martes, 7 de abril de 2020

La responsabilidad de los gobiernos frente al COVID-19


Existe un refrán popular muy famoso: ¨Cuando veas las barbas del vecino arder, pon las tuyas a remojar¨. Estos dichos se originaron hace cientos de años, una gran parte en Oriente; se basaban en la sabiduría popular y su propósito era dar una enseñanza didáctica en el ámbito moral y social.
A pesar de los siglos transcurridos, estos refranes continúan utilizándose con igual o más fuerza que en aquellos tiempos… La enseñanza que encierran, quizás tiene más importancia en la actualidad, debido a la gran inmoralidad y soberbia que predominan y se multiplican -pareciera por minuto- en todos los niveles de la sociedad, como en las esferas gubernamentales y empresariales. 
En este momento que el mundo entero vive una PANDEMIA, este refrán se ¨elevó a su mayor potencia¨. ¨No pudo ser más atinado…¨Hubo naciones que tuvieron la ventaja. 
Cuando se originó el problema del Coronavirus en China, las demás naciones, primero las europeas, y después las americanas, debieron poner la ¨Barba a remojar¨. 
De Wuhan (ciudad de China) la crisis de salud pública por el CORONAVIRÚS, llegó a España e Italia, y a pesar de que se le estaba complicando todo a los gobiernos de ambos países… ¿Qué actitud asumieron las naciones vecinas? ¿Le dieron la importancia debida y con seriedad al asunto? ¿Corrieron a preparar sus estrategias de ataque? 
NO…No fue así. Pueden decir todo lo que quieran o quedarse callados, pero, tarde o temprano, se tendrá que tocar el tema. 
Por parte de algunos Gobiernos si hubo una reacción tardía, hasta sarcástica. Se tuvo el tiempo necesario y la información oportuna. La misma China compartió en tiempo real con la comunidad internacional, toda la información obtenida, lamentablemente, del dolor y muerte de sus habitantes. 
Ciertos mandatarios y líderes con poder político y económico, actuaron de acuerdo a sus propias apreciaciones, restándole importancia a la información médica y científica… Y lo más grave, olvidaron la gran responsabilidad constitucional que tienen, de tomar decisiones lo más acertadas posibles, que favorezcan a la población.
Ver imágenes de miles de personas que, por alguna razón, circulan por las ciudades, cuando deberían estar en casa; cadáveres cuya morada es la calle, policías y soldados por todas partes, saqueos a supermercados; gobiernos atribuyéndole toda la responsabilidad del caos a la gente que deambula por la calle. Distribución de comida y bonos, sin tomar en cuenta todos los sectores de la sociedad que están en crisis; altos funcionarios gubernamentales y líderes empresariales petulantes atacando a la clase trabajadora y media, por pedir a gritos una moratoria financiera… y la falta de coordinación y unidad entre las autoridades estatales y locales: son señales de que algunos gobiernos tuvieron una reacción retardada frente a la PANDEMIA… 
Se activaron (las autoridades) con ¨bombos y platillos¨, cuando ya la enfermedad había ¨ganado terreno¨. Y como es lógico, cuando se les vino ¨el cielo encima¨, corrieron a elaborar planes de contingencia improvisados y mal formulados, sin tomar en cuenta las experiencias internacionales ni las variables locales. Así están muchas naciones, incluso, algunas con un nivel alto de desarrollo.
 Naciones y personas se han levantado de las cenizas. Recordemos la leyenda del ¨Ave Fénix¨. Así nacen los HÉROES. 
Primero, Gobiernos y líderes, deténganse un poco, no para ahogarse en el problema, sino para hacer cambios positivos. Hagan una reestructuración del equipo de trabajo. Tomen en cuenta a colaboradores sabios, que conozcan las necesidades de la sociedad; vayan de la mano con los médicos, científicos y personal de salud. No sean orgullosos y prepotentes. Oren a Dios y escuchen al pueblo…



Por: Eric Aragón


miércoles, 1 de abril de 2020

Responsabilidad social empresarial frente al COVID-19


¨Humanizar la economía¨ no es un concepto nuevo. Desde el siglo XVIII, cuando inició la Revolución Industrial, surgieron las primeras luchas para exigir mejores condiciones de trabajo.
El uso de máquinas en el proceso de fabricación y transporte de productos y personas (Revolución Industrial), trajo como resultado la aparición de nuevas clases sociales: el proletariado, es decir, la mano de obra industrial y del campo; y la burguesía- propietarios del capital y gran parte de los ingresos (hoy día los grandes empresarios y los ricos).
Desde esa época hasta nuestros días, aún continúan los reclamos por parte de la clase trabajadora (y media) por más beneficios. Las ventajas logradas por parte de los trabajadores han sido muchas; pero, si se hace una comparación entre el tiempo transcurrido entre un beneficio y otro... y las nuevas necesidades producto de la actualidad (que van en aumento), llegamos a la conclusión, de que todavía hay mucha distancia por recorrer.
Lo cierto es que el ¨proletariado moderno¨, se educa y aprende en forma rápida todas las nuevas tecnologías, que han llevado a las empresas exitosas, al nivel que tienen. Y la prueba la tenemos en medio de la PANDEMIA, ya que son los técnicos, profesionales, médicos, laboratoristas, enfermeros, científicos y otros profesionales, los que están al frente de la lucha contra el COVID-19. Y el 90% pertenecen a la clase trabajadora y clase media !Qué orgullo para la humanidad!
No se trata de hacer diferencias, lo que se busca es que se incorporen a los sistemas económicos, los principios sociales. Tiene que existir un equilibrio entre las utilidades -que son exageradas para grandes grupos empresariales- y la distribución justa de un porcentaje -por medio de los salarios y otros beneficios- a los colaboradores. También, es sumamente importante, la inversion social que haga la empresa.
Debe prevalecer un punto de equilibrio entre los empresarios y los trabajadores. Pero, este equilibrio va más allá del análisis tradicional y académico que siempre se ha hecho. En la década de los 60, 70 y hasta mediados de los 80, el mundo estaba dividido entre dos fuerzas que se enfrentaban, cada una pregonando la búsqueda del bien para la población; sin embargo, ambos extremos eran ¨malos¨. En la actualidad está demostrado que la estrategia más eficaz en cualquier campo es:  ¨el diálogo y ponerse de acuerdo¨.
¨La responsabilidad social empresarial¨, es un concepto impulsado desde la ONU, que gran cantidad de empresas a nivel mundial incorporaron a sus políticas.  Las organizaciones comerciales tienen el deber moral e histórico de hacer aportes al bienestar de las comunidades, de donde han obtenido su mano de obra barata, recursos naturales y riquezas.
Cuanto mayor sea la inversión social de la empresa, aumentarán sus probabilidades de alcanzar un desarrollo y crecimiento económico sostenido.
El principio de ¨SOLIDARIDAD¨ se hace gigante en medio de la PANDEMIA causada por el CORONAVIRÚS.
Las empresas tienen la oportunidad, en este periodo de crisis, de demostrar la RESPONSABILIDAD SOCIAL (solidaridad) hacia sus trabajadores, clientes y comunidad en general. No tengan la menor duda de que cuando pase la crisis de PANDEMIA, sus clientes y colaboradores les darán la evaluación que merecen.
Se entiende perfectamente, que muchas empresas pequeñas están en una situación crítica en estos momentos, casi al borde de la quiebra si el Estado no las ayuda. Pero, un número considerado, para no decir la mayoría, cuenta con alguna reserva o pueden aguantar más con ciertos ajustes de crisis. Esto implica que deben pagarles a sus trabajadores o pactar con ellos un mecanismo de pago justo para ambas partes y elaborar el plan apropiado para proteger la vida de sus colaboradores.
Los Decretos Ejecutivos que se han emitido en materia laboral y las leyes (Código de Trabajo) que se ocupan de los despidos por causales externas, no previstas (por ejemplo, PANDEMIA), NO deben interpretarse como ¨vía libre¨ para terminar la relación de trabajo sin ningún ¨motivo válido¨ y menos para no pagar a los empleados. Esto ya está ocurriendo de una forma arbitraria y desconsiderada hacia los trabajadores. Ciertas empresas se están aprovechando para no pagar ni siquiera un abono a sus empleados.
Aquellas empresas que tienen recursos para pagar los salarios o pueden hacer un arreglo de pago con los colaboradores, deben hacerlo; esto es lo correcto y solidario. El empresario debe sacrificarse un poco por sus trabajadores, que representan el factor más importante de la producción de bienes y servicios.

Por: Eric Aragón

lunes, 30 de marzo de 2020

Distribución de alimentos, bonos y otras ayudas a la población


La mayor parte de los habitantes de las naciones afectadas por el COVID-19, depende en este momento de la ayuda que les pueda ofrecer el Estado, los grupos organizados y la gente de buena voluntad con más recursos económicos.

En gran medida este trabajo de logística es titánico y merecedor del mejor galardón que se pueda dar; ya que las personas que llevan ayuda a sus compatriotas, lo hacen poniendo en peligro sus propias vidas.

Tomar en cuenta todos los registros (base de datos) que tengan las dependencias sociales, y señalar las áreas marginadas que se conocen; incluyendo las instituciones para enfermos mentales, asilos, cárceles, orfanatos y otras similares, es clave para organizar la distribución de bolsas con productos alimenticios y otras contribuciones; no obstante, como es una situación ¨fuera de serie¨ se deben considerar otros elementos de juicio que, también, son importantes.

Los empresarios, gerentes administrativos y contadores, saben perfectamente que todos los registros de inventarios de productos (base de datos) deben ajustarse con el inventario físico, que representa el trabajo en campo que reflejará la realidad del inventario.  Igual principio se debe aplicar para la distribución de alimentos, si queremos mejores resultados.

La paralización de las actividades comerciales trae como consecuencia, que los grupos vulnerables que ya conocemos, vayan a desesperarse más por sus necesidades básicas y por el encerramiento en sus casas… Recuerden que estas personas tienen sus propios comportamientos sociales, además de que necesitan deambular por las calles para la rebusca monetaria y con otros fines… Algunos tratarán de aprovechar esta situación para realizar actos delictivos o incitar a la gente a ejecutar actos violatorios a la ley, como lo es el saqueo a tiendas y supermercados.  Por eso es importante, llevarles alimentos y mensajes de que el Estado no los abandonará y que no cometan errores que puedan lamentar cuando finalmente ganemos esta guerra. Y lógicamente, los organismos de seguridad deben ser más eficaces y precisos en el control de la violencia y delitos.

Los gobiernos tienen que entender que éste es un problema mundial que afecta a los que tienen menos recursos (los que tradicionalmente ya se conocen); sin embargo, otros grupos que no califican como marginados o que, en tiempos normales, nadie ayudaría y menos el Estado, ahora si necesitan la ayuda estatal; puesto que todas las actividades comerciales que de una u otra forma les permitían obtener alguna entrada de dinero, se acabó. Nos referimos a los desempleados que ganaban buen salario y a los pequeños empresarios que ya empiezan a ¨comerse los cables¨.

En otras palabras, es obligatorio por parte de los gobiernos, hacer una labor de campo y visitar a todos por igual, tanto los barrios marginados como los de clase media o que en apariencia pareciera que están bien, pero, no son más que gente que ha trabajado duro por tener algo y que ahora tal vez requieran alimentos, medicinas, atención médica y salud mental.

Todas las acciones de distribución de alimentos deben contar con el apoyo de los representantes, líderes comunitarios, técnicos que conozcan las diversas áreas geográficas y el comportamiento social.

Tiene que ser un trabajo real y serio, considerando todas las variables, sin juega vivos ni la politiquería barata y dañina.

En cuanto a la frecuencia, ésta debe ser técnicamente establecida. Cuanto mayor sea el tiempo entre los repartos de alimentos, menor será el peligro para los colaboradores de la logística.

Otro grupo que no camina como nosotros, pero igual, no podemos dejar solos en este momento difícil, son nuestros amigos los gatos y los perros que deambulan por las calles de las ciudades urbanas y rurales buscando comida, y que, Gracias a Dios y a la buena voluntad de muchos parroquianos, siempre sobreviven. Ahora mismo no tienen nada para comer.  Debemos ayudarlos. Las organizaciones defensoras de los animales, ahora tienen que demostrar ese empeño por llevarles comida.


Por: Eric Aragón


sábado, 28 de marzo de 2020

Estado de Emergencia Nacional (parte 1)


Casi todos los gobiernos de los países afectados por el COVID-19, han declarado la emergencia nacional, y aquellos que aún no lo hacen, sin lugar a dudas lo harán tarde o temprano.

Esta es una figura jurídica que permite la Carta Magna de cada nación y las normas relacionadas -en este caso específico- con el tema de la salud pública; de modo tal, que los gobernantes puedan agilizar todos los procesos burocráticos de compras, hacer uso de fondos públicos y ejecutar una serie de medidas drásticas; por ejemplo, restringir el libre tránsito de las personas o establecer una cuarentena total, con el propósito de salvar vidas. 

Por supuesto, la misma Constitución Política, señala las razones. La PANDEMIA causada por el CORONAVIRUS, es una razón para tal fin. La República de Panamá (al igual que otros Estados), declaró el Estado de Emergencia Nacional.

Apoyamos totalmente a las autoridades gubernamentales que liderizan esta lucha y a todos los panameños que de una u otra manera contribuyen a salvar vidas y a la logística necesaria para derrotar al enemigo de la humanidad llamado: CORONAVIRUS (COVID-19). 

También, agradecemos a quienes se ajustan con responsabilidad a la cuarentena total, cuyo propósito es preservar la vida de todos nosotros.

No podemos olvidar a las iglesias que oran por Panamá y por el mundo entero.
Y como siempre lo digo y jamás me cansaré de hacerlo -entretanto Dios me lo permita- nuestro mayor agradecimiento debe ser para Nuestro Creador y no sólo en tiempos de infortunios... ¡Nunca lo olvidemos!

Con tristeza hay que condenar a nacionales y extranjeros que violan la cuarentena sin ninguna justificación de peso, atentando con la vida de ellos y de los demás. Igual hay que castigar a los que se dedican a robar, estafar, hacer llamadas engañosas, difundir noticias falsas y sin sustento científico a través de las redes; en fin, a todos aquellos que se aprovechan de la PANDEMIA para realizar actos fraudulentos.

Sin embargo, tengo que resaltar con toda seriedad y conocimiento, que una gran cantidad de nacionales se ven obligados a salir de sus casas violando las reglas de la cuarentena ¨por razones de peso¨.  Es difícil que estas razones las entiendan aquellas personas privilegiadas que no conocen la idiosincrasia ni las necesidades de la gente trabajadora y marginada de los barrios.

Los jubilados confrontan una realidad desde hace largo tiempo. Gran porcentaje de ellos son estafados, engañados y robados por gente en quienes ellos han confiado y por sus propios familiares.  Eso explica porqué ellos salieron a buscar y cambiar sus cheques o retirar de los cajeros automáticos el dinero.

Largas filas de ancianos enfermos y altamente vulnerables frente al COVID-19.  No los podemos culpar por cuidar el dinero, que para muchos es la diferencia entre la vida y la muerte. Ahora más que nunca deben proteger su limitado efectivo para comprar comida y medicinas.

Los supermercados tienen que buscar otros mecanismos que sean más eficientes en el retiro y cambio de cheques, y compra de alimentos por parte de los jubilados, y por los consumidores en general; ya que la gente va a estos establecimientos y se encuentra con largas filas y cuando uno ve el reloj ya pasaron las dos horas permitidas por el Decreto…

¿Y por qué la gente va a los supermercados cuando las tiendas o abarroterías están más cerca? Precisamente, porqué en las tiendas los precios son más altos, y algunas ahora han aumentado los precios. Así que el pueblo se ve obligado a ir a los supermercados para ¨estirar¨ ese dólar y más ahora que la clase trabajadora, se está quedando sin efectivo y sin trabajo. Y vale la pena mencionar que algunos supermercados están cerca y otros más distantes del lugar de residencia de los clientes.

Entonces, aquí es dónde los analistas y asesores gubernamentales, deben utilizar el ingenio y demostrar la capacidad que tienen para resolver los problemas comunitarios, sin tantos regaños.  Lo ideal sería que la mayoría de consumidores pudiesen encontrar todos los productos necesarios y a precio justo, en las tiendas, abarroterías o pulperías, que están cerca de sus casas.

Y nuevamente hago énfasis en qué los supermercados deben implementar estrategias más efectivas de logística. Por ejemplo, hacer un reordenamiento de los productos para que los compradores que entran a los supermercados encuentren todo con facilidad y salgan más rápido de modo que las filas avancen en tiempo récord. Otra medida podría ser: probar con reparto domiciliario. En fin, inventen nuevas estrategias, analicen, piensen, ahora es cuando hay que ser creativo y deben aparecer los ingenieros y especialistas en logística.


Por: Eric Aragón


                                                                                                                                                  

Estado de Emergencia Nacional... (parte 2)


Una ingeniera que yo conozco y que está desempleada desde hace unos 4 meses, tuvo que verse en la necesidad de ir al banco… Éste es uno de los más importantes de capital panameño. Llegó a la hora que le correspondía (de acuerdo a las reglas de cuarentena) y a la sucursal que está más cerca de su corregimiento. Encontró una larga fila y con gente que no tenía que estar allí, porque no era la hora de salida de ellos según el último dígito de cédula.

Pero ¿Por qué estaban allí desde temprano? Por dos razones de fuerza mayor. La primera para lograr una atención rápida por parte del banco y la segunda, porqué la entidad no les daba una respuesta oportuna y en firme por el tema de los pagos a préstamos hipotecarios, tarjetas de crédito y otros problemas más.

Y a esta angustia VÁLIDA de los deudores se suman las respuestas que reciben muchos cuando llaman al banco: ¡Nos hace una nota explicando su situación de desempleo...! ¡Sólo le vamos a dar un periodo de gracia por el mes de abril…! ¡Abone algo y le rebajamos los intereses…! ¡Nosotros le llamamos…!

Si los bancos no unifican sus criterios en cuanto a la forma de ayudar a sus clientes, sino que cada uno busca su propia estrategia, que podría no ser la mejor en ciertos casos: ÚNICAMENTE va a causarle a los clientes un estrés dañino.

Ciertos bancos están adoptando medidas que no reflejan la solidaridad que deberían tener hacia sus clientes o así se percibe… Por teléfono nada es seguroNi está escrito… Y visitar a los clientes por parte del banco, con las acciones extremas de cuarentena total que se aproximan, será difícil la mensajería.

Y al final, aunque el banco tenga la intención de ayudar a los clientes, éstos movidos por la preocupación -que es válida en estos momentos que el dinero se acaba y el desempleo aumentará, y la vida es primero- estarán dispuestos a sortear las prohibiciones de cuarentena, para ir personalmente a los bancos a despejar las dudas y conseguir respuestas concretas y definitivas.

 La mejor acción era -tal vez me equivoque- que los bancos que tienen la base de datos aplicaran un periodo de gracia uniforme y automático, aunque hubiese sido por 2 meses nada más… y aquellas excepciones, manejarlas ellos, los bancos con los clientes. Y no poner a miles y miles de clientes a redactar notas, hacer llamadas y correr a los bancos desesperados…

Otro grupo muy especial son aquellos que viven día a día de lo que consiguen en la calle: lavando autos, vendiendo productos por la calle, o viendo cómo se ganan honradamente la comida del día. Este sector es enorme, sobre todo, en la ciudad capital…

En fin, no terminaría nunca explicando cómo vive el panameño común y corriente, principalmente en la ciudad capital.

¡Y tome en cuenta también a los profesionales, técnicos y colaboradores, todos  desempleados (que tenían buenos salarios) que carecen de familia  pudiente o no tienen quién los ayude!  Y seguro que a la hora de repartir comida o algún bono en efectivo nadie los visitará o los dejarán de último; porqué aún viven en excelentes casas o apartamentos que compraron cuando ganaban más o menos un buen salario, quizás 1200 dólares y más, en forma individual o familiar… y que ahora no pueden pagar o, mejor dicho, ya casi estaban al borde de que los bancos les quitaran la vivienda y otros bienes.

La realidad es que hay miles de ellos que perdieron sus trabajos en el gobierno anterior o en la empresa privada y ahora se están comiendo un cable, a punto de perder todo: carro, casa, tarjetas de crédito… están comiendo sardina de la más barata y con estrés agudo, porqué no tienen fuentes de ingresos.

Otros de este mismo grupo, estaban vendiendo comida, empanadas, manejando Uber, realizando toda clase de trabajitos para poder comer y recibiendo ayuditas de amigos hasta que llegó el CORONAVIRÚS y empeoró la situación de ellos: ¨Ni camarones ni posibilidad de empleo por un largo tiempo…¨ Y se sumarán más desempleados de clase media hacia abajo y pequeños empresarios que quebrarán …

La única verdad es que el CORONAVIRÚS no solo ha traído enfermedad y muerte, sino, también, múltiples daños colaterales, pero, igual de negativos, que al final desembocarán en enfermedades; y situaciones extremas de necesidades y problemas familiares.

El Estado de Emergencia Nacional, le da facultades excepcionales a los Gobiernos, que se justifican; pero, también, tienen el deber de analizar todas las variables y componentes de los distintos sectores de la sociedad para ir adecuando los planes de contingencia que se tienen.

¨Para los gobiernos es un problema inédito, igual lo es para la población¨.

 No se trata únicamente de sancionar y procesar legalmente a los que violen las normas ni de hacerlas cada vez más extremas… hay que detener el CORONAVIRÚS, Y LA MEJOR FORMA ES QUEDARSE EN CASA. PERO, TAMBIÉN HAY QUE RESOLVER DE MANERA EFECTIVA LAS NECESIDADES A LA POBLACIÓN. AMBAS COSAS DEBEN IR DE LA MANO… SI NO SE HACE TARDE O TEMPRANO VIENE LA INCORFOMIDAD POR PARTE DEL PUEBLO.

En las calamidades es que se pone en evidencia la capacidad, inteligencia y creatividad de nuestros gobernantes y líderes…


Por: Eric Aragón