martes, 1 de febrero de 2011

Wikileaks: el poder de la información

No cabe la menor duda de que la página Wikileaks, ha demostrado de forma contundente, como cierta información puede impactar un país, independientemente, de que sea una nación tan poderosa como aquella en desarrollo.

Wikileaks, no sólo ha hecho honor a su significado: filtración o fuga de información (del inglés leak: fuga o filtración); sino, que ha demostrado el “talón de Aquiles” de todos los gobiernos, empresas, políticos, gente influyente y organizaciones… ¡Y ni siquiera las iglesias escapan de tal efecto!

Y ¿Cuál es ese talón de Aquiles? Simplemente, todos los comportamientos negativos, no éticos o inmorales de todos los sectores de la sociedad mundial y de los gobiernos.

Lamentablemente, muchos individuos influyentes en la vida de un país, muestran una "excelente imagen pública": de ser buenos ciudadanos, de estar comprometidos con las buenas prácticas éticas y morales; de buscar el bien de los sectores más necesitados y de apoyar todas las campañas orientadas al cuidado del planeta, la paz mundial, los derechos humanos, la libertad de prensa, y el respeto por las leyes y la democracia.

PERO, cuando no están frente a las cámaras de televisión, se despojan de esa "bonita imagen pública" –que pareciera ser para ellos una camisa que se quita y pone, de acuerdo a la conveniencia del momento, llámese doble moral-- demuestran todo lo opuesto: malas prácticas, que no benefician, pero, ni a la familia de ellos…

Sin embargo, el problema real para los gobiernos, no debe ser que exista un sitio web, como Wikileaks. Hoy día, con el desarrollo fenomenal de la tecnología de la información –y que nadie detendrá- existen miles de páginas web y formas para denunciar las malas prácticas de los gobernantes, políticos, diplomáticos, y personajes poderosos.
¡Por cada Wikileaks que destruyan, aparecerán miles de sitios como éste… !

Señores poderosos del mundo: la solución del problema está en sus manos. Simplemente deben cambiar los hábitos de conducta; en otras palabras, incorporen a su vida pública los principios éticos, morales y cristianos.

Y jamás tengan duda del adagio que señala: “Cuidado con lo que haces o dices, porque las paredes tienen ojos y oídos…”

¡Hagan lo correcto y no habrá un “Wikileaks”!



Por:
Eric Enrique Aragón

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