lunes, 11 de julio de 2011

Políticos ¿Villanos o héroes?

¿Adónde quedan las promesas electorales que hacen los candidatos presidenciales?

¡Y por cierto! Promesas que cada vez son más temerarias… Ni siquiera el mismo Jesucristo se atrevió a aventurarse con tantas promesas.

Si la gente se tomara el tiempo de leer y comparar los folletos, que reparten los candidatos presidenciales, en cualquier país de América Latina, se darían cuenta de que todos: de una u otra forma, contienen lo mismo. Y es aceptable, puesto que los problemas que padecen los latinoamericanos, son similares: falta de vivienda, desempleo, inseguridad jurídica, persecución a la libertad de prensa y opinión, debilitamiento de los sistemas democráticos; el alza constante de los precios de los productos de primera necesidad. Falta de agua potable en muchos sectores, aguas negras, inundaciones en plena ciudad; un sistema educativo pésimo, altos índices de criminalidad –por las nubes-, corrupción en la administración pública; una juventud que carece de buenos ejemplos morales; en fin, los mismos problemas en todas las naciones… ¡Y que parecieran eternos…!

Honestamente, estos señores políticos se expresan de tal forma, como esos grandes oradores atenienses y romanos, ante los medios de comunicación –sobre todo los televisivos- que los grandes artistas de Hollywood, se quedan chicos; y logran causar tal impacto en el público, que hasta los más letrados se creen el “cuento”… Ya que lamentablemente, en la mayoría de los casos, sólo es un “lindo cuento”.

¡Qué tristeza! Qué los grandes talentos y la oportunidad que Dios, le ha brindado a los que llegan a la silla presidencial o a cualquier otro puesto público de alto perfil, únicamente los utilicen para el beneficio propio y no para ayudar a los sectores más necesitados de la población y verdaderamente, contribuir al desarrollo del país en todos las direcciones.

Sin lugar a dudas, estos políticos: engañadores, abusadores del poder, perseguidores de la libertad de expresión, los derechos humanos y la democracia, serán recordados siempre como VILLANOS.

Sin embargo, usted señor político, que desea ser presidente de su país, senador, parlamentario, alcalde, diputado u ocupar cualquier puesto público, que le permitirá aportar soluciones reales y permanentes, a los problemas de su país o comunidad; “no tiene que actuar como villano”.

Haga todo lo que esté a su alcance para ser un HÉROE y busque gente seria, responsable y honesta, que forme parte de su equipo de trabajo y lo asesore sabiamente.

¡Qué beneficioso sería para la nación y para los mismos políticos, si en lugar de ser villanos, optaran por ser héroes!

No cabe la menor duda, de que siempre serían recordados como grandes líderes y estadistas. Las cualidades para ser un gran líder político, no caen del cielo. Alcanzar este nivel requiere mucho sacrificio, empeño y persistencia; pero, lo más importante es que los políticos tengan el firme deseo de cambiar de actitud.

Primero deben comenzar con una limpieza espiritual. Mediante oraciones sinceras al Creador –el único que puede cambiar al ser humano- pídanle que les ayude a controlar aquellos sentimientos dañinos; tales como, la avaricia, vanidad, lujuria, intolerancia, ira, ambición, altivez y otras emociones negativas que llevan a los políticos a los niveles más bajos de corrupción y prepotencia; y les hacen creer que ellos –los gobernantes- deben ser eternos en el poder.

Por otra parte, es fundamental el equipo de trabajo que se tenga alrededor. Si se hace una buena elección de las personas, que integrarán el equipo; obviamente, la labor presidencial y de cualquier otro alto funcionario público, será más eficiente y aceptada por las mayorías (población).

Siempre habrá gente ambiciosa y negativa, metida de cabeza en los partidos políticos y en las contiendas electorales. Esto no ha cambiado ni cambiará. Políticos pidan sabiduría a Dios –como lo hizo el rey Salomón- para aprender a manejarse en forma correcta e inteligente, con todos los grupos que están alrededor de ustedes; y sobre todo, si ganan las elecciones.

Definitivamente, si los políticos, así como se afanan en tantas cosas efímeras y materiales, se preocuparan por desarrollar en ellos bellas cualidades, como lo son: la bondad, solidaridad, tolerancia, honradez, humildad, sencillez, misericordia, y el deseo de trabajar por el país; sin ninguna duda, estarían demostrando ante Dios, la familia y la nación entera, que aspiran a ser recordados como héroes y no como villanos.






Por:
Eric Enrique Aragón

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