domingo, 29 de marzo de 2015

¿Quién representa a los niños marginados de este país?

¿Quién no quiere alimentar a los niños de este país?                                     
Palabras de la exviceministra de la Presidencia, investigada por el presunto delito de peculado. Véase La Prensa, 28 de marzo de 2015, Panamá.

El supuesto negociado entre funcionarios del gobierno anterior y empresarios, gira en torno al contrato de suministro de alimentos deshidratados a los estudiantes de todo el país.

Causa dolor y al mismo tiempo indignación creer que hay gente de tan duro corazón, que no les importa la miseria en la cual viven muchos niños que asisten a la escuela pública; tal vez con la única ilusión de comer algo.

En base a la información que se conoce públicamente del caso, se puede apreciar en forma clara una serie de elementos, que nos llevan a pensar si alguna vez estas personas con poder político y económico; consideraron los graves daños que pudieron ocasionar a la salud de los niños.

Configurar un contrato tan sensitivo, como lo es el suministro de comida a las escuelas públicas de Panamá, obliga a los que intervienen en el mismo, a ver cada detalle con una lupa. No se requiere un título de Harvard, ni siquiera de una escuela de primaria, para entender por lógica lo delicado del tema; puesto que se refiere a Salud Pública y los Derechos del Niño.

¡Increíble! Se hizo un contrato de comida con una empresa fantasma, sin domicilio ni referencias; y que luego de ser beneficiada con millones de dólares desaparece (antes de concluir el contrato). Le compra la comida a otra compañía que no está en Panamá, sino en Brasil; y para terminar con broche de oro, los alimentos que se distribuyeron carecían de Registro Sanitario (supuestamente). Con razón muchos estudiantes rechazaron estos alimentos y otros se enfermaron… Sin embargo, a ningún funcionario del Ministerio de Educación  le interesó la salud de los alumnos, como para protestar en forma enérgica por esta grave situación.

No sólo los hijos de todos los que estuvieron vinculados a este contrato son sagrados y merecen el cuidado de los adultos; también, aquellos pobres niños que van a la escuela pública, sobre todo, los de las regiones más apartadas de la nación, merecen el mismo trato y son hijos de Dios.


Por:
Eric Enrique Aragón                                                                                                                  

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