Una gran enseñanza que nos ha dado la historia, es precisamente, que todos los mortales que se han creído poderosos y eternos, han sido víctimas de su propia naturaleza imperfecta.
Hombres poderosos, desde la época de los faraones y reyes, terminaron sus días de gloria de la forma más dramática; producto de revueltas populares, traiciones, conspiraciones, ataques externos o debilitados por crueles enfermedades.
Así actúa la humanidad: “¡Vamos ahora! Los que dicen: hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allá un año; gozaremos y ganaremos... ¡Cuando no sabéis lo que será mañana! Porqué ¿Qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece”. Libro de Santiago, capítulo 4, versículos 13-14, Nuevo Testamento.
Debe ser frustrante para el señor Hugo Chávez, sentirse limitado y sometido por una enfermedad, que nadie se la desea. ¡Así es la naturaleza! Por eso, somos mortales. Este personaje, que a principios de la década de los 90, hizo historia cuando comandó un ataque –en plena metrópoli de Caracas- para frenar al gobierno de otra “leyenda”, Carlos Andrés Pérez.
Antes de usted Chávez, hubo otro personaje que se sentía, tan poderoso, seguro e invencible, como usted. Pero, no por tener las armas; sino, por tener elegancia y poder de convencimiento, en cada discurso que pronunciaba; que casi arrastra a toda América Latina, a un gran suicidio, con aquello de que la deuda externa no se debía pagar o sólo el diez por ciento. Una deuda externa que ahogaba a los países latinoamericanos, como resultado, en parte por las malas administraciones públicas, amparadas por las dictaduras militares que gobernaban a punta de balas, en esos años. Y lógicamente, con el visto bueno de la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y por otro lado, su contraparte de la entonces, Unión Soviética (KGB). “Era una época difícil para todos los que la vivimos”
¿Y cómo finalizaron los días del joven estadista Alan García? Pues… Ya es historia… ¡Terminó muy mal! Acusado por abuso de poder y corrupción… Igual que todos los seres humanos, que pretenden abusar del poder y de los talentos que Dios o la naturaleza les regalaron (como quieran llamarle).
Ahora el señor Alan García, entiende que no se puede ir en contra de la democracia; las libertades y derechos humanos, la libertad de prensa; y que se deben respetar los acuerdos internacionales. También, aprendió que los buenos discursos, no bastan para administrar con eficiencia los recursos de una nación.
La moraleja de este asunto, es que no se debe abusar del poder, ni engañar a los demás y mucho menos, fingir una democracia y libertad de prensa, cuando en realidad no la hay. Tarde o temprano, las masas populares o la misma naturaleza, se encarga de quitarles abruptamente el poder…
¡Muy pocos tienen la oportunidad de enmendar el camino y entender el equilibrio que debe existir, entre todas las fuerzas de poder, como el mandatario Alan García! ¡El señor Hugo Chávez, debería ver la enfermedad que padece y que ningún cristiano se la desea; como una oportunidad que la vida misma le está dando para corregir algunos errores!
Señor Chávez, lo mejor que pueden hacer los seres humanos, cuando tienen una enfermedad, es pedirle a Dios la salud... Ni el mejor médico del mundo puede garantizar nada. ¡Usted lo sabe, porque fue monaguillo!
Y en segundo lugar, inicie una verdadera consolidación de la democracia, respeto a los derechos humanos y libertad de prensa… ¡Y no dude que será recordado como un real héroe de Venezuela! Y podrá caminar libremente por las calles de su país, cuando deje el gobierno como un hombre de paz. ¡Y no le haga caso al montón de manzanillos (aduladores) que le susurran al oído que todo está bien y qué usted es el único que puede gobernar…!
Por: Eric Enrique Aragón
17 de julio de 2011
17 de julio de 2011