miércoles, 5 de enero de 2011

Tu tesoro más preciado…

El ayer ya se fue de tus manos y no regresará jamás; el mañana aún no llega; el PRESENTE es tu tesoro más preciado, es tu realidad, porque de él depende todo tu futuro.

Utiliza de la mejor manera tu presente. Siembra buenas semillas hoy, para cosechar excelentes frutos en el futuro.

Realiza tareas positivas, practica lo bueno; se cortés, amable y cariñoso, con tu familia y con aquellos que te rodean; practica los valores morales, la honradez y la fe cristiana; esfuérzate por alcanzar tus ideales y sueños; se respetuoso y prudente en tus acciones y manera de hablar: y verás que tu futuro será mejor.

Hoy recoges lo que sembraste ayer; mañana recogerás lo que siembres en este momento.
Tu futuro será bueno o malo: todo dependerá de ti, de lo que hagas hoy.

En la vida hay que tener ideales. Los ideales son simplemente el oxígeno del espíritu. Significa trazarnos una ruta hacia el horizonte y seguirla. Puede ser una línea imaginaria desde el corazón o un sueño agradable que perseguimos…Pero hay que marchar en pos de su fin todos los días. Los ideales deben ser hondamente sentidos en nuestro corazón, en lo más profundo de nuestro ser y ellos deben ser una fuente de fortaleza y motivación para seguir luchando, en este mundo que a veces es cruel con nosotros.

Los ideales no pueden venderse ni encadenarse ni ser destruidos, porque obedecen a objetivos permanentes de la vida. Los ideales a veces nos llenan de satisfacción y otras veces de dolor. Nos alegran cuando los vemos triunfantes, y nos apenan cuando los vemos en derrota. Pero, ellos son superiores a la victoria o a la derrota, a la alegría y el dolor. Ellos permanecen para siempre…

Quien carece de ideales, se deja arrastrar por la vanidad, lo superficial y el vano materialismo. Pero, aquella persona que cree en los ideales, no le teme al futuro, porque tiene la materia prima que le da vida a su esperanza y la luz que ilumina su camino. Tengamos ideales y construyamos con ellos las obras maestras de la vida…

El verdadero intelectual e idealista, no tiene tiempo para detenerse a ver lo superficial de las cosas. Trabaja, piensa, habla y vive sus ideales, sin mucho tiempo para quejarse o lamentarse de las cosas negativas de la vida.

Si quieres ser un idealista, tener madurez y superarte: aprende a convivir con quienes no están de acuerdo con tus ideas, con quienes te atacan o critican todo lo que tú haces. Así es el mundo superficial. Tú estás por encima… ¡No lo olvides!

Tú puedes vencer todos los problemas si quieres. Continúa sin desanimarte, porque eres el único responsable de tus actos. Modifica tu modo de pensar, para que tu salud sea firme y estable.
Deja de quejarte de tus dolencias. Todos los seres humanos tienen problemas, éstos nos acompañarán siempre.
Aprende a estar por encima de las dificultades y recuerda que sin los problemas la vida sería aburrida y carente de sabiduría.

El pensamiento de fe y optimismo, es la mayor fuerza que tiene el ser humano. No te dejes sugestionar por palabras y pensamientos de desaliento. Siempre existe una solución para cualquier problema, por más difícil y complejo que sea.

Piensa positivamente, para atraer sólo pensamientos positivos, de paz y prosperidad. Si la ofensa y la calumnia te hieren, no te lamentes inútilmente, dedícate a trabajar.

Cuando te asalte la duda, permanece con el corazón firme y con el deseo de luchar hasta el fin.
Procura dar lo más que puedas: una buena palabra, una sonrisa, un gesto de estímulo; y un pensamiento generoso; y sentirás en tu corazón una gran verdad: ¡Es mucho mejor dar que recibir!



Por:
Eric Enrique Aragón
5 de enero de 2011






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