jueves, 16 de septiembre de 2010

Una lección para mis estudiantes…

Le doy gracias a Dios, que en muchas ocasiones tengo la oportunidad de trabajar como profesor en algún pequeño centro educativo. Ahora mismo tengo que enseñar varias materias relacionadas con el área administrativa, financiera, económica y de recursos humanos; en un instituto que ofrece carreras a nivel técnico, incluyendo como requisito final, una práctica profesional.

Mi agradecimiento a Dios, no sólo es porque tengo una pequeña entrada económica, que me permite sobrevivir en tiempos malos… como se decía en la profecía o predicción hecha por Daniel, en la antigua Babilonia “un periodo de vacas flacas”. Se quería decir con esto que se estaba en un momento difícil, tomando en cuenta también la parte económica.

Mi satisfacción va más allá de lo monetario, ya que tengo la oportunidad de transmitir conocimientos sustentados por mi propia experiencia laboral, ocupando todos los puestos de trabajo, desde el más sencillo; pero, no menos importante, hasta el de jefe en la empresa privada y últimamente en instituciones públicas; igualmente el cargo de administrador judicial –laboral-. Y lo más importante para mí es que trato de ofrecer a los estudiante una enseñanza que he aplicado diariamente en mi vida personal, con el fin de mantener una actitud positiva frente a las dificultades que nos rodean a todos los seres humanos día a día, sin hacer distinción de raza, credo, nivel educativo, social o económico.

Usted puede vivir en México, Argentina, Venezuela, Centroamérica, Panamá, España, Bulgaria, Estados Unidos; en fin, no interesa en que parte del mundo usted resida o que idioma hable, lo único cierto es que todos nosotros estaremos siempre unidos por los problemas, angustias, frustraciones y tensiones que son situaciones propias de la existencia humana y que siempre nos acompañarán como aquel perro fiel hasta el último minuto de vida.

Por ejemplo, en la clase de relaciones humanas y ética profesional, les explico a los estudiantes que una gran parte de los problemas en una empresa están relacionados con la conducta humana. Incluso, aquellos trabajadores que siempre tienen una excusa para no hacer bien su trabajo o no logran adaptarse al ambiente laboral, demuestran una conducta totalmente pesimista.

Definitivamente que si entendemos un poco el comportamiento de las personas, tendremos mayor capacidad para enfrentar las distintas situaciones laborales. Todo depende de la actitud que tengamos en un momento determinado –les explico a los alumnos con mucho entusiasmo- ¡Y por favor…! No me digan que tienen dificultades personales, porque si alguien tiene el montón de problemas económicos y sufrimientos; y para empeorar las cosas, cada vez que pretendo realizar un plan o alcanzar un sueño de superación, todo se me viene abajo, como escribió Og Mandino, en una de sus obras literarias “la vida siempre está 6 a 5 en contra de lo correcto que tratamos de hacer”.

Sin embargo, siempre debemos recibir cada día, con un sueño lindo y hermoso, y tomar la firme decisión de trabajar duro todos los días para lograr nuestros propósitos, siempre y cuando éstos sean buenos.

Tener un equilibrio interno, en nuestro “yo interior”, es fundamental para que podamos mantener una buena armonía con nuestro medio exterior; es decir, en el ambiente laboral, la comunidad y la familia. ¿Cómo se logra el equilibrio interno? Practique la buena lectura, vea programas de televisión que contribuyan a la buena educación, escuche a las personas que hablan de una manera interesante y que siempre se ocupan en tareas positivas; vaya a la iglesia debes en cuando, levántese en la madrugada a mirar las estrellas y a meditar sobre cómo mejorar su vida –créame Dios le ayudará-; haga ejercicios periódicamente –podría caminar o trotar frente al mar o en un parque lleno de árboles-; coma frutas, tome bastante agua, trate bien a su familia o parientes; trate de practicar la bondad y el perdón; procure ser tolerante con las demás personas, apártese de las dificultades y de la gente problemática… Aprenda a deleitarse con la música suave e instrumental… Y lo más sagrado, ejercítese en la Oración al Altísimo…
Si usted practica todo esto, sus problemas no desaparecerán. ¡Jamás le podré decir tal cosa! Pero, si le puedo asegurar, porque lo he experimentado en mi vida, que tendrá más fuerzas para enfrentarse al diario vivir y a sus problemas de trabajo…


Por:
Eric Aragón
16 de septiembre de 2010






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