El objetivo de la Declaración de Chapultepec, de la Sociedad Interamericana de Prensa, era que todos los sectores de la sociedad (gobernados y gobernantes) entendieran que sin libertad de prensa es imposible consolidar la democracia.
La libertad de prensa materializa y da grandeza a uno de los principios de la declaración universal de los derechos humanos, avalada por la ONU y contenida, de una u otra forma, en la Carta Magna de la mayoría de los países, nos referimos a la libertad de expresión.
Se formularon 10 principios con el fin de que formaran parte de la cultura política y para que las diversas instituciones públicas que forman el Legislativo, Judicial y Ejecutivo las incorporaran como normas a seguir y respetar. ¿Por qué se planteó tal necesidad? Porque sin libertad de prensa no puede existir un real juego de ideas, necesarias para que un país alcance un desarrollo sostenible y fuerte.
¿Qué ocurriría si los ciudadanos de un país no pudieran expresar sus ideas y críticas sobre proyectos de ley, decisiones de los gobiernos o cómo mejorar el sistema educativo, las inversiones, licitaciones, compras directas, la conducta de los altos funcionarios, en fin, sobre todos los aspectos de la vida de un país que afectan a la comunidad en general?
¡Qué lindo sería –pensarían algunos funcionarios con mando y poder– que nadie los criticara! Eso sería horrible y atentaría contra la democracia. Esta conducta sometería al país más rico al total oscurantismo y atraso… Las opiniones de los demás son necesarias para lograr la solución de los problemas que afectan a toda la sociedad; sirven para medir la conducta pública de los que “temporalmente” ocupan cargos públicos.
Ningún gobierno escogido por la mayoría de los electores puede hacer lo que quiera sin medir las consecuencias, o pensar que es infalible o eterno y que tiene la verdad. Los miembros del Gobierno fueron elegidos porque durante la campaña política la población creyó en sus promesas y programas que contribuyeran a minimizar el desempleo, a proporcionar mejor educación, a mejorar la seguridad pública, atraer inversiones para el desarrollo del país, y para que la riqueza nacional llegara a la gente más humilde por medio de viviendas, agua y luz, alimentos accesibles a las mayorías, etc.
Es lamentable que los seres humanos no comprendan que los puestos públicos son pasajeros, que la sencillez, humildad y bondad reflejada en todos los actos y decisiones públicas son los que tienen valor y encierran sabiduría. Lo que engrandece a un estadista y dirigente es la virtud de oír y respetar las ideas y críticas de los demás. A los grandes líderes se les recuerda, porque se hicieron más sabios escuchando a los demás…
Véase algunos principios de la Declaración de Chapultepec: No hay personas ni sociedades libres, sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo; toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos, y las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa, la información generada por el sector público. No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información.
Fuente:
Diario La Prensa
República de Panamá
9 de septiembre de 2010