En la carrera de ciencias
políticas y en otras disciplinas relacionadas, siempre se estudia a la familia
como la célula más pequeña del Estado.
Es decir, que todas las políticas públicas en materia social, tienen que
partir de la familia.
Por ejemplo, para reducir la delincuencia,
la deserción escolar o la violencia intrafamiliar, los gobiernos deben centrar
sus esfuerzos en mejorar las relaciones familiares; en otras palabras, crear
todas las condiciones necesarias para que haya menos desintegración familiar;
ya que un niño que no recibe el amor y la estabilidad que proporciona la
familia, se desarrollará con la autoestima baja y será presa fácil de la
delincuencia y de la falta de interés por aprender un oficio y llevar una vida
disciplinada y sana.
Por otro lado, tanto en las
iglesias protestantes como en las católicas, se habla mucho de la ¨palabra de
Dios y de la familia¨, pero ¿Cuánto esfuerzo realmente hacen para combatir
todas aquellas ideologías y corrientes que pretenden socavar los cimientos de
la familia?
Pareciera que a lo largo de todos
estos años la humanidad no ha aprendido nada; y lo más triste es que millones
de personas que crecieron en un hogar, recibiendo el cariño, sobre todo de la
única e irremplazable ¨mamá¨, no levanten su voz con toda sus fuerzas para
proteger a la institución más importante en la vida de cada ser humano: ¨La Familia¨.
La familia es una sola y no se
puede sustituir ni alterar. La familia es una institución sagrada, bendecida
por Dios y sustentada por la palabra divina (Santa Biblia). La mamá, nuestra
mamá, es aquella mujer que Dios hizo y sigue creando por medios naturales; es
esa mujer que desarrolla un amor sobrenatural por sus vástagos, y que ningún
experimento o cosa extraña podrá reemplazar. Igual ocurre con el papá –es insustituible-,
y más cuando los hijos quieren seguir sus pasos, porque (los papás) son inspiración de
trabajo, responsabilidad, carácter, fuerza y disciplina. ¨Benditos sean los
papás del mundo que desempeñan bien su papel¨.
La familia es una institución
establecida por Dios. Todos aquellos que atenten contra ella, están desafiando
directamente a Dios, así que no se quejen cuando la ira del Dios Poderoso venga
contra todos esos movimientos que quieren destruir a la familia como Dios la
instituyó, utilizando toda clase de razonamientos que van encaminados a lavarle
el cerebro a millones de gente en todo el mundo, más que todo a los jóvenes que
viven en un mundo de vanidad, sin ley ni orden, y con una fe cristiana casi inexistente.
¡Qué Dios nos salve!
Por: Eric Aragón