martes, 15 de febrero de 2011

Ni los países árabes ni China, son la excepción…

A finales de los años 80 (Siglo XX) ocurrió en Europa lo que en años anteriores, nadie imaginaba que podía acontecer. Se vendrían abajo los regímenes comunistas de Alemania Oriental y de la “súper poderosa” Unión Soviética (URSS); al igual que otros gobiernos de la extrema izquierda. Todos ellos del Viejo Continente y llamados “satélites de la Rusia comunista”.
Ahora, para ser más exacto, desde inicios del mes de enero del año en curso (2011), empieza una serie de manifestaciones en un país árabe, que nadie creía, que pudieran ocurrir con tanta fuerza, sin que el ejército –tradicionalmente controlado por los gobernantes- acabara con estas revueltas.

Y lo más increíble, casi milagroso, es que los manifestantes -jóvenes en gran parte- lograran que el presidente de ese país, Hosni Mubarak, dejara el poder después de 30 años de dictadura y de gobernar sin rendirle cuentas a nadie.

De una forma contundente, quedó una vez más demostrado que el poder verdadero y real, lo tiene la gente común y corriente: los marginados, los jóvenes, las mujeres, los trabajadores, los desempleados, los enfermos, los ancianos, los estudiantes, los gremios, las iglesias, los ambientalistas, las minorías, los indígenas, en fin, la sociedad civil en general.

El pueblo es el que tiene el poder, porque somos la mayoría y como algunos han dicho, tal vez en forma jocosa, pero, muy cierto ¡El pueblo es la voz de Dios!

"¡Gracias a Dios! He estado en paro por su culpa, la vida era horrible, ahora voy a empezar mi vida, voy a poder respirar" "¡No puedo creer que voy a ver a otro presidente en mi vida! "Mubarak ilegal, Gobierno ilegal" "El pueblo ha hecho caer al régimen" Éstas eran algunas de las miles y miles de expresiones de alegría y emoción, emitidas por los manifestantes egipcios, reunidos en la Plaza de la Liberación (Tahrir), una vez que se conoció la dimisión de Mubarak, el 11 de febrero de 2011.

¿Cuál es el mensaje? ¡El hombre nació libre! Las Sagradas Escrituras, señalan que todos los seres humanos, nacemos libres y hechos a la imagen y semejanza de Dios. ¿Qué significa? Que a los pueblos se les pide respeto por las leyes y por sus autoridades; pero, también, se les escucha y se les atiende sus necesidades. Las autoridades y los gobernantes, deben respetar los derechos humanos y permitir el libre juego de las opiniones y la libertad de prensa.

Ningún gobernante ni régimen puede pretender, en estos tiempos modernos, apropiarse del país y de su riqueza, perpetuándose en el poder. Tampoco, deben creer que pueden someter con la fuerza o con la persecución o engañar a un pueblo, para siempre…

¡Tarde o temprano! Todos los tiranos, dictadores, abusadores del poder, engañadores y perseguidores de la democracia, los derechos humanos y la libertad de prensa –no importa cuál sea la careta que utilicen- ¡TODOS CAEN!

¡Y cuando eso sucede, todo el peso de la ley y la venganza de los pueblos, cae como un pesado martillo, sin ninguna misericordia, contra ellos!

Lo que pasó en Egipto es la Crónica Anunciada de lo que ocurrirá en todo el mundo árabe… Y después, veremos al mismo pueblo chino, cansado de tantas injusticias, persecuciones; y violaciones de los derechos humanos, de la libertad de expresión y de prensa, librarse de sus pesadas ataduras…

Gobernantes del mundo entero, véanse en el espejo de Hosni Mubarak y de tantos otros dictadores, cuyo pueblo arremetió contra ellos, por malos y engañadores.

Déjense de tanta terquedad y ansia de poder desmedido. Aprendan a oír la voz del pueblo, la voz de Dios, la voz de los necesitados, la voz de los jóvenes, la voz de los niños, la voz de la naturaleza, la voz de las mujeres, la voz de los trabajadores. ¡Aprendan a ser sabios!


Por:
Eric Enrique Aragón
15 de febrero de 2011

domingo, 13 de febrero de 2011

¿Cómo sería la vida sin Dios?

¡La vida sin Dios sería muy triste, dolorosa y sin una gota de esperanza en un mañana mejor!
La existencia humana es imperfecta y a veces pareciera que la mismísima vida nos tratara injustamente.
¡Y si usted no cree! Entonces, pregúntele a un hijo abandonado por sus padres ¡Cómo se siente! A una amorosa y abnegada madre, qué siente después de haber perdido a su hijo en un accidente automovilístico. A un enfermo de cáncer o a los niños que viven en la calle, porque la sociedad –que es usted- no hace nada para ayudarlos…
¿Cómo sería la vida sin Jesús? Sería muy oscura y deprimente… Sin valores morales ni ideales de fe y superación. La vida sería melancólica y apagada… ¡Sin amor! ¡Sin sueños! ¡Sin bondad ni solidaridad! ¡Sin unidad familiar! ¡Sin salvación para nuestras almas! ¡Sin un mañana mejor!
Sin Dios, no tendríamos un Amigo Todopoderoso: ¡Comprensivo! ¡Tolerante! y ¡Misericordioso! , a quien pedirle ayuda en los momentos más difíciles; llenos de dolor, angustia y llanto… ¿Qué haríamos sin Dios? ¿A dónde iríamos? ¿Qué sería de nuestra familia?
El único ser Todopoderoso, comprensivo y misericordioso, que nos puede fortalecer, cada vez que dejamos de luchar por alcanzar nuestros sueños e ideales, es Jesucristo que dio su vida, a cambio de nuestra felicidad.
“Alzaré mis ojos a los cielos ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo el cielo y la tierra…” Salmo 121


Por: Eric Enrique Aragón12 de febrero de 2011

martes, 8 de febrero de 2011

Una ciudad en apuros

Como aquel caballero medieval, imponente por su armadura y gallardía, vencedor de muchas batallas y deseado por lindas princesas; un río, grande y caudaloso, se levantaba como un poderoso gigante, en medio de una comunidad.

Sus aguas eran tan abundantes y cristalinas, que parecía que la misma naturaleza se rendía a sus pies. Una vez se oyó decir a la gente, que el mismísimo Dios lo había creado para deleitarse: contemplando sus hermosas corrientes de agua.

Rodeado de altivos y refrescantes árboles, todo un pueblo se sentía tan orgulloso de éste (río), que las autoridades decretaron que sus cristalinas aguas, fuesen llevadas a una gran parte de la ciudad. Una planta potabilizadora, mediante una serie de pasos (proceso) y tuberías (acueducto), se encargó de transportar el agua a cada rincón de miles de hogares.

La ciudad entera y sus gobernantes, estaban tan alegres, que se la pasaron de fiesta en fiesta… Así transcurrieron los años y se olvidaron del hermoso río, fruto de la sabia naturaleza.

Permitieron asentamientos humanos cerca del río. Se tiró toda clase de basura, para ver como ésta se hundía en sus profundas aguas; derribaron árboles a diestra y a siniestra. Las edificaciones, al igual que la ganadería y la agricultura, le arrebataron la firmeza al suelo, siendo éste arrastrado al río, por los abundantes aguaceros. ¡Y la planta potabilizadora! Nadie se preocupó por su debido mantenimiento ni modernización. Se marchitó como la bella rosa, que nadie quiso cuidar.

La metrópoli entera seguía cantando y bailando, hasta que una vez llovió tanto, que la potabilizadora entera fue tapada por el lodo, la basura y todos los desechos humanos. “No se pudo hacer mucho para evitar el desastre” ¡Crónica de una muerte anunciada…!
Los habitantes de la enorme ciudad, sin distinción de raza, credo, posición económica, poder político o nivel educativo, fueron sometidos a la más cruel escasez del vital líquido para la vida humana: “el agua”.

Por toda la ciudad se observaba a la gente, buscando con desesperación una gota de agua, que saciara su desgarradora sed. En cualquier parte –ya era algo cotidiano- los adultos, jóvenes y niños, cargando tanques y botellas, para recoger unas gotas de agua, en cualquier callejón. O un encumbrado mortal, se bajaba de su fino vehículo, desesperadamente, con tanques y botellas, para aprovechar un chorro de agua.

Por otro lado, se veían los carros cisternas repartiendo agua, a una muchedumbre enojada (personas), a veces al borde del pánico y de la más cruel ira. En fin, baños, casas, oficinas y sus habitantes: todos sucios y hediondos… “El hermoso río y la naturaleza, se cansaron de la indiferencia y la crueldad de los habitantes de la ciudad…”

Este relato parece un cuento, pero, realmente no lo es. Esta historia le sucedió a una gran ciudad, cuyo vecino más cercano es el océano Pacífico.

El agua es un elemento que da vida y vida en abundancia. La naturaleza no las ofrece gratuitamente. Cuidemos los ríos y mares: esta es creación de Dios para que el hombre se beneficie. Pero, tenemos la responsabilidad de “protegerla”, “no abusar de ella”, “ni destruirla”.

Por:
Eric Enrique Aragón




martes, 1 de febrero de 2011

Wikileaks: el poder de la información

No cabe la menor duda de que la página Wikileaks, ha demostrado de forma contundente, como cierta información puede impactar un país, independientemente, de que sea una nación tan poderosa como aquella en desarrollo.

Wikileaks, no sólo ha hecho honor a su significado: filtración o fuga de información (del inglés leak: fuga o filtración); sino, que ha demostrado el “talón de Aquiles” de todos los gobiernos, empresas, políticos, gente influyente y organizaciones… ¡Y ni siquiera las iglesias escapan de tal efecto!

Y ¿Cuál es ese talón de Aquiles? Simplemente, todos los comportamientos negativos, no éticos o inmorales de todos los sectores de la sociedad mundial y de los gobiernos.

Lamentablemente, muchos individuos influyentes en la vida de un país, muestran una "excelente imagen pública": de ser buenos ciudadanos, de estar comprometidos con las buenas prácticas éticas y morales; de buscar el bien de los sectores más necesitados y de apoyar todas las campañas orientadas al cuidado del planeta, la paz mundial, los derechos humanos, la libertad de prensa, y el respeto por las leyes y la democracia.

PERO, cuando no están frente a las cámaras de televisión, se despojan de esa "bonita imagen pública" –que pareciera ser para ellos una camisa que se quita y pone, de acuerdo a la conveniencia del momento, llámese doble moral-- demuestran todo lo opuesto: malas prácticas, que no benefician, pero, ni a la familia de ellos…

Sin embargo, el problema real para los gobiernos, no debe ser que exista un sitio web, como Wikileaks. Hoy día, con el desarrollo fenomenal de la tecnología de la información –y que nadie detendrá- existen miles de páginas web y formas para denunciar las malas prácticas de los gobernantes, políticos, diplomáticos, y personajes poderosos.
¡Por cada Wikileaks que destruyan, aparecerán miles de sitios como éste… !

Señores poderosos del mundo: la solución del problema está en sus manos. Simplemente deben cambiar los hábitos de conducta; en otras palabras, incorporen a su vida pública los principios éticos, morales y cristianos.

Y jamás tengan duda del adagio que señala: “Cuidado con lo que haces o dices, porque las paredes tienen ojos y oídos…”

¡Hagan lo correcto y no habrá un “Wikileaks”!



Por:
Eric Enrique Aragón

¿Y qué hacemos con la libertad de prensa?

¡Qué lindo! En una reunión familiar, de amigos; o simplemente, un diálogo con cualquier persona, que son cotidianos en la casa o en lugares públicos, poder expresarnos libremente, sin ninguna restricción; únicamente la que nos impone la prudencia, la moral y la buena educación. “Yo creo que ésto es así…” “Estás equivocada” “No puedo” “Sí lo haré” “Mi opinión es ésta” “No estoy de acuerdo contigo” “Vas por un mal camino” ¡Bueno, mucho gusto hasta mañana!

¡Sensacional! Cuando los estudiantes, en el aula de clases, pueden preguntar, discrepar, opinar o reclamarle una nota al profesor.

Cuando estamos frente a una oferta comercial –que a veces nos quieren obligar a aceptarla- que maravilloso, es poder hacer uso del “No” o del “Sí”; aceptarla o rechazarla.

Qué felicidad cuando la familia está dialogando o discutiendo sobre un tema. O cuando los padres tienen que disciplinar a los hijos y éstos se muestran en desacuerdo.

Sería complicado enamorar a una bella dama, con palabras poéticas, si no tuviéramos la libertad de pensar y crear esos lindos versos para la dulce mujer…

¡Oh! Tantas cosas lindas que puede crear y desarrollar el ser humano, gracias a la libertad natural que tiene para moverse o expresarse; y qué sólo Dios puede, realmente, arrebatársela (la libertad natural) con la muerte.

Las naciones de la comunidad internacional se diferencian por el grado de libertad que tengan, y sobre todo, la libertad de prensa; ya que es ésta la que sustenta y mide la vida democrática de un país.

Sin libertad de expresión, que se canaliza a través de los medios de comunicación, no puede haber desarrollo económico ni social. La libertad de expresión o el libre juego de ideas, es la que permite que un país avance.

Todavía existen políticos y gobiernos en América Latina, que no han aprendido de los errores del pasado, y siguen creyendo que coartando la libertad de prensa, podrán perpetuarse en el poder o que la gente va a creer que están trabajando en beneficio de todos los sectores.

La historia nos ha demostrado –sin ninguna duda- que todos los que violan los derechos humanos y la libertad de prensa y opinión, tarde o temprano, terminan mal.

Hoy día la comunidad de países democráticos -que son la mayoría- están unidos para defenderse de aquellos que quieren acabar con estas libertades. Recuerden que el mundo actual se caracteriza por la velocidad con que se maneja la información, a nivel mundial; de modo tal que es muy difícil, para no decir imposible, que los malos gobiernos y políticos, puedan esconder sus prácticas nefastas.

Señores políticos, un mensaje para ustedes: aprendan a practicar los valores morales y cristianos. Sean honestos en sus palabras y actos; amen a su familia, practiquen la bondad y la solidaridad humana; y sepan que la verdadera sabiduría y riqueza política, está en oír a los demás, incluyendo las críticas negativas; en el respeto a los derechos humanos y la libertad de prensa.

…Los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero, persiste tú en lo que has aprendido…y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio… Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia, a fin de que el hombre sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Sagradas Escrituras, 2 Timoteo, versos 13-17.


Autor:
Eric Enrique Aragón
28 de enero de 2011