A pesar de que la república de México –oficialmente llamada Estados Unidos Mexicanos-, comparte una gran riqueza histórica y cultural, con el resto de los hermanos países de Latinoamérica; también, tiene su propio
Talón de Aquiles. Y es que ésta nación cuya población ronda los 112 millones de personas, tiene
una de las ciudades más violentas de la región. Nos referimos a la
Ciudad Juárez, que en los últimos años ha ocupado los titulares de la
prensa internacional, por su alto índice de crímenes, secuestros, violencia contra la mujer (femicidios) y una sangrienta guerra entre los cárteles de la droga.
Tampoco es una situación exclusiva de México. Los demás países del continente americano, ya sea en mayor o menor grado, sufren este doloroso mal. Y pareciera que los índices de criminalidad, cada vez tienden a incrementarse, ante la indiferencia de la sociedad civil, el poco esfuerzo sincero de los gobiernos, la pobreza galopante, la deficiente educación y los valores morales en decadencia.
La Ciudad Juárez, situada al norte del país, con una población aproximada de 1 millón 300 mil habitantes, es la mayor ciudad del estado de Chihuahua. Cabe resaltar que la ciudad está a orillas del famoso río Bravo. Al otro lado del río se ubica la ciudad estadounidense de El Paso (Texas).
Indudablemente, analizar el problema de violencia que viven en carne propia los hermanos juarenses, es algo sumamente delicado y complejo; sin embargo, el interés que mueve a su servidor, es enviarles un mensaje sencillo, pero, con la mejor intención y nobleza: “Que sepan estimados amigos que no están solos”. Miles y miles de latinoamericanos nos solidarizamos con ustedes y elevamos una oración a Dios, para que puedan ver una luz en el camino, que los ayude a salir de este flagelo, que lleva luto y dolor a la familia y a la población en general.
Hace poco, hojeando algunas historias, que ya en otra ocasión había tenido el placer de leer y sacarles el máximo provecho –ya que contienen gran sabiduría- me topé con el relato de una ciudad, cuya existencia se remonta a unos años antes de Cristo. Se trata de la ciudad llamada Nínive. ¿Y por qué me llamó la atención? Porque frente a un desastre que les venía, producto del mal camino que habían tomado los habitantes de la ciudad; tanto los civiles como las autoridades y su rey, se unieron en una gigantesca cruzada de oración, ayuno y fe –hasta los animales participaron- para lograr un solo objetivo: salvar la ciudad de la destrucción. Véase en las Sagradas Escrituras, el capítulo 3, del libro de Jonás.
Entonces, apreciados lectores, si esta población antigua, al igual que otras más contemporáneas, han alcanzado una meta positiva por medio de la unidad, la persistencia y la fe en Dios ¿No podrán alcanzar el mismo objetivo los habitantes de Ciudad Juárez? ¡Claro que sí!
Con el deseo de aportar algunas ideas, que puedan sumarse a otras, en la búsqueda de alternativas de solución al grave problema; a continuación presentamos algunas recomendaciones:
1. Cruzada de Fe Cristiana. En otras ciudades de América se han realizado con bastante éxito. Los cristianos deben recordar que el único ser Todopoderoso, que puede cambiar la vida y forma de pensar de los seres humanos, es Nuestro Señor Jesucristo, que dio su sagrada vida para salvarnos del pecado. Existen miles y miles de testimonios, en casi todo el planeta de personas que han cometido las peores atrocidades y actos delictivos, y por medio de la oración de algún grupo de cristianos o la intervención divina, sus vidas han sido totalmente transformadas. Todas las iglesias que comparten la Fe Cristiana, tales como la católica, evangélicas y otras, deben unirse para ofrecer a Dios: oraciones públicas y la lectura de la Biblia, en forma permanente durante un año.
Este acto de fe no es difícil. Ya se ha hecho en otros países con buenos resultados. Seleccionen sitios apropiados y seguros para esta labor. Cada cristiano debe leer durante media hora, una porción pequeña de las Sagradas Escrituras, de lunes a domingo, sin parar durante todo el año. No será complicado, todos participan –incluso la población en general- y sin mucho esfuerzo se hace la lectura y las oraciones todo el tiempo; y ni siquiera se darán cuenta… Es una excelente ofrenda a Jesús y a su Padre Celestial, para que mejoren la imagen de la ciudad.
2. La sociedad civil organizada, las estaciones de radio y televisión, clubes cívicos, fundaciones, y otras organizaciones que influyen masivamente en la conducta de los habitantes, realicen una campaña permanente, sobre la importancia de la unidad familiar, los valores morales y cristianos, etc.
3. Los educadores, las instituciones educativas y las autoridades en esta materia, deben reforzar y consolidar una educación orientada a fortalecer a los niños y jóvenes, para que no se dejen atrapar por la delincuencia.
4. Es importante buscar asesoría e intercambiar información y experiencias con otros departamentos de policía, que tienen el mismo problema o lo han podido controlar. Por ejemplo: la policía de Los Ángeles, San Francisco, Miami, Nueva York en Estados Unidos de América; al igual que algunas estaciones de policía en Colombia, Brasil y otros países. Asimismo, se deben planear rotaciones efectivas de unidades policiales. Mejorar las condiciones de trabajo y salariales, tanto de éstos (policías) como los demás servidores públicos.
5. Jamás se debe perder de vista que la delincuencia se nutre de los sectores de la población marginados y en extrema pobreza. De modo tal, que las autoridades locales, estatales y federales; con el apoyo de la empresa privada: deben proveer viviendas adecuadas, salud, educación, agua potable y fuentes de empleo a la población más vulnerable (pobreza extrema).
6. Para que la cruzada logre su objetivo: Cambiar la imagen de Ciudad Juárez; es esencial que todos los sectores de la sociedad sean protagonistas y que la misma se haga con mucha sabiduría y prudencia; pues, no se quieren víctimas. Que sea una Campaña Sin Rostro. Por último, tengamos presente que la fuerza bruta jamás solucionará el problema de una forma integral y permanente. Se trata de combatir el problema atacando las mismas raíces (origen), que ocasionan que la juventud y muchos adultos con talentos, encuentren más atractiva la oferta del crimen organizado.
¡Qué Dios los bendiga y guarde, ahora y siempre, amigos juarenses!
Por: Eric Enrique Aragón
16 de marzo de 2011