domingo, 1 de mayo de 2011

Una galaxia diferente

Todo empezó en un día de verano. Un compañero de trabajo me invitó a la casa de su familia; los cuales acostumbran a reunirse, para celebrar la llegada de uno de sus parientes más destacados, que reside en Puerto Rico, desde hace varios lustros.

Estábamos todos sentados en la sala. ¡Por supuesto! Yo me encontraba tomando café –mi tradicional costumbre- y deleitando mi oído, con algunos boleros y baladas, que en ese instante se escuchaban. No recuerdo en qué momento me sumé a la conversación, lo cierto es que ésta se transformó –de repente- en una serie de cuestionamientos a la fe cristiana. Se hacían comentarios sumamente duros, a la indiferencia de Dios, frente a una sociedad que cada vez está más decadente y carente de toda clase de valores morales y cristianos.

Las críticas cada vez eran más negativas… Hasta se dijo que Dios era un racista, pues, así se catalogó al pueblo judío. Y que había sido injusto, al negarle a Moisés, la entrada a la Tierra Prometida, después de que este líder padeció muchas penurias y tuvo que enfrentarse a un pueblo duro de corazón y algunas veces, idólatra.

En tiempos pasados, hubiese reaccionado con mucha irá; porque soy un fiel creyente de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, en esta oportunidad sentí una gran inclinación hacia la tolerancia. Además, me cruzó por la mente la idea de que muchas personas han pasado por situaciones muy difíciles en la vida; que nadie alcanzaría a entender, únicamente aquellas que hayan experimentado lo mismo.

También, pensé que los seres humanos, que observan cómo otros semejantes que tienen tanto dinero, son insensibles a las necesidades de la humanidad; se sentían tan frustrados, que hablar en contra de Dios, era una forma de desahogo.

Recuerdo que les dije: “¡Bueno! No puedo contradecir lo que ustedes manifiestan, cada uno tiene su punto de vista diferente y sus razones; y eso se debe respetar. Estoy seguro que el mismo Jesucristo, siempre respetó a los demás, y jamás impuso que lo siguieran, a pesar, de que siempre estuvo dispuesto a ayudar; incluso, a sus detractores…”.

Seguía explicando mi punto de vista. “Yo pienso que tal vez, nosotros no entendemos estas cosas; porque nuestra mente es limitada. Si nosotros somos imperfectos, es obvio que vamos a ver todo con nuestras limitaciones. Si pudiéramos estar un día con Dios, quizás cambiaríamos de opinión. ¡He aquí la verdadera Fe! ¡Creer en lo imposible…! “

Alcancé a decirles, que ni siquiera los científicos, se atreven a descartar la posibilidad de que en alguna, de las más de 100 mil galaxias, pueda haber un sistema de vida superior al nuestro.

Finalicé mi intervención con la siguiente interrogante ¿Por qué no podemos pensar que allá, en ese infinito espacio, muy lejos o tal vez más cerca de lo que pensamos, existe una galaxia grande y poderosa, donde habita una Gran Rey, cuyo nombre es Jesucristo?

El mismo lo manifestó en los Evangelios: “Mi reino no es de este mundo”. Y en los Salmos se escribió: “El cielo es el trono de Dios y la tierra, el estrado de sus pies”.


Por:
Eric Enrique Aragón
26 de abril de 2011

viernes, 15 de abril de 2011

Masacre en Tamaulipas

“Las autoridades mexicanas culparon al grupo de narcotraficantes conocido como Los Zetas por el asesinato de 116 personas, cuyos cuerpos fueron descubiertos en fosas comunes cerca de la frontera con Estados Unidos”. Masacre que conmovió al continente y que se produjo en una parte de la ruta que utilizan los migrantes para intentar ingresar a Estados Unidos". Fuente: Voz de América (12/04/2011).

¡Lloraban de alegría! Tanto así que la esposa y sus pequeños cinco hijos, habían olvidado que no tenían nada para comer. El alboroto era, porque finalmente había llegado la partida de Jacinto (nombre ficticio), hacia el gran país norteño; como le decían ellos a los Estados Unidos de América.

Hacía un poco más de dos años, el señor Jacinto, cuya familia vive en un poblado de El Salvador –nación centroamericana- había estado planeando este viaje. La única característica de esta comunidad, es que todos sus habitantes; sobre todo los niños, están sumergidos en la más cruel pobreza, enfermedades e indiferencia del resto de la humanidad.

La esposa, marcada físicamente por la difícil existencia; y sus hijos, descalzos, enfermos y con hambre, daban gracias a Dios; ya que su suerte cambiaría, cuando el buen papá y esposo, les empezara a enviar dinero desde los Estados Unidos o de México, en caso de que se quedara trabajando en este último país. Le habían prometido un trabajo en una finca; en la cual le darían comida, vivienda y un buen salario… Jacinto estaba convencido de que su sacrificio por más de dos años, para reunir el dinero necesario para pagar una parte del precio establecido, a las personas (llamados Coyotes) que lo llevarían al Norte–por supuesto, todo era ilegal-, le daría mejores condiciones de vida a su amada familia.

Pasaron varios meses y entre lágrimas y lágrimas, y más penurias para los niños y ella; abrigaban la esperanza de que llegase alguna carta del esposo y hasta un dinerito. Todas las noches, la familia rezaba unida... Le pedían a Jesucristo que a Jacinto le fuese bien y que no trabajara tanto, porque podía enfermar de pulmonía, pues, se había ido un poco enfermo.

¡Qué dolor infernal! Todas las esperanzas de que llegara una vida mejor para los niños, se vino abajo… ¡Quién iba a imaginar que Jacinto iría a ser parte de una de las masacres más grande cerca de la frontera con Estados Unidos!

Jacinto sería asesinado, al igual que otras decenas de personas, que buscaban un mejor futuro para sus familias y lanzados a fosas comunes. “Jacinto sin saberlo, se subió al tren de la muerte, para nunca jamás regresar…” ¡Él sólo amaba a su familia…! (Este es un relato para ilustrar la dura realidad de las comunidades marginadas en Centroamérica. Necesitan con urgencia nuestra ayuda ...)

Cabe resaltar que casos similares, tal vez con menor cantidad de muertos; pero, con bastante frecuencia, vienen ocurriendo por toda América Latina: como resultado de las actividades del crimen organizado, que cada vez opera con más crueldad y desprecio por la vida humana. Y no podemos omitir el hecho –mencionado en informes internacionales sobre el narcotráfico y otros delitos- de que estas bandas criminales, con el dinero fácil, han corrompido a muchos empresarios, profesionales y servidores públicos (valores morales muy frágiles).

En el evangelio según San Mateo, capítulo 19, Nuestro Señor Jesús, le manifiesta a sus discípulos: “que sería más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.

En ninguna parte de la biblia se condena a las personas que tienen riquezas materiales; de hecho Dios bendijo a muchos profetas y seguidores, con bienes materiales (Abraham, Isaac, Jacob, Daniel, José, Moisés, David, y otros).

La parte negativa está en poner la confianza en el dinero, al extremo de olvidarse de los preceptos cristianos. Dios proporciona talentos (habilidades) a los seres humanos, para que éstos vivan bien –sana y cristianamente-; y de alguna forma los pongamos al servicio de los más necesitados.

Por último, los gobiernos, las autoridades locales, los empresarios, los gremios de profesionales, las iglesias y las fundaciones, tienen la responsabilidad –algunos moral y otros por ley- de conjugar todos los factores necesarios, para que las condiciones de vida sean mejor para los sectores más vulnerables de la sociedad. De esta forma estaremos salvando muchas vidas, que de otra manera terminarían, tal vez en fosas comunes, como las encontradas en el norteño estado de Tamaulipas.


Por: Eric Enrique Aragón

15 de abril de 2011

domingo, 10 de abril de 2011

Posada Carriles ¡Inocente!

Ningún ser humano en este mundo, que presuma ser cristiano o ser una persona de bien, puede aceptar métodos violentos para acabar con un régimen totalitario.

Sin embargo, se debe apreciar la otra cara de la moneda. Los gobiernos que llevan varios años aferrados al poder o que pretenden perpetuarse en éste, únicamente engendran más violencia, odio y rencor. ¡Irónicamente! Existen gobiernos en la actualidad, sobre todo, en Latinoamérica que con supuestos deseos de consolidar la democracia y traer bienestar a los más necesitados, hacen todo lo posible por aniquilar los derechos humanos y la libertad de expresión.

Los regímenes del mal utilizan toda clase de artimañas, tales como, la propaganda engañosa, injustos encarcelamientos, asesinatos, persecuciones, amedrentamientos y otras tácticas nefastas, que son parte de la agenda de los dictadores y sus secuaces. Lamentablemente, éste es el día a día, de ciertos países de África, Asia, América Latina y otras regiones, donde aún –en pleno siglo XXI- existen dictaduras y gobiernos de terror.

Frente a esta cruda realidad mundial, no sería extraño encontrar a miles y miles de personas como Posada Carriles, que comparten el mismo sentimiento de venganza y odio, hacia un gobierno que les arrebató la libertad, sus bienes y la misma vida, a sus familiares y amigos. Cuyo único delito que cometieron fue: Ejercer el derecho inalienable a la libertad, que tiene todo ser humano que viene a este mundo.

Al igual que Posada Carriles, también, hay que sentar en el banquillo de los acusados a todos los gobernantes, colaboradores y personas que utilizan el poder -ya sea económico o político- para avasallar, coartar los derechos humanos, masacrar y robarle las riquezas a los pueblos que depositan su confianza y esperanza (para alcanzar una mejor calidad de vida) en estos malvados hombres…

Posiblemente, en las deliberaciones del jurado, se consideró la otra cara de la moneda… Y a pesar de que los procedimientos usados por el señor Carriles, en su desesperación, por acabar con un régimen que ha gobernado la isla, con sangre y fuego, derramaron sangre inocente, dieron el Veredicto: Posada Carriles ¡INOCENTE!



Por: Eric Enrique Aragón

10 de abril de 2011

miércoles, 6 de abril de 2011

Persecución a los periodistas

El periodismo es una profesión que puede resultar peligrosa algunas veces. Todo depende hacia donde se dirijan las investigaciones y los comentarios.

Iniciar una serie de investigaciones de supuestos actos delictivos –siempre debe respetarse el principio de la presunción de inocencia- o permitir en un programa radial o televisivo, que los involucrados o víctimas, hagan denuncias graves o destapen un escándalo; definitivamente, que originará, sin lugar a dudas, una campaña de calumnias, injurias y amenazas, contra el periodista y el medio de comunicación.

En países con altos índices de criminalidad y corrupción, los periodistas son amenazados de muerte, y de hecho los organismos internacionales, relacionados con la defensa del periodismo y los derechos humanos, manejan estadísticas de periodistas asesinados, en el cumplimiento de su labor.

Todas las personas que dedican su vida, como los periodistas, a buscar la verdad, a defender los derechos humanos y la libertad de expresión; a fortalecer la democracia y a exigir que se haga justicia y que haya menos corrupción y más transparencia en la gestión de los gobiernos: SIEMPRE SE EXPONDRÁN A SER ATACADOS Y PERSEGUIDOS.

¿Qué debe hacer un periodista frente a las amenazas?

Lo más importante es que sea responsable y objetivo. Es decir, jamás haga un comentario o escriba sobre algo, si no ha hecho una investigación exhaustiva sobre un acto de corrupción. Igualmente, debe asegurarse de que las fuentes son fidedignas y cuenta con las suficientes pruebas para sustentar lo que dice o escribe. No debe cometerse el error de buscar la popularidad y la exclusividad de la noticia, sacrificando la objetividad del hecho.

Por otra parte, explique la situación por la cual atraviesa: a los gremios periodísticos, de defensa a los derechos humanos y libertad de prensa, a la iglesia y a toda la sociedad civil organizada –nacional e internacional-. El propósito de estas acciones es buscar apoyo de la ciudadanía decente. ¡Gracias a Dios! Siempre es la mayoría.

¡Importante! CUIDE A SU FAMILIA. Busque asesoría de personas expertas en seguridad y que hayan pasado por una situación similar. Hable con sus amigos, compañeros de trabajo y con todo el que pueda, acerca de los ataques. ¡Nunca subestime una amenaza por leve que sea!

¡SIEMPRE TENGA PRESENTE! Cuánto más denuncia públicamente las amenazas que le hacen, más les reduce el espacio de maniobra a sus verdugos.


¿Qué no debe hacer un periodista frente a las amenazas?

¡Jamás cuelgue los guantes! ¡No se rinda! Gracias al periodismo responsable y de investigación, los discípulos del mal, que lucran con los negocios infernales, que destruyen a nuestros niños, jóvenes y mujeres, cada día, tienen menos terreno para operar.

Ustedes los periodistas hacen una excelente y noble labor –casi divina- en favor de la democracia, los derechos humanos, el cambio climático y los recursos naturales; la moral, la justicia, la verdad, la Fe Cristiana, los niños, las mujeres, la juventud, y los más necesitados.

En fin, ustedes, Señores Periodistas, contribuyen a hacer de este planeta, un mundo mejor para nuestros hijos.



Por: Eric Enrique Aragón

6 de abril de 2011

viernes, 1 de abril de 2011

El arte de delegar funciones

¿Por qué debe delegar funciones? La respuesta es sencilla. Si usted lo hace bien, obtendrá mejores resultados; además, logrará llegar a la meta, con suficientes fuerzas para seguir realizando otros proyectos.

Distribuir las responsabilidades, hará que todos los colaboradores o miembros de su equipo de trabajo, se sientan motivados; ya que cada uno estará haciendo un aporte valioso, para que se pueda realizar la labor asignada con eficiencia. En otras palabras, la carga –que a veces es bastante pesada- se estaría repartiendo equitativamente, en base a las cualidades y habilidades de cada persona. Si se fracasa o no se llega a la meta fijada, entonces, lo más seguro, es que la mayoría (colaboradores) tome la decisión, de volver a empezar –a empujar nuevamente la carreta-.

Y si se gana o se alcanza el objetivo previamente establecido, todos los involucrados sentirán una gigantesca satisfacción personal, que únicamente proporciona el éxito, cuando éste se conquista. ¡Y por supuesto! El jefe demostrará ser un excelente líder y eficiente en su trabajo; y todo el equipo lo seguirá. Las organizaciones que han logrado expansión, desarrollo, crecimiento, calidad y la excelencia en sus recursos humanos, tienen algo en común: sus jefes han aprendido a delegar funciones.

¿Cómo aprender este arte?

En primer lugar -y jamás debe olvidarse-: las reglas que forman parte del arte de delegar funciones o tareas, se aplican en cualquier área. Puede ser una empresa, institución gubernamental, ejército, equipo deportivo, iglesia, familia o en cualesquiera otras organizaciones compuestas por seres humanos, y que buscan llegar a una meta.

En segundo lugar: delegar funciones con eficacia, no se consigue de la noche a la mañana. Es un proceso que se aprende y se perfecciona toda la vida. Lo esencial es que se tenga la actitud positiva y se hagan los esfuerzos necesarios, para aprender este complicado arte; pero, necesario para toda empresa. Debe entender que ser jefe o estar a cargo de un grupo de personas; no significa que usted debe hacerlo todo. A veces esta actitud se adopta por miedo a que los subalternos le quiten el puesto de trabajo, ya que cabe la posibilidad de que los colaboradores, aprendan a realizar las tareas, igual o mejor que usted. O simplemente, porque así lo aprendió: “el gerente lo debe hacer todo”; incluso, hasta con una desconfianza y secretismo, en exceso.

Pues, permita que le diga, que está en un grave error, que sólo le traerá conflictos y más conflictos. Llevar en sus hombros una carga demasiado pesada, le ocasionará un desgaste físico y mental, innecesariamente, que lo puede conducir al hospital. Será más propenso a perder el control emocional.

Además, perderá de vista lo prioritario o lo más importante que debe atender el jefe. Le costará más, conseguir que los empleados sean eficientes; ya que serán indiferentes, porque usted no los toma en cuenta. Por último, las críticas hacía usted serán más intensas.

Con respecto al miedo de que lo desplacen de su puesto, no está equivocado; le puedo decir, sin temor a equivocarme, que tiene toda la razón. Vivimos en un mundo competitivo; en el cual todos aspiran a mejorar su salario y posición dentro de una organización. Sin embargo, no hay que asustarse. ¡Esto es normal! Además, es necesario para nuestro crecimiento como trabajadores o profesionales, pues, nos veremos obligados a ser cada día más eficientes y responsables con nuestra labor cotidiana. Aunque lo ideal es que siempre estemos motivados a buscar la superación y no esperar que alguna situación externa nos empuje a ello…

Si usted es disciplinado, puntual, responsable, sigue las instrucciones y reglamentos de la empresa, se instruye y procura siempre hacer sus tareas de la mejor manera: "crea que siempre será competitivo y necesario en una organización". “Gente así, se necesita siempre para el progreso…” Se le considerará un recurso humano valioso.

Con el permiso de ustedes –amigos lectores- quisiera hacer referencia a una historia. A pesar de que ocurrió en la antigüedad, contiene una serie de reglas indispensables para delegar funciones y ser un mejor jefe o gerente. Incluso, son principios que contribuyen a sustentar lo expuesto por grandes especialistas en la materia y por las universidades más prestigiosas del mundo. Son reglas que rigen en la actualidad y que de hecho, son aplicadas con eficacia, por los administradores de las organizaciones empresariales más grandes y poderosas de nuestros tiempos.

La historia gira en torno a unas recomendaciones que le hace un sacerdote, con mucha experiencia a Moisés, quien tenía la delicada misión de conducir a la nación hebrea (Israel), después de que ésta fue liberada por los egipcios (estuvieron bajo cautiverio por un poco más de 400 años). El mismo Dios le había encomendado a Moisés la tarea de dirigir (gerenciar, administrar, liderizar) al pueblo hebreo, en su larga travesía por el desierto, hasta llegar a la Tierra Prometida (hoy Israel).

El sacerdote llamado Jetro (también suegro) le hizo una visita a Moisés; pero, al ver a éste tan agobiado por su trabajo, le hizo algunas recomendaciones para ser más eficiente como administrador:

1. No hagas todo el trabajo; pues, así terminarás muy enfermo y tu pueblo caerá en la confusión y desorden. El trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás por más que quieras hacerlo tú solo. (no pretenda ser Dios o Superman).

2. Ahora oye mi voz –dijo su suegro Jetro: yo te aconsejaré y Dios estará contigo en todo momento. (escuche los consejos de las personas con más experiencia y sabiduría; y someta a Dios todos sus proyectos en oración).

3. Enseña al pueblo las ordenanzas y las leyes; muéstrales el camino por donde deben andar y lo que han de hacer. (capacitar a los trabajadores o colaboradores para que entiendan las políticas, reglamentos, leyes, objetivos y metas de la empresa. Ofrecerles un plan de beneficios e incentivos, de modo que se sientan motivados y satisfechos con la organización).

4. Analizar las cualidades, fortalezas y debilidades de cada trabajador, para seleccionar a los apropiados, que se encargarán de algunas tareas. Los asuntos más delicados, graves o importantes los atenderá el jefe (seleccionar al personal adecuado).

5. Diseñar un plan de trabajo que debe seguir cada colaborador, en forma ordenada, consistente y uniforme. Y que permita evaluar los resultados parciales de la gestión, de manera tal que se puedan hacer los correctivos oportunamente.

6. Los colaboradores resolverán los asuntos más livianos. Lo más delicado, grave o importante lo resolverá el jefe y así se le explicará a los subalternos, para que ellos no se tomen las atribuciones que no les corresponde. ¡Claro! Si necesita el gerente apoyarse en las sugerencias e ideas de los colaboradores, los hará partícipes de las alternativas de solución –con mucha prudencia- para que no vayan a interpretar erróneamente que el administrador carece de iniciativa. Siempre el administrador debe mantener el liderazgo y control de todo, sin lugar a dudas o malas percepciones.

7. El líder, o sea el gerente, debe realizar reuniones periódicas con los subalternos, para medir los resultados, avances, logros y dificultades, que se tangan por el camino, y que son normales en toda gestión.

Moisés, mejoró su gestión como administrador, porque supo escuchar y poner en práctica las recomendaciones, de una persona con más experiencia y conocimientos que él.


Véase la historia en el libro Éxodo, capítulo 18, Antiguo Testamento.



Por: Eric Enrique Aragón

31 de marzo de 2011