El hombre rural se esmera en preparar la tierra,
procura conseguir buenas semillas y hace todo su mayor esfuerzo para que nada
pueda afectar su siembra; aunque muchas veces por más cuidado que tenga, algo
se le escapará de control, sobre todo, cuando se trata de fenómenos naturales.
No obstante, los frutos que obtenga de su cosecha estarán de acuerdo al cuidado
que tuvo con su siembra.
Los principios o reglas que se aplican en el sector
primario de la economía; es decir, en el campo, tienen igual efecto en la vida
personal de cualquier individuo.
¡Qué lindo es soñar con hijos ejemplares! Hijos que sean obedientes a su papá y mamá.
Hijos que cumplan con las asignaciones escolares. Hijos disciplinados, que ayuden en los
quehaceres del hogar. Hijos que no pidan más de lo que se les puede dar. Hijos
que no sean perfectos, pero, que llenen de orgullo a sus padres.
Gran dolor sienten los progenitores cuando ven que sus
hijos no respetan a nadie, ni siquiera a
ellos… Su lenguaje está compuesto por palabras soeces, van muy mal en los
estudios -si acaso asisten a la escuela.
Quieren estar todo el día chateando, metidos de cabeza en los juegos de
video o escuchando canciones horribles. El razonamiento de ellos (los hijos) es
totalmente nulo; su forma de hablar es pésima, desconocen lo que significa la
superación o cuál es el valor de tener una excelente educación. Son tan torpes
que imitan todo lo negativo sin preguntarse: ¿Será bueno o malo para mi vida?
¿Por qué actúan los mozalbetes así? Una pregunta fácil
de responder; pero, difícil de cumplir.
Los hijos son rebeldes y muchos toman el camino de la perdición, porque
carecen de motivación. ¿Y qué les da a
los niños y jóvenes el deseo de estudiar, aprender un oficio, practicar los
preceptos morales y cristianos o ser cariñosos con sus padres?
El buen ejemplo y el cariño que reciben los hijos de
sus padres, se transforma en la fuerza indestructible que tendrán (hijos) para
no dejarse atrapar por lo negativo de la vida.
Sólo existe una oportunidad para la mamá y el papá de
ofrecerles afecto, cuidados y el buen
ejemplo. Compartir con ellos muchos momentos de la vida y escuchar con especial
atención todo lo que deseen expresar, aunque nos parezca algo simple, tendrá un
efecto poderoso en la vida de nuestros hijos. Visite la escuela de sus hijos,
converse con los maestros y profesores; conozca a sus amigos. Acompáñelos a comer un
helado…
Si no practica todo esto con sus amados hijos –que por cierto
es algo que llena de mucha satisfacción- llegará un tiempo que usted abrirá los
ojos y se dará cuenta que hizo mal. Jamás se podrá recuperar de su dolor,
porqué dejó escapar la oportunidad más hermosa de su vida. Y lo más triste y
devastador es que sus hijos podrán estar perdidos en la vida por su culpa.
Por:
Eric Enrique Aragón