Las promesas de Dios son leyes que no se pueden
cambiar. Él está por encima de todo y tiene el poder supremo para hacer o
deshacer; sin embargo, en este caso, no puede cambiar sus promesas, porque Él
no puede dudar de lo que ha prometido; si lo hiciera sería igual que los
mortales, que hoy prometen algo y mañana cambian sus palabras como resultado de
la imperfección humana.
Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre
para que se arrepienta. Él dijo ¿y no hará? Habló ¿y no lo ejecutará? Números,
cap.23, verso 19 (La Biblia).
Dios Padre hizo muchas promesas y su hijo cuando vino
a este mundo, también lo hizo. Éstas son leyes que cualquier ser humano sin
importar su condición social, económica o de cualquier otra índole puede
invocar y Dios que está en los cielos y en todas partes, tendrá que cumplir,
porque así Él lo ha dicho.
Lo maravilloso de todo es que ninguno de los dos lo
hará por obligación, sino, por amor. El amor de Dios no es mezquino ni perverso
como el de los seres humanos. El amor de Dios es perfecto y se describe en el
libro de la Biblia: I Corintios, cap. 13.
Entonces, no importa las necesidades, enfermedades,
sufrimientos o problemas que tenga un mortal, si éste le pide a Jesús con fe,
recibirá el auxilio que necesita, ya que es una “Promesa de Dios” ayudar a
todos aquellos que le piden con Fe.
Haga un ejercicio simple y pídale a Jesús de acuerdo a
su necesidad. Que le calme un dolor de
muelas, hasta que consiga el dinero para ir donde el odontólogo. Rogarle que
cuando lleve las hojas de vida a las empresas, le den una oportunidad de
trabajo. Hágale la petición que muchos clientes lo contraten si presta un
servicio independiente; o que le ayude por medio del trabajo a conseguir el
dinero para pagar la casa y así no quedar en la calle. Pedirle buena salud
física, mental, emocional y espiritual para la familia…
En resumen, todo lo que se pida a Dios, creyendo que
Él es Todopoderoso, lleno de Misericordia y de Amor infinito: no dude que
recibirá el socorro necesario. Pues, un Dios que sacrificó a su propio hijo
para salvar a la perversa humanidad, Jamás nos abandonará en los momentos
difíciles de la vida.
Por: Eric Aragón