A través
del tiempo el hombre, incluso en las sociedades más primitivas, ha buscado la
forma de expresar sus fracasos, frustraciones, temores, victorias, amores y
proezas (expresión popular).
Las leyendas
orales que pasaban de padres a hijos en la antigüedad; los músicos y poetas
medievales, llamados trovadores; al igual que las obras literarias como Las mil
y una noches, recopilación de cuentos del Medio Oriente Medieval; y más cerca
de los tiempos actuales, están las rancheras de México. Éstos son algunos ejemplos
de ingenio, creatividad e imaginación, que han utilizado los diferentes pueblos
como medio de expresión popular.
No podemos
pasar por alto los famosos refranes; es decir, dichos populares que encierran
gran sabiduría. “Tanto nadar para ahogarse en la orilla”, es un refrán muy
conocido.
Cuánta
decepción causaría un nadador que intente cruzar un río y llegando a la orilla,
después de haber superado lo más difícil, se ahogue. Así ocurre con muchas personas, que al final
del camino, tomaron la decisión de no hacer el último esfuerzo. Buscaron la vía
corta, lo fácil. Se colocaron a la
orilla del camino a pedir limosnas.
¿Por qué haces
eso? Tú no tienes necesidad. Tú cuentas
con grandes dones para llegar a la meta, “a la orilla del río”, ¿Cuáles? La
inteligencia, imaginación, creatividad, persistencia, y una voluntad
inquebrantable... Sin embargo, nada cae
del cielo. Tienes que descubrir tus fortalezas (habilidades) y desarrollarlas
paso a paso.
Casi todos los
seres humanos, en alguna etapa de la vida, pretenden alcanzar metas que han fijado. “Y gran cantidad de gente lucha con
sinceridad por alcanzar esos ideales”. Pero, lamentablemente, después de varios
años de sacrificio y empeño, tiran todo a la basura…
Cuántos hogares
se acaban en un abrir y cerrar de ojos; porque, alguno de los dos o ambos, consideran que hay ofertas mejores. ¿Y los hijos…? No importa lo que digan para justificar la
acción. Nunca han querido a sus hijos. Nada más trajeron al mundo a sus
vástagos y punto… Parejas que después de
varios años de compartir los momentos buenos y malos, como mandan las Sagradas
Escrituras, se separaron. “Se ahogaron cuando estaban cerca de la orilla del
río”. ¡Qué dolor!
Por otra parte, están aquéllos que tomaron la firme determinación de ser hombres y mujeres “de bien”; tal como lo
señala el primer Salmo de la Biblia: “Bienaventurado el varón que no anduvo en
camino de pecadores…”
Se repite la misma historia. Después de varios
años de proyectar una imagen ejemplar, tan rápido como el relámpago que cae, sucumbieron
ante el desenfreno de la sociedad actual -se dejaron llevar por el consejo de
malos.
No cabe la
menor duda... Para el hombre y la mujer, es más fácil practicar lo malo que lo bueno. Lo maravilloso es que aún la mayoría puede enmendar
el camino y salvarse de morir ahogado…
“Tenga plena
confianza en Dios y jamás deje de luchar por sus ideales" ¡Vale la pena!
Por:
Eric Enrique Aragón