Rumanía, nación que desde hace varios siglos, ha tenido una historia llena de misterios -hogar de la leyenda del conde Drácula e inspiración de muchas películas de vampiros y hombres lobos- y que además, su historia más reciente se ha visto manchada por actos de corrupción, dictaduras, odios y persecución a millones de gitanos: aún no termina de consolidar su democracia.
“La pugna entre el presidente, el conservador Traian Basescu, y el nuevo primer ministro desde mayo, el socialdemócrata Víctor Ponta, puede arrastrar al sistema político rumano hacia un abismo desconocido, desde la caída de la dictadura comunista de Ceaucescu en 1989.” Editorial del diario español “El País”.
“Lucha por el poder político”, ésta es la verdadera razón por la cual los políticos y algunos improvisados; pero, con ansias de poder desmedido, están dispuestos a destruir –si es posible- al país entero, con tal de perpetuarse en el poder.
Son lobos con pieles de ovejas. Cuando están en plena campaña, juran ante Dios y el pueblo, que fortalecerán las instituciones democráticas, respetarán la libertad de expresión y todos sus actos serán con total transparencia. Sin embargo, cuando llegan al poder… “Mandan todo al diablo…” ¡Y qué alguien! –sin suficiente dinero e influencia para resistir el ataque- se atreva a cuestionarlos: son aplastados sin ninguna misericordia; es decir, la clase pobre y media…
Estos lobos no toleran el escrutinio público y menos cumplir con “la transparencia”; ya que se daría a conocer lo incapaces que son como gobernantes y los malos pensamientos que dominan su mente.
Indudablemente, ambos protagonistas de la pugna, tanto Víctor Ponta como Traian Basescu, se interesan más en sus propios intereses que en el bienestar del pueblo rumano.
Por un lado, el primer ministro Ponta, está utilizando las mismas tácticas que los gobiernos, que pretenden controlar todos los poderes del Estado. Estos malos gobiernos, con artimañas, “los amigos del poder” y modificando leyes: aseguran el cambio o la destitución de aquellos funcionarios de alta jerarquía que no comulgan con ellos.
Y en el otro extremo se tiene al (ex) presidente Basescu, que no previó las consecuencias de realizar una serie de ajustes económicos, que afectan a la mayoría.
Rumanía pagó muy caro su ingreso a la Unión Europea (UE). Por esta razón, lo más seguro es que al rumano común no le interese mucho la suerte de un presidente que vendió al país.
“Todos los ajustes económicos que se hacen sin medir las consecuencias para la población, son negativos”
Por:
Eric Enrique Aragón
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