Existen muchos trabajos de investigación
realizados por especialistas en el campo de la psicología, criminología y otras ramas relacionadas
con el comportamiento humano, que demuestran que la ausencia de valores en el
entorno familiar influye más en la conducta antisocial de los adolescentes que
otros factores sociales.
De lo anterior se concluye que si los
jóvenes con problemas de conducta no son tratados a tiempo, se convertirán en ciudadanos
indiferentes a las responsabilidades que deberán asumir como parte de la
sociedad donde se desenvuelven.
Esta es una de las razones que explica
el comportamiento negativo de la clase política y de un gran porcentaje de la
población menor de 45 años.
El origen de la corrupción con todas
sus caretas, es que esta generación ha remplazado los valores tradicionales y
universales, tales como el respeto, la disciplina, puntualidad, honradez,
esfuerzo, trabajo y unidad familiar -por mencionar unos cuantos- por un código
nuevo de valores; donde se destaca la vanidad, la presunción, el desenfreno, el
no me importa con los demás, la belleza física, el dinero, los bienes materiales,
el menor esfuerzo y el “ juega vivo”; es decir, conseguir dinero y bienes materiales,
aunque se violen las leyes y se avasallen a los demás.
La tendencia en estos últimos años son
los escándalos y la incapacidad de los gobiernos de darle solución a los
problemas de la sociedad, que en gran parte son las mismas necesidades de
siempre y otros problemas que se suman producto del avance tecnológico, del
crecimiento poblacional, de los conflictos mundiales y la complejidad económica
y social que vive el mundo.
Ya no se puede aseverar que estos
conflictos son propios del tercer mundo o de las naciones menos desarrolladas.
En la actualidad hay tantos problemas de corrupción, incapacidad gubernamental
y problemas sociales en las economías en desarrollo como en los países llamados
del “primer mundo”.
Mientras la sociedad no regrese a la práctica y enseñanza de los valores tradicionales en el entorno familiar, en las escuelas y universidades, un porcentaje significativo de la clase política seguirá siendo corrupta e incompetente.
Por: Eric Aragón