¿Quién no
quiere alimentar a los niños de este país?
Palabras de la exviceministra de la Presidencia, investigada por el presunto delito de peculado. Véase La Prensa, 28 de marzo de 2015, Panamá.
Palabras de la exviceministra de la Presidencia, investigada por el presunto delito de peculado. Véase La Prensa, 28 de marzo de 2015, Panamá.
El supuesto negociado entre funcionarios del gobierno
anterior y empresarios, gira en torno al contrato de suministro de alimentos
deshidratados a los estudiantes de todo el país.
Causa dolor y al mismo tiempo indignación creer que
hay gente de tan duro corazón, que no les importa la miseria en la cual viven
muchos niños que asisten a la escuela pública; tal vez con la única ilusión
de comer algo.
En base a la información que se conoce públicamente
del caso, se puede apreciar en forma clara una serie de elementos, que nos llevan a
pensar si alguna vez estas personas con poder político y económico; consideraron
los graves daños que pudieron ocasionar a la salud de los niños.
Configurar un contrato tan sensitivo, como lo es el
suministro de comida a las escuelas públicas de Panamá, obliga a los que
intervienen en el mismo, a ver cada detalle con una lupa. No se requiere un
título de Harvard, ni siquiera de una escuela de primaria, para entender por
lógica lo delicado del tema; puesto que se refiere a Salud Pública y los
Derechos del Niño.
¡Increíble! Se hizo un contrato de comida con una
empresa fantasma, sin domicilio ni referencias; y que luego de ser beneficiada con millones de dólares desaparece (antes de concluir el contrato). Le compra
la comida a otra compañía que no está en Panamá, sino en Brasil; y para
terminar con broche de oro, los alimentos que se distribuyeron
carecían de Registro Sanitario (supuestamente). Con razón muchos estudiantes rechazaron estos
alimentos y otros se enfermaron… Sin embargo, a ningún funcionario del Ministerio
de Educación le interesó la salud de los
alumnos, como para protestar en forma enérgica por esta grave situación.
No sólo los hijos de todos los que estuvieron
vinculados a este contrato son sagrados y merecen el cuidado de los adultos;
también, aquellos pobres niños que van a la escuela pública, sobre todo, los de
las regiones más apartadas de la nación, merecen el mismo trato y son hijos de
Dios.
Por:
Eric Enrique Aragón
Eric Enrique Aragón
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