Ave de la mitología egipcia, cuyo tamaño se parece al
de un águila, de colores variados, fuerte pico y garras. Tenía la gran cualidad
de que podía resurgir de sus cenizas, cada vez que se consumía por el fuego: con
gran poder y gloria.
En diferentes épocas y con bastante frecuencia se ha
citado, en la literatura mundial, esta colosal acción del ave Fénix, de
resurgir de las cenizas: como un mensaje de motivación para la humanidad…
En medio de la abundancia, de la alegría o cuando la mismísima
vida le acomoda todo tal como usted más lo desea: es fácil presumir de ser un
ganador… Si fuese tan sencillo, en el planeta no habría un solo perdedor. Todos
seríamos héroes, millonarios, felices; en fin, la vida de ensueño.
Sin embargo, en la vida real, las cosas no son tan
fáciles como en las películas que todo se planifica y se controla. El porvenir no se puede controlar.
Hoy podemos ser felices y mañana estar en medio del
llanto; hoy podemos ver a nuestros seres amados y mañana puede que no estén en
este mundo terrenal; hoy podemos tener un excelente trabajo y mañana estar sin
él. Hoy podemos gozar de todos nuestros bienes materiales y mañana estar en la
miseria; hoy podemos saborear una buena comida y mañana estar con hambre; hoy
podemos estar rodeados de amigos y familiares y mañana estar en la completa
soledad; hoy podemos tener un lugar para dormir y mañana estar en la calle; hoy podemos alardear de buena salud y mañana estar enfermos…
¿Quién puede controlar su futuro? Que yo sepa: ¡Nadie!
Ningún ser humano lo puede hacer. Vivir desdichado no es fácil. En estas
circunstancias todos nuestros amigos y hasta familiares se apartan. Así somos
de malditos los seres humanos, que cuando vemos a otros en desgracia, los
abandonamos o nos burlamos de ellos “hacemos del árbol caído leña”, en lugar de
salvarlo.
La mayoría de los mortales, en estos casos, pierde la
esperanza y no logra levantarse jamás de la desgracia… Y un grupo opta por el
suicidio…
Hacer el último esfuerzo para superar esta amarga
situación, no es fácil. Muy pocos lo han conseguido… Éstos son los verdaderos
héroes. Se levantan como el ave Fénix…
"Únicamente nos queda clamar a Dios y esperar que nos
llegue esa ayuda divina…"
Hacer el último esfuerzo no es fácil; pero, tampoco,
imposible…
Por:
Eric Enrique Aragón