Ningún grupo de la sociedad civil que haga una cruzada en defensa y mejoramiento de algún aspecto del país, podrá alcanzar sus objetivos y ganar seguidores, si sus dirigentes carecen de una trayectoria compatible con el mensaje que pretenden enviar. Decía un sacerdote: “El mensajero tiene que ser parte del mensaje, para que la gente crea en éste (el mensaje)…”
Los tiempos han cambiado. Hace 30 años, cuando las dictaduras militares controlaban el poder en América Latina, era más fácil que cualquier persona se constituyera como dirigente y fuese aceptado por las mayorías; pues, el gran objetivo era derrocar a estos gobiernos de fuerza y regresar a la vida democrática. ¡Y por supuesto! Que la democracia se fuese perfeccionando a medida que se practicara...
En la actualidad todo es diferente. Con una población joven y en constante crecimiento; el uso de la tecnología de la información, las redes sociales –que no tienen fronteras- y la población más informada y analítica (aunque a veces no pareciera); es más fácil y rápido conocer la biografía y trayectoria, de aquellos individuos que pretenden asumir un papel protagónico o de representación de la sociedad civil.
Ciertos grupos en defensa de algo… Por ejemplo, aquellos que salen en favor de la democracia y libertades ciudadanas, muchas veces no tiene la fuerza necesaria… ¿Por qué? Porque, sus líderes no han tenido una trayectoria aceptable, de lucha y consistencia -a lo largo de los años- por aquello que ahora pregonan. Y es precisamente, por esta situación que la sociedad en general, los considera como oportunistas…
Todos los ciudadanos que aspiran en este momento -¡Y ojalá fueran más los que se atrevieran!- a ser líderes de la sociedad civil, en cualquier nación del mundo, deben por lo menos, haber demostrado: seriedad, honestidad, consistencia, fuerza de voluntad, sacrificio, solidaridad, participación democrática, justicia y transparencia, respeto a los valores morales y preceptos cristianos; y muchos años consagrados a las actividades orientadas a un mejor país (y más en el campo que pretenden liderizar).
En otras palabras, que no haya ninguna duda, del aporte positivo y buen ejemplo que estas personas –hombres y mujeres- han dado a la sociedad, sobre todo, a nuestra juventud y a las clases más vulnerables, que lo piden a gritos.
Por: Eric Enrique Aragón