domingo, 1 de junio de 2014

¿Quién tiene la última palabra?

El gerente de una empresa estaba preparado para presentar y sustentar un excelente plan para incrementar las utilidades y reducir los costos; pero, lo que no imaginaba, a pesar de que había tenido ciertas diferencias con la junta directiva de la empresa, es que ésta no se reuniría para discutir la propuesta; sino para separarlo del cargo de gerente.  ¡Qué golpe más duro! La presión se le subió, casi le da un infarto.  Todo su mundo económico se le derrumbaba… ¿Cómo pagaría sus deudas, la escuela de los hijos, la letra de la casa o compraría comida para sus seres queridos?  Toda la familia dependía de este señor.

La señora no sabía cómo contener su gigantesca felicidad, pues su hijo se le graduaría de sexto año –último año de secundaria. Por fin llegó el tan anhelado día de la graduación.  Estaba sumamente emocionada, ya que tenía varios hijos y parecía que este joven era el más formal en los estudios. Su futuro era muy prometedor… Lo que no le pasó jamás por la mente a la mamá, es que ese día de la graduación sería el último día de su hijo en el mundo de los seres vivos… Ese mismo día en la noche se fue a celebrar con unos amigos, pero, jamás llegaría a su destino.  El joven que manejaba el vehículo en el cual iban todos, perdió el control; el carro dio varias vueltas. Todos sus ocupantes murieron por el fuerte impacto. La mamá del joven cuando supo la noticia, se derrumbó, entró en un estado nervioso incontrolable, y a los minutos falleció.

Un hombre enamorado, de unos 30 años, recién nombrado profesor en un colegio católico de mucho prestigio y que estaba aprendiendo a conducir; se le ocurrió la “brillante idea” de alquilar un carro para llevar a su enamorada y a la hijita de ésta de 2 añitos, al otro extremo del país. Cuando venían de regreso, después de comprobar la joven que el caballero no manejaba bien y de estar un poco temerosa… ¿Qué creen ustedes que sucedió? Igual como lo señala el título de la novela del escritor colombiano, Gabriel García Márquez: “La crónica de una muerte anunciada”. El joven perdió el control en una curva, ya que iba a mucha velocidad; el carro dio varias vueltas y finalmente cayó por un precipicio… Antes de que llegaran al fondo del abismo donde los esperaba un poco de rocas y que probablemente nadie saldría con vida, un pequeño árbol; pero, muy fuerte, detuvo el carro… Irónicamente, como en un cuento de hadas, los tres ocupantes del vehículo, que fue pérdida total, salieron caminando. Sólo a la joven señora se le hizo un pequeño rasguño en la frente; unos meses después no quedaría ni la más leve cicatriz. Hasta la niña de 2 años, había superado el trauma. Una señora que vivía enfrente de donde ocurrió el accidente, a la orilla de la carretera; contó: que en esa curva había siempre muchos accidentes –era la curva de la muerte- y que ella no se explicaba cómo estas personas estaban ilesas.

¿Quién tiene la última palabra? Una pregunta interesante y que debería motivar a las personas a analizar si en verdad somos los seres humanos quienes decidimos que pasará el día de mañana o somos simplemente “insignificantes” en este mundo. Podemos hacer todos los planes del mundo y hacer el máximo esfuerzo para que se cumplan; pero, si no estamos conscientes de que todo se puede derrumbar el día de mañana o en cuestión de minutos; entonces, estaremos a la deriva siempre; perdidos en el espacio; nunca estaremos preparados para nada…

El ser humano jamás podrá controlar el futuro, si lo hiciera sería Dios.

 En medio de las declaraciones que ofreció el joven que se salvó del accidente -recuerdan a la enamorada y a la niña de 2 añitos- dijo: “Qué antes de salir del hotel, oró a Dios con todo su corazón, como siempre lo hace. Le pidió que guardara su camino…”     ¡Bueno!  No cabe la menor duda de que Dios lo hizo…




Por:
Eric Enrique Aragón




domingo, 4 de mayo de 2014

No se puede cosechar, lo que no se siembra

El hombre rural se esmera en preparar la tierra, procura conseguir buenas semillas y hace todo su mayor esfuerzo para que nada pueda afectar su siembra; aunque muchas veces por más cuidado que tenga, algo se le escapará de control, sobre todo, cuando se trata de fenómenos naturales. No obstante, los frutos que obtenga de su cosecha estarán de acuerdo al cuidado que tuvo con su siembra.

Los principios o reglas que se aplican en el sector primario de la economía; es decir, en el campo, tienen igual efecto en la vida personal de cualquier individuo. 

¡Qué lindo es soñar con hijos ejemplares!  Hijos que sean obedientes a su papá y mamá. Hijos que cumplan con las asignaciones escolares.  Hijos disciplinados, que ayuden en los quehaceres del hogar. Hijos que no pidan más de lo que se les puede dar. Hijos que no sean perfectos, pero, que llenen de orgullo a sus padres.

Gran dolor sienten los progenitores cuando ven que sus hijos no  respetan a nadie, ni siquiera a ellos… Su lenguaje está compuesto por palabras soeces, van muy mal en los estudios -si acaso asisten a la escuela.  Quieren estar todo el día chateando, metidos de cabeza en los juegos de video o escuchando canciones horribles. El razonamiento de ellos (los hijos) es totalmente nulo; su forma de hablar es pésima, desconocen lo que significa la superación o cuál es el valor de tener una excelente educación. Son tan torpes que imitan todo lo negativo sin preguntarse: ¿Será bueno o malo para mi vida?

¿Por qué actúan los mozalbetes así? Una pregunta fácil de responder; pero, difícil de cumplir.  Los hijos son rebeldes y muchos toman el camino de la perdición, porque carecen de motivación.  ¿Y qué les da a los niños y jóvenes el deseo de estudiar, aprender un oficio, practicar los preceptos morales y cristianos o ser cariñosos con sus padres?

El buen ejemplo y el cariño que reciben los hijos de sus padres, se transforma en la fuerza indestructible que tendrán (hijos) para no dejarse atrapar por lo negativo de la vida.

Sólo existe una oportunidad para la mamá y el papá de ofrecerles afecto, cuidados y el buen ejemplo. Compartir con ellos muchos momentos de la vida y escuchar con especial atención todo lo que deseen expresar, aunque nos parezca algo simple, tendrá un efecto poderoso en la vida de nuestros hijos. Visite la escuela de sus hijos, converse con los maestros y profesores; conozca a sus amigos. Acompáñelos a comer un helado… 

Si no practica todo esto con sus amados hijos –que por cierto es algo que llena de mucha satisfacción- llegará un tiempo que usted abrirá los ojos y se dará cuenta que hizo mal. Jamás se podrá recuperar de su dolor, porqué dejó escapar la oportunidad más hermosa de su vida. Y lo más triste y devastador es que sus hijos podrán estar perdidos en la vida por su culpa.



Por:

Eric Enrique Aragón

sábado, 19 de abril de 2014

Una persona excepcional

Desde corta edad demostró su interés en las cosas espirituales.  El hecho de que una vez se extraviara y posteriormente, sus padres lo encontraran en el templo (iglesia), orando y hablando de Dios; es una evidencia contundente de su vocación divina.

Enseñó a los jóvenes el respeto por la familia y la importancia del trabajo.  El mismo realizó la labor de carpintero y siempre honró a sus padres, María y José.

¡Cuánta falta hace en nuestros días que los mozalbetes, lleven a la práctica este mensaje!  Esta generación de jóvenes lo quiere todo regalado, sin esfuerzo ni trabajo.   Prefieren robar y matar a sus propios padres para obtener dinero fácil, antes que estudiar o trabajar.

Si en el año 1 de la Era Cristiana –hace poco más de 2 mil años- la gente necesitaba palabras de motivación; en la actualidad se requiere más que nunca, a la velocidad del rayo… El planeta Tierra implora por la intervención divina.

La generación del siglo 21, en su gran parte joven, no cree en nadie ni en nada; la unidad familiar no existe, sólo de nombre.  No se tiene consideración por la raza humana ni por la naturaleza.  La solidaridad y la bondad quedaron en el pasado. Los seres humanos se destruyen unos a otros.  Carecen de motivación y el valor que le dan a la vida es nulo.

Los seres humanos con frecuencia, pasamos por momentos críticos en los cuales esperamos que alguien nos regale palabras de aliento… ¡Difíciles de encontrar! Sin embargo, este ser humano, protagonista de esta columna periodística; sin importar su origen, tenía palabras de estímulo para todas las situaciones.

“Felices los que lloran, porque recibirán consuelo”.  "Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”.  “Felices los compasivos, porque alcanzarán misericordia”.  “Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios”.

Una persona excepcional, con el extraordinario don de la Misericordia. “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio.  Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres…”. El maestro respondió: “El que no tenga pecado, tire la primera piedra”.  “Yo tampoco te condeno, le manifestó Jesús. ¡Vete!  No peques más”.   
“Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas”

¡Gran personaje! Jesús le respondió a la samaritana: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma le hubieses pedido de beber… y Él te habría dado agua viva».     

¡Es cierto que hay muchos mensajeros! Pero, no todos tienen la autoridad ni el poder de convencimiento de aquél que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da; no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”.

No cabe la menor duda. Cuando Jesús estuvo en la tierra fue una persona excepcional. ¡Y ahora lo es más, pues, venció la muerte para mostrar a la humanidad el camino correcto!



Por:

Eric Enrique Aragón

sábado, 8 de febrero de 2014

Niño prodigio que causaría mucha contradicción


Conforme a la ley de Moisés, los padres del niño llamado Jesús, le trajeron al templo en Jerusalén para ser presentado al Señor Dios. Esta ceremonia se acompañaba con el sacrifico de un par de tórtolas o dos palominos. 

En Jerusalén habitaba un hombre llamado Simeón, justo y de gran fe.  A éste el Espíritu Santo le había revelado, que no conocería la muerte antes de que viese al Ungido de Dios (Jesús).

Guiado por el Espíritu Santo, llegó al templo en el preciso momento que llegaría el niño en brazos de sus padres, José y María.  Simeón tomó en sus brazos al niño, lo bendijo y elevó una oración, diciendo:”Ahora, Señor, deja que tu siervo descanse en paz, pues he visto con mis ojos tu salvación”.  Además, a la madre del niño, María, le manifestó:”He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha”.
Evangelio según San Lucas, cap.2, verso 21-38.

Jesús vino al mundo a mostrar el único camino que lleva a la salvación del alma. Nada complejo. El profeta más grande de todos los tiempos, se dedicó durante unos breves años, a explicar de la manera más clara y convincente, la doctrina cristiana o los mandamientos (reglas) que debe practicar cada ser humano en su vida cotidiana.

Lo maravilloso de todo, es que no se tiene que esperar el premio mayor –la salvación- para sentir la felicidad; sino, que la práctica de cada mandamiento que ofreció Jesús nos ayuda a vivir bien y en armonía con nuestros semejantes y la naturaleza.

Por ejemplo, las familias hoy día están desintegradas, porque no se respeta el hogar. El hombre es infiel a su esposa y prefiere estar con sus “supuestos amigos” tomando bebidas alcohólicas; cuando debería estar con su esposa e hijos. Igual ocurre si la mujer es la que irrespeta a su cónyuge y a sus vástagos. En ambos casos el desenlace es el mismo: una familia destruida.

Si un hijo no sigue los buenos consejos de sus progenitores (padres), ni de sus maestros de escuela; y menos le gusta llevar una vida sana, conforme a los valores morales y cristianos, difícilmente su conducta será aceptable. Lo más seguro es que siempre estará metido en problemas y ni siquiera termine la escuela secundaria.

La clave del éxito en la vida de uno, es tratar de que la conducta diaria esté de acuerdo con los valores morales y cristianos. Iniciar el día con una oración a nuestro Creador, trabajar con honestidad o ser un buen estudiante; respetar a las personas, ser solidario con el prójimo, no hacerle daño a nadie y amar a nuestra familia, podría ser un buen comienzo para mejorar nuestra existencia.

En aquella época en la cual vivió Jesús causó mucha división por sus mensajes. Los que estaban acostumbrados a usar el poder económico y político de acuerdo a sus intereses, obviamente, lo atacarían con todo; igualmente, lo haría la gente acostumbrada a vivir sin orden ni reglas o que se aprovechaban de los demás pregonando doctrinas falsas.  Sin embargo, las personas que anhelaban la aceptación divina escucharían sus palabras.

Actualmente, las cosas no han cambiado mucho. Los mensajes cristianos siguen causando muchas contradicciones. Están las personas que desean una vida mejor e intentarían realizar cambios positivos en su modo de vida; de manera tal, que escucharían con placer los consejos de Nuestro Salvador Jesús. Y por otra parte, los mortales que desean continuar con sus malas prácticas y jamás irían por la senda del cristianismo.  

Lo cierto es que la gente que hace el intento por seguir a Jesús le irá mejor, aquí en la vida terrenal y en la otra vida.

De usted depende, la decisión que tomará…

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”


Por:
Eric Enrique Aragón




sábado, 1 de febrero de 2014

El corredor de la muerte


De la muerte nadie se escapa.  Nadie piensa que la muerte puede estar a la vuelta de la esquina.  Todos pensamos en hacer mil cosas en el día: algunas buenas y otras, lamentablemente, negativas. Lo cierto es que de algún modo las personas sienten la motivación de alcanzar metas, que a veces se pierden por el camino.

Imagínese por unos minutos, que por alguna mala jugada de la vida, le comunican que en poco tiempo perderá todos los bienes materiales, “quedará en la calle sin nada”  ¿Cree usted que tendría la motivación necesaria para esforzarse por alcanzar algún ideal? Por ejemplo, terminar una carrera universitaria, aprender un oficio o corregir su conducta… ¿Para qué? ¡No vale la pena! Dentro de poco se esfumará mi vida. Este es un razonamiento lógico y hasta cierto punto aceptable humanamente. Se entregará al llanto y al fracaso.

Así como hay muchas historias negativas, también existen historias dignas de contar. Las cárceles están saturadas de gente muy mala. Sin embargo, en estos presidios se han encontrado personas que a pesar de que nunca recuperarán su libertad (cadena perpetua), tomaron la decisión más difícil de sus vidas: “dejar una huella de nobleza, sacrificio, Fe en Dios y en ellos mismos”. 

 Pero, aún más dramático es el caso de algunos reos que por la gravedad de sus delitos, esperan que se cumpla la sentencia dictada por el juez, “muerte”. Esto ocurre en ciertos estados de los Estados Unidos de Norteamérica, dónde existe la pena de muerte. Pero lo más increíble es que se han documentado casos de presos sentenciados a muerte, que contra toda lógica humana, cambiaron sus vidas: de mala a noble; y por supuesto, no faltan aquellos que estando en la cárcel, se convirtieron en verdaderos cristianos.

¡Cuán difícil es alcanzar estas metas! Tener todo en contra, ver sólo muerte y oscuridad, es una situación que doblega al más fuerte de los mortales.  Mantenerse vivo, como lo hizo Miguel de Cervantes Saavedra, el Manco de Lepanto, en la prisión de Argel, en el siglo XVI, como resultado de la batalla naval de Lepanto (enfrentamiento entre el imperio turco Otomano y los cristianos; o igual como lo consiguieron no muchos soldados en las prisiones de Vietnam, es una gran proeza: merecedora de grandes reconocimientos. Pero, "cuánto más" habría que destacar a un ser humano, que en iguales condiciones, decida dejar un legado de grandeza y superación a la humanidad, más que todo a la juventud que siempre ha estado desorientada… Cabe resaltar que Miguel de Cervantes Saavedra le dejó a la humanidad, grandes obras literarias, que han contribuido al desarrollo de la lengua española, tal como su obra cumbre, Don Quijote de la Mancha; probablemente, la obra mas editada y traducida después de la Biblia.

No podemos pasar por alto el extraordinario valor, sacrifico y entrega a la humanidad, de ese gran maestro y líder: “Nelson Mandela”; quién, también, estuvo durante largos años en la cárcel.

El mayor sacrificio lo hizo Nuestro Señor Jesucristo, quien nos abrió la puerta del cielo para que todos nosotros; podamos tener la fuerza necesaria para seguir en el camino de la superación, la esperanza y la fe en un mañana mejor… “Jesús es el camino, la verdad y la vida”. Y sin lugar a dudas, todos los héroes de la historia humana, como los antes mencionados, se inspiraron en la grandeza de Jesucristo.



Por:
Eric Enrique Aragón