viernes, 25 de mayo de 2012

¿Qué pasó con Jhon Travolta?

A este famoso actor de Hollywood, le ocurrió igual que a muchos hombres: “el secreto más guardado, se hizo público…” Como dicen algunos “salió del closet”.

Ahora este asunto no es nuevo ni propio de nuestros días.  Desde épocas remotas, el hombre viene quebrantando las leyes divinas.  Buscando la felicidad donde no está. Hundiéndose cada vez más en el fango.  

Indudablemente, el papel fundamental de los medios de comunicación ¡Gracias a Dios por la libertad de prensa! le permite a la sociedad entender mejor las consecuencias negativas de estas acciones.

Por ejemplo, el caso de Jhon Travolta.  Destruye una familia por completo. ¡Qué dolor y humillación para la esposa! ¡Y los hijos! ¿Cómo quedan? Marcados por la desdicha para toda la vida.  Y si no tienen un buen apoyo familiar y profesional, lo más seguro es que jamás se recuperen.

Se podrían mencionar tantos hechos recientes de gente famosa y común, que por llevar una doble vida (homosexualismo, infidelidad, alcoholismo y drogadicción, desenfreno, violencia intrafamiliar, etc.), han dejado a su paso familias desintegradas que nunca sabrán lo que es la felicidad… Hijos desdichados, que una vez creyeron y confiaron en el amor de sus progenitores.  Esposas que se sentían afortunadas por la linda familia que tenían… ¡Y ahora sólo ven oscuridad por el camino!

En la vida hay que tomar decisiones correctas y aprender a desarrollar el carácter necesario para mantenerse firme.  El ser humano no debe ser como la hoja que el viento lleva para donde quiere.  Tome el control de su vida… Vaya por un buen sendero…

La primera y más importante decisión que debería tomar un mortal, es seguir los pasos de Jesús y todo lo que esto implica; es decir, un sistema de vida adecuado, que no infrinja las normas cristianas ni morales, ni afecte el bienestar de la familia. 

La segunda decisión –no menos importante- es reconocer el grave problema que se tiene. Y que se desea corregir por el bien de la familia; y más que todo, por amor a los hijos.  Pida ayuda a Jesús, mediante la oración.  Una oración con mucha fe y confianza, tiene poder.  Asimismo, es esencial buscar apoyo familiar y profesional.

La conducta negativa de los hombres trae como resultado: una sociedad podrida, la familia desintegrada e hijos desdichados…

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”  Filipenses 4:13


Por:
Eric Enrique Aragón

jueves, 10 de mayo de 2012

Un domingo de pulgas…

A pesar de la angustia y picazón que me causaban las pulgas y los piojos los días domingo –aunque parezca cómico- no guardo ningún resentimiento ni siquiera contra estos insectos, que son parte de la naturaleza y que de alguna forma tienen que alimentarse. Hasta los niños saben, ya que lo aprenden en los primeros años de escuelita; que los piojos y pulgas abundan en los lugares donde no se practica el aseo.

Si los espacios ocupados por seres humanos, como los centros educativos, los hogares y otros sitios públicos carecen de aseo adecuado, indudablemente que todo mundo estará rascándose la cabeza y el cuerpo, porque serán comida de los piojos y pulgas.

Como lo he dicho un sinnúmero de veces… El cine siempre ha sido una pasión para mí. A veces creo que desde el vientre de mi madre, ya venía con ese deseo de ver películas. Creo que mis dos hijos Diana y Michael, heredaron tal pasión. Ambos desde recién nacidos se entretenían viendo películas y cómicas conmigo.

Vivía en un lugar llamado Desamparados. No recuerdo el nombre exacto del barrio, pero, si recuerdo que cuando venía en bus desde el centro de San José –ciudad capital de Costa Rica- me bajaba frente al parque, cerca del cine llamado La Reina -en éste vi muchas películas-. Después cruzaba el parque (aquí estaba la iglesia católica), en dirección a la calle que pasaba a un costado de la Caja de Ahorros. La casa donde residía en esos años estaba casi al final de la mencionada calle.

Alguien me habló acerca de un cine donde se pagaba poco, unos doce colones, un precio bastante popular. Por esta cantidad de dinero presentaban dos películas; generalmente eran mexicanas. ¡Por supuesto! Esto me impactó… Podía ver dos cintas o mejor dicho recordarlas, ya que en mi niñez las había visto casi todas… Películas protagonizadas por los legendarios luchadores: El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras; o Lucha Villa, Cantinflas, y tantas otras cintas cinematográficas al estilo ranchero.

En una gran cantidad de películas, los actores principales, quienes eran famosos cantantes, hacían gala de sus voces espectaculares, entonando las canciones rancheras. Podemos mencionar a Pedro Infante, Javier Solís, Miguel Aceves Mejía, Vicente Fernández, Antonio Aguilar, Agustín Lara, Jorge Negrete. Las películas eran tremendas joyas clásicas del cine mexicano y norteamericano; ya que presentaban cintas de ambos países.

Un día decidí conocer tal cine. La doble tanda a precios populares, se ofrecía los días domingo en la tarde, para todo público. No puedo indicar con exactitud la ubicación del lugar. Pero si recuerdo que podía llegar al cine caminando por una de las angostas calles laterales, que estaba más o menos enfrente del hotel Centroamericano, por la avenida Segunda. Esta era una de las principales vías en esos años de la urbe josefina y aún lo es. También, podía llegar a la sala de cine, entrando por una de las calles contiguas al teatro Moderno. Por cierto estas calles parecían un laberinto, igual que ir al sector del mercado público.

¡Excelentes películas del recuerdo…! Durante un tiempo me convertí en asiduo fanático de ese cine. No faltaba ningún domingo, tanto así, que una vez me hicieron una importante invitación (fiesta de cumpleaños) y a pesar de que me llevaba muy bien con toda la familia de la joven quinceañera, no asistí a tal evento. Algunos años después la visité. Estaba casada y con dos hermosas hijas. ¡Bueno! Era tanto mi anhelo por ir al cine, que falté a tal evento. Después me sentí sumamente apenado… Y ahora que la vi convertida en una hermosa señora, me arrepentí de no haber ido a su fiesta…

Gozaba cada película, no obstante, el precio que tenía que pagar era altísimo, y no me refiero al precio monetario. Ese cine estaba llenísimo de pulgas y piojos. Mientras la gente veía la película, se les podía ver volando por todas partes. Estaban en las bancas, paredes, baños, en fin, en cada centímetro del local. Durante las dos horas aproximadamente, que miraba fijamente la pantalla, me olvidaba de la existencia de los insectos. Inmediatamente después de salir del cine, cuando regresaba a la realidad; sentía el fiero ataque de los piojos y pulgas. Estaban clavados en todo mi cuerpo. La picazón era infernal.

Cuando llegaba a la casa corría a quitarme la ropa, zapatos y todo lo que cargara encima y lo echaba en un tina llena de agua, clorox y cualquier otra sustancia que matara a los agresivos insectos. Igualmente, me daba un intenso baño… Hasta desinfectantes me echaba encima… Al final siempre me quedaban un par de piojos y pulgas en mi cuerpo. Se puede decir que me tomaba los cinco días de la semana erradicar por completo a los malévolos bichos. ¡Y nuevamente se repetía el mismo proceso…! ¡Una y otra vez!

Estuve muchos meses viendo hermosas películas clásicas; y también sufriendo el martirio de los descomunales ataques de los piojos y pulgas… ¡Bueno! Tenía la fuerza y la locura de los años de juventud. ¡Lo podía soportar todo…! ¡Vivan los años mozos!






Por:
Eric Enrique Aragón

martes, 1 de mayo de 2012

Qué afortunado soy…


Cualquiera pensaría que voy a referirme a una infancia parecida, a la del niño que protagoniza la excelente serie de televisión llamada, “Los Años Dorados”. Si mi memoria no me falla -como si lo ha hecho mi vista desde hace varios lustros- el niño protagonista en la serie se llama “Kevin”.  La serie es maravillosa, puede ser vista por grandes y chicos; ya que narra la vida de una familia, con sus altas y bajas; pero, que al final de cuentas es la familia ideal.
La verdad se trata de un recuerdo muy nostálgico para mí, no obstante, me permite sentir “que si hay un Dios que nunca abandona a los niños huérfanos”. Cuando estaba pequeño tuve la oportunidad de conocer muchas regiones de América Latina, el este de Europa y algunos pueblos de Asia.  Todo gracias a mi aventurero papá o mejor dicho creador biológico, que lo único que me dejó en la vida fue un vago y triste recuerdo.
Ni sé porque viajaba tanto, quizás lo hacía como gitano que era –nacido en Rumanía- al igual que mi madre… Si recuerdo que estaba muy pequeño, quizás tenía unos cuatro años, cuando apareció de repente y le dijo a la señora con quien vivía en ese momento (mi abuela materna)…¡Me lo llevo, yo soy el papá…!  Mi ilusión no duró mucho, pues a los meses me abandonó nuevamente… ¡Y esta vez para toda la vida!  Tuve que sobrevivir solo realizando distintos trabajos, la mayoría por las calles de Rumanía, Albania, México, América Central y Panamá.  En este último país un señor influyente y diplomático, durante la dictadura militar, utilizó una partida de bautismo, donde figuraba (él) como mi padrino, para que me inscribieran en el Registro Civil de Panamá. Soy español por mi mamá (gitana española) y rumano por mi papá. 
¡Bueno! Con “sangre gitana” pude nacer en cualquier lugar. Realmente no lo sé. Y nadie me lo puede explicar, ya que la única familia que conocí hasta los seis años aproximadamente, vive en Europa del Este o en Islas Canarias… Lo más seguro es que todos están muertos o desaparecidos. De acuerdo a una tía que vivía en Costa Rica, en el año 1966, la mayor parte de mi familia fue perseguida y masacrada en Europa. Y los pocos que quedaron tuvieron que huir… (Según ella, esa fue la razón por la cual me abandonaron a mi suerte).
 Según los funcionarios de esa época (todos fallecidos), yo nací en suelo costarricense.  Lo cierto es que soy de “raza gitana” y viví hasta los 4 años en las calles y en la campiña de Rumanía.  Una de mis abuelas (gitana española), me llevaba de un lugar a otro.  Ella “irónicamente” gravó en mi mente la “Fe Cristiana”. Yo creo -no estoy seguro-  que ella no era totalmente gitana… ¡Dios la tenga en su gloria, al igual que otras abuelas que tuve!
Este recuerdo melancólico viene a mi memoria; porque mientras me asomaba por la ventana de mi recámara, vivo en el tercer piso de un pequeño edificio, llamó mi atención un niño -estimo que no tendría más de tres añitos-  cruzando la calle muy seguro y bien agarrado de la mano de su mamá. 
Se me salieron las lágrimas en ese momento, porque recordé dos cosas. Primero: en mi recorrido por esos lugares descritos anteriormente; conocí a muchos niños de la calle, abandonados, con hambre, cuyo hogar era cualquier callejón donde pasaran la noche. Algunos eran explotados por los adultos y los más fuertes sobrevivían haciendo trabajos por la calle o tomando sin permiso lo ajeno…
Jamás se me ha olvidado lo que me contestó el señor, a quien le pregunté: ¿Por qué los niños vivían así? Y en medio de mi ingenuidad, me puse a llorar… Lo irónico es que yo era igual a estos niños. También tenía que dormir en la calle, porque mi papá me dejó solo en un callejón y jamás apareció…
El parroquiano me respondió: que los niños vivían así, porque “los adultos eran crueles y no tenían a Dios en su corazón”.
Y en segundo lugar: me sentí afortunado, porque cuando me ponía a llorar… ¡Y por cierto! siendo un niño lo hacía a menudo. Lo único que se me ocurría hacer –en medio del llanto y el dolor- era rezar o hablar con Dios, hasta que cesaran mis lágrimas. Jesús siempre estuvo allí... De otra manera, no pudiera contar esta historia…
No tendría sentido contar esta historia si ustedes, apreciados lectores, no se dan cuenta de lo afortunados que son.  ¡Si! La mayoría son afortunados, porque tienen algo bueno en sus vidas. Miren todo lo que está a su alrededor o simplemente, el interior de vuestras almas... y podrán darse cuenta que tienen algo hermoso.
Después de descubrir que si cuentan con algo lindo en sus vidas, entonces, busquen a los niños abandonados o que carecen de una verdadera familia y compartan con ellos... ¡El Dios de Israel y Nuestro Señor Jesucristo los llenará de bendiciones!



Por: 
Eric Enrique Aragón