, 25 niños, de los cuales 12 eran canadienses, pudieron ser salvados.

Pero, lo más aterrador era lo que seguía en la noticia. Los detenidos –o mejor dicho los monstruos- que se dedicaban a elaborar y distribuir el material pornográfico, utilizaban niños de 4 años, los cuales eran agredidos, violados, y golpeados ¡Bueno…! Imagínese lo más satánico y aterrador contra un bebé de 4 años –que pueden ser nuestros hijos-.
¿Dónde está la protección del Estado? Todos los gobiernos en representación del Estado, tienen la obligación por ley, de proteger a los seres más vulnerables: los infantes. Casi en todas las constituciones de los países, y sobre todo, en las naciones de Europa y América, se establecen normas de protección a los niños y a la familia (pareciera que son adornos). E igualmente se firman muchos acuerdos internacionales sobre el mismo tema; además, existe una gran cantidad de fundaciones que directa o indirectamente tienen que ver con esta labor.

Asimismo cada uno de nosotros tiene que cuidar a sus hijos y colaborar con aquellas campañas que se hagan para sacar de la calle a los niños abandonados y ayudar a las familias más vulnerables.

Las redes internacionales que se dedican a la pornografía infantil, tienen secuaces en todos los países, que se dedican a buscar a estos niños vulnerables ¿Cuáles? Los niños que viven en las calles o forman parte de familias desintegradas o en la extrema pobreza. Los niños que nadie vigila y son fáciles de confabular o secuestrar.

En fin, la pornografía es uno de los negocios más prósperos del planeta. Y tiene que ver mucho con la demanda. La juventud hoy día se la pasa viendo pornografía en la Internet. Y esto es natural, pues, los sistemas educativos, los valores morales, y las instituciones que tienen que instruir mejor a nuestros jóvenes no están cumpliendo con ese rol.

Por otro lado los adultos con mentes torcidas que pagan por la pornografía infantil, son los que mantienen esta aterradora industria tan lucrativa.

Pero, cada gobierno en conjunto con las instituciones y fundaciones que se dedican a proteger a los niños y a las familia vulnerables, tienen el poder político, la capacidad y los recursos para enfrentar este problema y cerrarles las puertas a estas organizaciones criminales, que por cierto, utilizan la mejor tecnología y grandes recursos financieros.

En esta navidad hagamos todo el esfuerzo, en la medida que nos corresponda, para acabar con este negocio, que ha salido del mismo infierno.

Lo más importante es practicar y sentir la FE CRISTIANA. El único que nos puede dar la sabiduría y las herramientas para acabar con este infierno, que destruye a nuestros inocentes y desamparados niños, es Nuestro Señor Jesucristo.

Por:
Eric Enrique Aragón9 de diciembre de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

Niños sicarios ¿Y quién los ayuda?

Además de ser una noticia que despierta la curiosidad, el morbo y vende muchos periódicos ¿Qué estamos haciendo nosotros para evitar esta aterradora situación? Permítame, apreciado lector, repetir el título de un artículo que escribí hace unos días: “TODOS SOMOS CULPABLES” y jamás olvide que mañana “el niño sicario” puede ser un familiar suyo.

Los principales diarios del mundo hace pocas horas, presentaban con grandes titulares, la noticia de la detención de un niño de tan solo 14 años, en el estado de Morelos, México; cuyo trabajo era matar y degollar cuerpos, como él mismo lo declaró.

Véase la noticia en algunos destacados periódicos.

Cuernavaca, Morelos Viernes 03 de diciembre de 2010. JUSTINO MIRANDA El Universal. Edgard "N", "El Ponchis", de 14 años de edad, acusado de degollar a los adversarios del cártel de los Beltrán Leyva en Morelos, fue detenido por soldados de la 24 zona militar la noche de ayer en el aeropuerto estatal "Mariano Matamoros", a 17 kilómetros al sur de la capital morelense, junto con dos de sus hermanas.

México, D.F., 3 de diciembre.- A los once años de edad, el crimen organizado lo secuestró y lo sometió a sus filas con la intimidación de una amenaza de muerte. Su trabajo consistía en degollar cuerpos. Fuente: diario Proceso.com.mx

Junto con 'El Ponchis' fueron detenidas sus dos hermanas, de 17 y 23 años, conocidas como 'Las Chavelas', que, de acuerdo con las investigaciones, eran las que conducían vehículos con cuerpos desmembrados para arrojarlos a la autopista México-Acapulco. Fuente: diario El Mundo, España, viernes 03/12/10. Actualizado 18:57h. (GMT-5).

Con el dolor en el alma, debemos aceptar que este niño sicario y todos los que violan la ley, tienen que ser sometidos a las sanciones que establecen las leyes penales de cada país. No obstante, las autoridades y la sociedad en general, deberían entender que ningún niño nace delincuente o asesino. Todos ellos hicieron lo mismo que nuestros hijos (o tal vez nunca conocieron ésto). ¡Gateaban! ¡Corrían por la casa! ¡lloraban para avisar que querían el biberón o estar en los brazos de alguien! ¡Qué hermosos se veían, cuando jugaban en la cuna o por el piso! ¡Y qué me dicen cuando estaban en nuestros brazos y no nos cansábamos de besarlos! Ningún niño nace delincuente ni asesino... Los adultos los convierten en eso...

Lo que intento decir a las autoridades de todos los países del mundo –y con todo respeto- es que los niños delincuentes; además de ser castigados merecen que hagamos el esfuerzo por salvarlos. Podría sustentar con hechos reales, que muchos ciudadanos productivos y con un buen ejemplo moral en la actualidad, tuvieron un funesto pasado delictivo. Pero, una mano amiga los ayudó.

Las instituciones estatales que se orientan a ver los problemas sociales, deben tratar de ser menos burocráticas y realmente cumplir con el rol para el cual fueron creadas: trabajar en beneficio de los niños, jóvenes y familias vulnerables.

Por ejemplo, este niño de 14 años "El Ponchis", acusado de degollar a los adversarios del cártel de los Beltrán Leyva en Morelos (México); tuvo que padecer ciertas situaciones, desde que era un bebé, que lo llevaron a estos infernales caminos. Ningún niño o niña de 11 años, le dice a sus padres o tutores: ¡Me voy mamá a ser un asesino, vendedor de drogas o prostituta! Se trata de una serie de eventos que conducen al infante por este rumbo. ¡Y adivinen! Parece que es difícil comprender el asunto… ¿Quiénes son los verdaderos culpables, que deben ir a la cárcel? Respuesta: “Los progenitores y adultos responsables de los niños delincuentes”. ¡Vieron! No es difícil entender…

Las instituciones estatales de cada país (sociales) deben hacer un estudio sobre el origen de la conducta de los niños infractores, en conjunto con los organismos de investigación –pero que no sea un trabajo burocrático, que se perderá posteriormente en una gaveta-; que sea una labor, verdaderamente seria y responsable, con la finalidad de reducir los factores que conllevan a los niños y niñas a ser delincuentes, consumidores y vendedores de drogas y sicarios.

En este sentido, tanto los gobiernos como la empresa privada, deben apoyar a las organizaciones y fundaciones -responsables y transparentes- que se dedican a ayudar a las familias y niños vulnerables de la sociedad. Éstas requieren apoyo económico, logístico, alimentos y personas voluntarias que deseen colaborar.

En esta navidad, hagamos el esfuerzo de tomar un poquito, de esa gigantesca motivación que tenemos para comprar y festejar, Y PENSEMOS EN AYUDAR A LOS NIÑOS VULNARABLES DE NUESTROS PAÍSES.

Por: Eric Enrique Aragón
5 de diciembre de 2010

viernes, 3 de diciembre de 2010

Todos somos culpables

Todos los sectores de la sociedad, en mayor o menor grado, tenemos responsabilidad en el aumento de un grave problema, que afecta a las diferentes naciones. ¡Irónicamente! También, a los países más industrializados y con mejor economía.
La población en general ha perdido la sensibilidad humana. ¡Y nos atrevemos a decir que somos cristianos…! Las sociedades y los gobiernos se preocupan por muchas cosas, mas no son enérgicos en acabar con un mal que destruye los mismos cimientos de la sociedad, nos referimos a la célula del estado; es decir, a la familia y sus miembros más connotados y frágiles: los niños.

¿Cómo es posible que los gobernantes no entiendan la magnitud del problema? ¿Y qué se hizo esa gran inteligencia y excelente educación, que los debe llevar por el sendero de la sabiduría y la nobleza? ¿Cuál es la fe cristiana que profesan? ¡Porque la verdadera fe cristiana se basa en ayudar a los más necesitados! ¿Qué hicimos con la vergüenza, que ya no la sentimos? ¿Aún no comprendemos que una sociedad corrompida, afecta a las familias más encumbradas y pudientes?

Los poderosos señores de la política y la economía; al igual que cada uno de nosotros, tenemos el deber moral, cristiano y por el bien de nuestros propios hijos, de proteger con todo nuestro arsenal la SEMILLA, que dará abundantes frutos –y de hecho ya los está dando, pero, un gran porcentaje de los frutos están deteriorados.

Las agendas de gobierno, deben establecer como prioridad número uno, lo relativo a la educación y atención de la niñez. No debe ser un tema politiquero o una tarea “más del montón” que se atiende sin mucho significado, como lo hacen actualmente la mayor parte de los gobiernos.

Es inaudito que veamos niños deambulando por las calles, debajo de los puentes, casas abandonadas o habitando en los subterráneos de las urbes. ¿Por qué permitimos que vivan en la calle, pidan limosnas o los malévolos adultos se aprovechen de esos pobres y abandonados infantes, que piden a gritos nuestra ayuda? Es obvio que estos niños que carecen de una familia y del amor cristiano, sean vulnerables a las agresiones sexuales y físicas; además de ser reclutados por pandillas y delincuentes mayores.

No cabe la menor duda de que hay que felicitar y orar a Dios por aquellas fundaciones e iglesias, que de una manera seria, honrada y transparente, se dedican a socorrer a los niños abandonados y a las familias vulnerables. Estas organizaciones realizan una noble labor al proporcionar alimentos, vestidos, viviendas, becas escolares, y asistencia psicológica a pobres y abandonados niños –que puede ser su hijo el que mañana esté en estas paupérrimas condiciones-.

Los niños de la calle desarrollan sentimientos muy fuertes de odio, irá y venganza contra ellos mismos y todo lo que los rodea. ¿A quién debemos culpar? A cada uno de nosotros, los que componemos la sociedad, y que de una u otra forma podemos sentir la alegría de contar con una familia e hijos sanos y salvos, que podemos abrazar día y noche -una dádiva que nos ha dado Dios y que los niños de la calle desconocen, pero, en medio del llanto y del dolor, éstos sueñan con el amor de un hogar o algo que se le parezca-.

¡USTED! SI USTED MISMO, mire lo que más ama en la vida, SUS HIJOS ¡Verdad! En este instante pregúntese: ¿Yo los abandonaría en la calle, para que fuesen ultrajados, violados, maltratados física y emocionalmente; para que soportaran hambre, dolor, llanto y el infierno mismo, día a día? Su respuesta, sin pensarlo sería: ¡JAMÁS! ¡NO! ¡NO! ¡PRIMERO ENTREGO MI VIDA…! Ahora piense ¡Por favor! ¡Qué los niños de la calle podrían ser sus hijos…!

¡Haga un esfuerzo…! ¡Dios se lo pide! De lo mucho que Él le ha dado a usted gratuitamente, aunque sea un poquito, compártalo con algún niño necesitado de amor y apoyo material, que viva en su comunidad o ciudad… ¡Nuestro Señor Jesús le multiplicará lo que usted le ofrezca a los niños de la calle!

“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”

Léase el evangelio de Marcos, capítulo 10, versículos 13 – 16.



Por: Eric Enrique Aragón
3 de diciembre de 2010









miércoles, 1 de diciembre de 2010

Decisiones que matan

Miraba su reloj detenidamente. Éste señalaba las 4 y media de la mañana. El señor Pedro (se le cambió su nombre real) se encontraba en un hotel de las provincias centrales. Únicamente pudo dormir un par de horas nada más. Él vivía en la ciudad capital con su esposa y dos pequeños hijos. Era un buen esposo y muy amoroso con sus hijos.

Como era vendedor de una compañía reconocida, tuvo que venir a esta pequeña ciudad interiorana a entregar una mercancía. Había llegado el día anterior; a pesar de que terminó tarde su faena, en lugar de ir a descansar al hotel, prefirió tomarse unas cervezas en un bar.

Terminó de ver su reloj –parecía que hablaba con éste- y corrió a lavarse la cara (ni siquiera pensó que un buen baño le caería bien). Con su ropa en las manos, se subió rápidamente a su gran vehículo, un 4x4, que a pesar de estar un poco viejo, se observaba en excelentes condiciones por el buen mantenimiento que tenía.

Tenía una hora y media, aproximadamente, de estar conduciendo su vehículo. Sus párpados parecían dos piedras que se cerraban en fracción de segundos. Estaba pasando por un calvario. El señor estaba ansioso por tomarse una taza con café, pero, las fondas –pequeños restaurantes populares- no atendían aún a los clientes, a pesar de que ya eran las 6 de la mañana.

Más adelante se veía una curva. No parecía peligrosa… Realmente no lo era. Muy pocos accidentes han ocurrido aquí. De repente se escuchó un gran estruendo… El 4x4 se había estrellado contra un árbol. El señor Pedro había perdido el control de su vehículo. Su carro había quedado bastante destruido, sobre todo, en la parte frontal.

A pesar de que no le había pasado nada, ni siquiera un rasguño, gritaba de una manera desgarradora ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué Dios mío? En la calle se encontraban unos cuerpecitos destrozados. Eran tres hermanitos que iban caminando por la orilla de la carretera, como es normal que lo hagan muchos niños que asisten a la escuela de educación primaria que está más adelante.

Sus edades oscilaban entre los 6 y 11 años. Eran tres hermanitos que iban juntos a la escuelita y nunca más verán la luz del día. La mamá de ellos perdió la razón…Era una impresión muy fuerte para ella, ver a sus tres únicos hijos destrozados por un vehículo. Una familia donde no había comida muchas veces, pero, si amor, fue totalmente destruida. Y la familia del señor Pedro, también, fue destruida en su aspecto emocional y se desintegró físicamente.

Las dos familias fueron sometidas a las profundidades, nunca imaginadas, del terror y de la muerte, por una decisión que se tomó a la ligera, con total irresponsabilidad. ¡Qué le costaba al señor Pedro descansar un par de horas más!

¡Jamás! Se debe manejar con sueño, en estado de embriaguez o a una excesiva velocidad, que no le permita controlar el carro en caso de que se presente algún obstáculo inesperado. ¡Estas son decisiones que matan!

Todos los días nos vemos obligados a tomar decisiones, la mayoría no causan ningún daño si nos equivocamos. Pero, hay otras decisiones que debemos tomar, que "si pueden causar mucho daño a los demás y a nosotros mismos". Estas decisiones se deben tomar con mucho cuidado, porque pueden matar la felicidad, la paz, la confianza, la amistad, el matrimonio, destruir a los hijos o acabar con vidas inocentes, como aquellos tres hermanitos, que murieron destrozados por un conductor irresponsable.

Pidamos a Dios sabiduría para tomar buenas decisiones en la vida y escuchemos los sabios consejos de la gente que nos da un buen ejemplo de conducta.

Tomemos la decisión de no golpear a las mujeres y madres. Tomemos la decisión de no abandonar a los hijos. Tomemos la decisión de estar con nuestra familia y no con la gente de la calle. Tomemos la decisión de no usar el poder político y económico para avasallar a los demás. Tomemos la decisión de ser fiel a los seres amados. Tomemos la decisión de practicar la Fe Cristiana. Tomemos la decisión de cumplir con los deberes escolares (los estudiantes). Tomemos la decisión de pensar en los demás y ayudarlos a tomar buenas decisiones…. En fin… TOMEMOS LA DECISIÓN DE SER MEJORES SERES HUMANOS…


Por: Eric Enrique Aragón
1 de diciembre de 2010

viernes, 26 de noviembre de 2010

Noble gesto de solidaridad

Desde que escribí el artículo titulado “Nos pide ayuda a gritos ¡Sálvela!” que se refiere a la importancia y aún más que todo, a la urgente necesidad de practicar la SOLIDARIDAD; he sentido el deseo de compartir con ustedes –apreciados lectores- algo más sobre el tema…

He procurado imaginar aquella escena donde Jesús se preocupó por la necesidad de las personas que diligentemente lo acompañaban –en este caso era un problema material-. Tome unos pocos minutos de su laborioso día para leer este pasaje del evangelio según Marcos, capítulo 8, versículos 1 – 10. Le aseguro que únicamente serán unos diez minutos –el texto es corto-.

Jesús se preocupó por el hecho de que aquella gente que ya se iban, carecían de alimentos para comer durante el trayecto a sus respectivos hogares. Imagínense ustedes, que esta multitud tenían que recorrer grandes distancias (días) para llegar a sus casas, además estaban en ayunas. ¡Serio problema que tenían…! ¿Verdad?

Tal vez en ese momento hubo muchas murmuraciones en favor y en contra –actitud propia de los mortales- o quizás algunos le decían a Jesús: ¡No te preocupes, no es nuestro asunto! ¡Vámonos, pues, el viaje es largo…! Lamentablemente, una gran cantidad de mortales actúan de esta forma negativa. No ven ni les interesa las necesidades de los que están alrededor de ellos y peor aún, de sus propios familiares…

Todos nosotros sin tener un linaje divino como Nuestro Señor Jesuscristo, tenemos la oportunidad de ayudar, en algún momento de nuestra breve existencia, a un ser humano que tenga una necesidad.

Obviamente, en este mundo existen personas con mayor poder económico, político o de liderazgo, que deberían sentirse felices, porque tienen el privilegio de hacer una mayor contribución a la solución de los problemas de la gente marginada de las comunidades.
No tenemos que ir muy lejos a buscar a los necesitados de comida, vivienda, trabajo, educación, agua potable, apoyo emocional o de un buen consejo… ¡Aquí están...! ¡En mi comunidad, barrio, país, vecindario, área de trabajo o a mi lado…!

Mire a su alrededor y verá a los niños huérfanos, desnutridos, sin amor y sin una oportunidad escolar; a las mujeres maltratadas y a la familia desintegrada; a los que realmente desean trabajar con honradez y no hallan empleo; a los ancianos abandonados; al enfermo que no tiene recursos económicos para los medicamentos; a los jóvenes desorientados por falta de buenos ejemplos morales; en fin, la gente necesitada está cerca de usted…

¡Haga un esfuerzo de voluntad y ayude a uno, aunque sea! ¡Dios lo recompensará…! ¡Él conoce sus necesidades! ¡Las de usted...!

Por:
Eric Enrique Aragón26 de noviembre de 2010