¡Cuánta gente va por el mundo, sin darse cuenta que pudieron salvar una vida! ¡Sí! Tristemente la mayoría de casos negativos se originan en el seno familiar…
La familia, hoy día, se olvidó de practicar aquellas actividades que la fortalecen. La mamá y el papá, llevan caminos diferentes o antagónicos; en ciertos casos parecen enemigos… (¡Cómo deben sufrir en silencio los hijos!). Lamentablemente, y sobre todo para los vástagos, ambos progenitores olvidaron los lindos detalles que alimentan el amor, la amistad y la unidad familiar. Únicamente saben regañar a los hijos, como si esta acción fuese el propósito de ser papá y mamá.
Los chicos (hijos) necesitan amor, palabras de estímulo y que se les dé un buen ejemplo de moral, fe cristiana, superación y unidad familiar. ¡Jamás serán personas correctas y productivas, si su hogar fue un infierno! “Ellos serán el espejo del hogar que tuvieron”.
No hay nada mejor en este mundo que seguir a Jesús y sentir la felicidad infinita de vivir en familia. En ésta se debe practicar la fe cristiana. Y por supuesto, los valores morales: amor, tolerancia, comprensión, solidaridad, compañerismo, bondad, humildad, el arte de saber escuchar y hablar, honradez, responsabilidad, puntualidad, amistad, etc.
No importa cuántos sean los integrantes del hogar, siempre -sin desmayar- debe hacerse el esfuerzo para practicar aquello, que verdaderamente contribuye a consolidar la Unidad Familiar.
Tome una pequeña parte de ese tiempo, que usted le dedica diariamente a muchas cosas materiales e innecesarias, y regáleselo a su familia… ¡Crea firmemente que no se arrepentirá y ganará mucho más...! ¡Sus hijos lo agradecerán infinitamente y quizás -sin darse cuenta- les esté salvando la vida en el futuro!
Salga a pasear -aunque sea a un pequeño parque- con su familia… Juegue con sus hijos, escúchelos, sea amigo de ellos; dígale que los ama mucho, no vea las apariencias ni lo físico, aprenda a ver más allá… Preocúpese por dar a sus hijos un buen ejemplo y nunca olvide los gestos románticos hacia su cónyuge…
Por: Eric Enrique Aragón
1 de noviembre de 2011
Salga a pasear -aunque sea a un pequeño parque- con su familia… Juegue con sus hijos, escúchelos, sea amigo de ellos; dígale que los ama mucho, no vea las apariencias ni lo físico, aprenda a ver más allá… Preocúpese por dar a sus hijos un buen ejemplo y nunca olvide los gestos románticos hacia su cónyuge…
¡Si pide a Dios y a Jesús ayuda, usted la recibirá y sentirá una alegría inmensa, que no se podrá comparar con nada de este mundo…!
Ame a su familia y estará contribuyendo a un mundo mejor…
Por: Eric Enrique Aragón
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