jueves, 5 de mayo de 2011

¿Adónde están tus padres?

“Hijo: Honra a tu padre y a tu madre para que tengas bienestar y larga vida” Promesa divina.

Aquellas personas que por alguna razón, ya sea por asuntos de trabajo o porque viven cerca; con frecuencia transitan a pie o en carro, por los alrededores de la avenida Central y de la avenida B; al igual que por la plaza 5 de Mayo o por Calidonia (ciudad de Panamá), lo más probable es que vean a un señor: alto, de tez morena y de aproximadamente, 70 años de edad; recorriendo las calles (a paso ligero) y llevando en sus manos una larga varilla.

No cabe la menor duda, que el citado señor vive donde lo sorprenda la noche. Y come lo que algún bondadoso transeúnte -que siempre hay gracias a Dios- le regala; o de lo que pueda comprar, con las pocas monedas que halla en zanjas, huecos y alcantarillas, a orilla de las calles. Para tal fin utiliza la inseparable varilla.

¿Cómo un señor que debió ser en sus años de mozo: alto, fuerte y lleno de vida, terminó viviendo así? ¿Y sus hijos? ¿Acaso se portó tan mal, que no merece la misericordia de sus familiares?

Si la gente, sobre todo, aquellos que lamentablemente se burlan, se dedicaran a la tarea de conocer la historia de estas almas, que deambulan por las calles (también mujeres); quedarían atónitos al descubrir que cada uno tiene un relato sorprendente. Incluso, habría personas con títulos universitarios, de buenas familias y con hijos profesionales. Y ésta no es una cruel realidad de Panamá, sino, también, ocurre en el resto del mundo; y más en las naciones menos aventajadas.

Tal vez la mayoría llegó a esta calamidad, por decisiones equivocadas que tomaron en su juventud. Sin embargo, nadie debería aventurarse a juzgar a la familia o a los hijos, por ser indiferentes. Puede que hayan tenido razones muy fuertes para actuar así (los familiares) o quizás la persona que está por la calle les hizo mucho daño a sus hijos. En fin, sólo Dios lo sabe con certeza. ¡Recuerdan lo que dijo Jesús! “El que esté libre de pecados, que tire la primera piedra”.

Lo cierto es que si la gente que tiene casa y comida, todos los días; a veces tienen grandes sufrimientos; porque no pueden corregir los errores del pasado, que están afectando profundamente el presente… ¿Cómo no han de sufrir las personas que deambulan por las calles, cuyos mejores amigos son la miseria, el abandono, la infelicidad, la locura y algunas veces, el suicidio?

Es responsabilidad de los hijos que profesan la Fe Cristiana, si tienen a uno de sus padres o parientes, viviendo en condiciones infrahumanas, ofrecerles algún tipo de ayuda. “Practicar la bondad y el perdón engrandecen el alma”.

Y si no están sus progenitores por la calle; pero, los tiene en el olvido o se avergüenza de ellos, entonces, búsquelos y dígales –con un abrazo sincero- “Los amo, porque me dieron la vida”. “Los perdono y también, les pido el perdón”.

Nuestro Señor Jesucristo demostró la grandeza de la misericordia (el perdón), sacrificando su propia vida, para salvar a todo aquél que se acerca a Él con fe y sinceridad.

Además, en las Sagradas Escrituras, se establece: que todos los hijos que honran a sus padres, siempre les irá bien y tendrán larga vida en la tierra.



Por: Eric Enrique Aragón
5 de mayo de 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

Una galaxia diferente

Todo empezó en un día de verano. Un compañero de trabajo me invitó a la casa de su familia; los cuales acostumbran a reunirse, para celebrar la llegada de uno de sus parientes más destacados, que reside en Puerto Rico, desde hace varios lustros.

Estábamos todos sentados en la sala. ¡Por supuesto! Yo me encontraba tomando café –mi tradicional costumbre- y deleitando mi oído, con algunos boleros y baladas, que en ese instante se escuchaban. No recuerdo en qué momento me sumé a la conversación, lo cierto es que ésta se transformó –de repente- en una serie de cuestionamientos a la fe cristiana. Se hacían comentarios sumamente duros, a la indiferencia de Dios, frente a una sociedad que cada vez está más decadente y carente de toda clase de valores morales y cristianos.

Las críticas cada vez eran más negativas… Hasta se dijo que Dios era un racista, pues, así se catalogó al pueblo judío. Y que había sido injusto, al negarle a Moisés, la entrada a la Tierra Prometida, después de que este líder padeció muchas penurias y tuvo que enfrentarse a un pueblo duro de corazón y algunas veces, idólatra.

En tiempos pasados, hubiese reaccionado con mucha irá; porque soy un fiel creyente de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, en esta oportunidad sentí una gran inclinación hacia la tolerancia. Además, me cruzó por la mente la idea de que muchas personas han pasado por situaciones muy difíciles en la vida; que nadie alcanzaría a entender, únicamente aquellas que hayan experimentado lo mismo.

También, pensé que los seres humanos, que observan cómo otros semejantes que tienen tanto dinero, son insensibles a las necesidades de la humanidad; se sentían tan frustrados, que hablar en contra de Dios, era una forma de desahogo.

Recuerdo que les dije: “¡Bueno! No puedo contradecir lo que ustedes manifiestan, cada uno tiene su punto de vista diferente y sus razones; y eso se debe respetar. Estoy seguro que el mismo Jesucristo, siempre respetó a los demás, y jamás impuso que lo siguieran, a pesar, de que siempre estuvo dispuesto a ayudar; incluso, a sus detractores…”.

Seguía explicando mi punto de vista. “Yo pienso que tal vez, nosotros no entendemos estas cosas; porque nuestra mente es limitada. Si nosotros somos imperfectos, es obvio que vamos a ver todo con nuestras limitaciones. Si pudiéramos estar un día con Dios, quizás cambiaríamos de opinión. ¡He aquí la verdadera Fe! ¡Creer en lo imposible…! “

Alcancé a decirles, que ni siquiera los científicos, se atreven a descartar la posibilidad de que en alguna, de las más de 100 mil galaxias, pueda haber un sistema de vida superior al nuestro.

Finalicé mi intervención con la siguiente interrogante ¿Por qué no podemos pensar que allá, en ese infinito espacio, muy lejos o tal vez más cerca de lo que pensamos, existe una galaxia grande y poderosa, donde habita una Gran Rey, cuyo nombre es Jesucristo?

El mismo lo manifestó en los Evangelios: “Mi reino no es de este mundo”. Y en los Salmos se escribió: “El cielo es el trono de Dios y la tierra, el estrado de sus pies”.


Por:
Eric Enrique Aragón
26 de abril de 2011

viernes, 15 de abril de 2011

Masacre en Tamaulipas

“Las autoridades mexicanas culparon al grupo de narcotraficantes conocido como Los Zetas por el asesinato de 116 personas, cuyos cuerpos fueron descubiertos en fosas comunes cerca de la frontera con Estados Unidos”. Masacre que conmovió al continente y que se produjo en una parte de la ruta que utilizan los migrantes para intentar ingresar a Estados Unidos". Fuente: Voz de América (12/04/2011).

¡Lloraban de alegría! Tanto así que la esposa y sus pequeños cinco hijos, habían olvidado que no tenían nada para comer. El alboroto era, porque finalmente había llegado la partida de Jacinto (nombre ficticio), hacia el gran país norteño; como le decían ellos a los Estados Unidos de América.

Hacía un poco más de dos años, el señor Jacinto, cuya familia vive en un poblado de El Salvador –nación centroamericana- había estado planeando este viaje. La única característica de esta comunidad, es que todos sus habitantes; sobre todo los niños, están sumergidos en la más cruel pobreza, enfermedades e indiferencia del resto de la humanidad.

La esposa, marcada físicamente por la difícil existencia; y sus hijos, descalzos, enfermos y con hambre, daban gracias a Dios; ya que su suerte cambiaría, cuando el buen papá y esposo, les empezara a enviar dinero desde los Estados Unidos o de México, en caso de que se quedara trabajando en este último país. Le habían prometido un trabajo en una finca; en la cual le darían comida, vivienda y un buen salario… Jacinto estaba convencido de que su sacrificio por más de dos años, para reunir el dinero necesario para pagar una parte del precio establecido, a las personas (llamados Coyotes) que lo llevarían al Norte–por supuesto, todo era ilegal-, le daría mejores condiciones de vida a su amada familia.

Pasaron varios meses y entre lágrimas y lágrimas, y más penurias para los niños y ella; abrigaban la esperanza de que llegase alguna carta del esposo y hasta un dinerito. Todas las noches, la familia rezaba unida... Le pedían a Jesucristo que a Jacinto le fuese bien y que no trabajara tanto, porque podía enfermar de pulmonía, pues, se había ido un poco enfermo.

¡Qué dolor infernal! Todas las esperanzas de que llegara una vida mejor para los niños, se vino abajo… ¡Quién iba a imaginar que Jacinto iría a ser parte de una de las masacres más grande cerca de la frontera con Estados Unidos!

Jacinto sería asesinado, al igual que otras decenas de personas, que buscaban un mejor futuro para sus familias y lanzados a fosas comunes. “Jacinto sin saberlo, se subió al tren de la muerte, para nunca jamás regresar…” ¡Él sólo amaba a su familia…! (Este es un relato para ilustrar la dura realidad de las comunidades marginadas en Centroamérica. Necesitan con urgencia nuestra ayuda ...)

Cabe resaltar que casos similares, tal vez con menor cantidad de muertos; pero, con bastante frecuencia, vienen ocurriendo por toda América Latina: como resultado de las actividades del crimen organizado, que cada vez opera con más crueldad y desprecio por la vida humana. Y no podemos omitir el hecho –mencionado en informes internacionales sobre el narcotráfico y otros delitos- de que estas bandas criminales, con el dinero fácil, han corrompido a muchos empresarios, profesionales y servidores públicos (valores morales muy frágiles).

En el evangelio según San Mateo, capítulo 19, Nuestro Señor Jesús, le manifiesta a sus discípulos: “que sería más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.

En ninguna parte de la biblia se condena a las personas que tienen riquezas materiales; de hecho Dios bendijo a muchos profetas y seguidores, con bienes materiales (Abraham, Isaac, Jacob, Daniel, José, Moisés, David, y otros).

La parte negativa está en poner la confianza en el dinero, al extremo de olvidarse de los preceptos cristianos. Dios proporciona talentos (habilidades) a los seres humanos, para que éstos vivan bien –sana y cristianamente-; y de alguna forma los pongamos al servicio de los más necesitados.

Por último, los gobiernos, las autoridades locales, los empresarios, los gremios de profesionales, las iglesias y las fundaciones, tienen la responsabilidad –algunos moral y otros por ley- de conjugar todos los factores necesarios, para que las condiciones de vida sean mejor para los sectores más vulnerables de la sociedad. De esta forma estaremos salvando muchas vidas, que de otra manera terminarían, tal vez en fosas comunes, como las encontradas en el norteño estado de Tamaulipas.


Por: Eric Enrique Aragón

15 de abril de 2011

domingo, 10 de abril de 2011

Posada Carriles ¡Inocente!

Ningún ser humano en este mundo, que presuma ser cristiano o ser una persona de bien, puede aceptar métodos violentos para acabar con un régimen totalitario.

Sin embargo, se debe apreciar la otra cara de la moneda. Los gobiernos que llevan varios años aferrados al poder o que pretenden perpetuarse en éste, únicamente engendran más violencia, odio y rencor. ¡Irónicamente! Existen gobiernos en la actualidad, sobre todo, en Latinoamérica que con supuestos deseos de consolidar la democracia y traer bienestar a los más necesitados, hacen todo lo posible por aniquilar los derechos humanos y la libertad de expresión.

Los regímenes del mal utilizan toda clase de artimañas, tales como, la propaganda engañosa, injustos encarcelamientos, asesinatos, persecuciones, amedrentamientos y otras tácticas nefastas, que son parte de la agenda de los dictadores y sus secuaces. Lamentablemente, éste es el día a día, de ciertos países de África, Asia, América Latina y otras regiones, donde aún –en pleno siglo XXI- existen dictaduras y gobiernos de terror.

Frente a esta cruda realidad mundial, no sería extraño encontrar a miles y miles de personas como Posada Carriles, que comparten el mismo sentimiento de venganza y odio, hacia un gobierno que les arrebató la libertad, sus bienes y la misma vida, a sus familiares y amigos. Cuyo único delito que cometieron fue: Ejercer el derecho inalienable a la libertad, que tiene todo ser humano que viene a este mundo.

Al igual que Posada Carriles, también, hay que sentar en el banquillo de los acusados a todos los gobernantes, colaboradores y personas que utilizan el poder -ya sea económico o político- para avasallar, coartar los derechos humanos, masacrar y robarle las riquezas a los pueblos que depositan su confianza y esperanza (para alcanzar una mejor calidad de vida) en estos malvados hombres…

Posiblemente, en las deliberaciones del jurado, se consideró la otra cara de la moneda… Y a pesar de que los procedimientos usados por el señor Carriles, en su desesperación, por acabar con un régimen que ha gobernado la isla, con sangre y fuego, derramaron sangre inocente, dieron el Veredicto: Posada Carriles ¡INOCENTE!



Por: Eric Enrique Aragón

10 de abril de 2011

miércoles, 6 de abril de 2011

Persecución a los periodistas

El periodismo es una profesión que puede resultar peligrosa algunas veces. Todo depende hacia donde se dirijan las investigaciones y los comentarios.

Iniciar una serie de investigaciones de supuestos actos delictivos –siempre debe respetarse el principio de la presunción de inocencia- o permitir en un programa radial o televisivo, que los involucrados o víctimas, hagan denuncias graves o destapen un escándalo; definitivamente, que originará, sin lugar a dudas, una campaña de calumnias, injurias y amenazas, contra el periodista y el medio de comunicación.

En países con altos índices de criminalidad y corrupción, los periodistas son amenazados de muerte, y de hecho los organismos internacionales, relacionados con la defensa del periodismo y los derechos humanos, manejan estadísticas de periodistas asesinados, en el cumplimiento de su labor.

Todas las personas que dedican su vida, como los periodistas, a buscar la verdad, a defender los derechos humanos y la libertad de expresión; a fortalecer la democracia y a exigir que se haga justicia y que haya menos corrupción y más transparencia en la gestión de los gobiernos: SIEMPRE SE EXPONDRÁN A SER ATACADOS Y PERSEGUIDOS.

¿Qué debe hacer un periodista frente a las amenazas?

Lo más importante es que sea responsable y objetivo. Es decir, jamás haga un comentario o escriba sobre algo, si no ha hecho una investigación exhaustiva sobre un acto de corrupción. Igualmente, debe asegurarse de que las fuentes son fidedignas y cuenta con las suficientes pruebas para sustentar lo que dice o escribe. No debe cometerse el error de buscar la popularidad y la exclusividad de la noticia, sacrificando la objetividad del hecho.

Por otra parte, explique la situación por la cual atraviesa: a los gremios periodísticos, de defensa a los derechos humanos y libertad de prensa, a la iglesia y a toda la sociedad civil organizada –nacional e internacional-. El propósito de estas acciones es buscar apoyo de la ciudadanía decente. ¡Gracias a Dios! Siempre es la mayoría.

¡Importante! CUIDE A SU FAMILIA. Busque asesoría de personas expertas en seguridad y que hayan pasado por una situación similar. Hable con sus amigos, compañeros de trabajo y con todo el que pueda, acerca de los ataques. ¡Nunca subestime una amenaza por leve que sea!

¡SIEMPRE TENGA PRESENTE! Cuánto más denuncia públicamente las amenazas que le hacen, más les reduce el espacio de maniobra a sus verdugos.


¿Qué no debe hacer un periodista frente a las amenazas?

¡Jamás cuelgue los guantes! ¡No se rinda! Gracias al periodismo responsable y de investigación, los discípulos del mal, que lucran con los negocios infernales, que destruyen a nuestros niños, jóvenes y mujeres, cada día, tienen menos terreno para operar.

Ustedes los periodistas hacen una excelente y noble labor –casi divina- en favor de la democracia, los derechos humanos, el cambio climático y los recursos naturales; la moral, la justicia, la verdad, la Fe Cristiana, los niños, las mujeres, la juventud, y los más necesitados.

En fin, ustedes, Señores Periodistas, contribuyen a hacer de este planeta, un mundo mejor para nuestros hijos.



Por: Eric Enrique Aragón

6 de abril de 2011