lunes, 1 de febrero de 2010

Auto-motivación: herramienta poderosa para fortalecer su mente positiva...

AUTO-MOTIVACIÓN:
HERRAMIENTA PODEROSA PARA ELEVAR LA AUTOESTIMA...

Haga de la auto-motivación una práctica diaria para desarrollar una actitud mental positiva.
Millones de personas en el mundo, de todos los niveles sociales y económicos, padecen de problemas emocionales –sin excluir a la juventud- en menor o mayor grado; como resultado de una mala infancia o de los tantos altibajos de la vida cotidiana.

Algunas acciones que realizamos con frecuencia están influidas por estas emociones perjudiciales, que afectan nuestras relaciones laborales, familiares, escolares y sociales.

Si no se controlan estas emociones, ellas pueden causar mucho daño. Conducen al ser humano, por muy preparado académicamente que esté, a realizar actos que son dañinos para él y las personas que lo rodean. Su autoestima tiende a bajar y quizás sin darse cuenta, deja de luchar por sus ideales y por alcanzar una vida equilibrada, de paz mental.

La auto-motivación es una herramienta poderosa, que ayuda diariamente a llevar una mejor vida y a enfrentar los problemas cotidianos con una actitud mental positiva.

El fracaso nunca me derrotará si mi determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa.

El fracaso nunca me derrotará si mi determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa.


Los malos tiempos no perduran, pero, los hombres de temple, como yo, sí.

Si repito diariamente estos principios, pronto se convertirán en parte integral de mi mente activa; pero, aún más importante, se radicarán también en el subconsciente, esa misteriosa mente que nunca duerme, que crea mis sueños y que con frecuencia me hace proceder en una forma que no comprendo.

A medida que estos principios sean absorbidos por el subconsciente, comenzaré a despertar, todas las mañanas, con vitalidad, entusiasmo, y con muchos deseos de luchar por mis ideales y por llevar una vida mejor; además, tendré paz mental y espiritual.

Me formaré buenos hábitos y seré esclavo de esos hábitos.

Los malos tiempos no perduran, pero, los hombres de temple, como yo, sí.
La gente que sobresale es: la gente ordinaria, con una extraordinaria determinación para alcanzar el éxito.

La vida es un don maravilloso y es preciso vivirla con la mayor plenitud.

Hacer el bien a los demás no es un deber. Es una alegría, porque aumenta tu propia salud y felicidad.

Solamente los principios perduran y éstos poseo, porque las leyes que me conducirán a la grandeza figuran en estos principios.

El fracaso no será mi recompensa por la lucha.

El fracaso y el dolor son ajenos a mi vida.

El tiempo le enseña todas las cosas a quien vive para siempre, mas no puedo darme el lujo de la eternidad; sin embargo, dentro del tiempo que se me ha asignado debo practicar el arte de la paciencia, ya que la naturaleza no procede jamás con apresuramiento.

Me formaré buenos hábitos y seré esclavo de esos hábitos.

Si repito diariamente estos principios, pronto se convertirán en parte integral de mi mente activa; pero, aún más importante, se radicarán también en el subconsciente: esa misteriosa mente que nunca duerme, que crea mis sueños y que con frecuencia me hace proceder en una forma que no comprendo.

A medida que estos principios sean absorbidos por el subconsciente, comenzaré a despertar, todas las mañanas, con vitalidad, entusiasmo, y con muchos deseos de luchar por mis ideales y por llevar una vida mejor; además, tendré paz mental y espiritual.

Persistiré hasta alcanzar el éxito.

Jamás aceptaré la derrota. Y borraré de mi vocabulario las frases de los cobardes y necios, como: no puedo, es difícil, soy lento, no sé hacerlo, yo no soy inteligente; no puedo alcanzar nada bueno, porque soy pobre y no tengo dinero…

Cada obstáculo que se presente lo consideraré un amigo que me acerca al éxito y un desafío que hace interesante mi vida y mi trabajo.

Concentraré todos mis esfuerzos para ser la montaña más elevada y fuerte de todas; y exigiré a mi potencial mental y físico cada día más.

Soy parte de la naturaleza y ésta no conoce la derrota. Con el tiempo emerge victoriosa y así lo haré yo y con cada victoria la próxima lucha será más fácil.

Si malgasto el “hoy” destruyo la última página de mi vida. Por lo tanto, trataré con ternura y afecto cada hora, porque no retornará jamás.

Evitaré todo lo negativo. A la indecisión, destruiré con la acción. Sepultaré las dudas, bajo la fe. El temor destruiré con la confianza, y evitaré a la persona ociosa y pesimista.

Trabajaré con más entusiasmo que nunca y exigiré a mi capacidad mental y física hasta que me pidan descanso, y aún así continuaré, porque la vida es corta y debo sacarle el máximo provecho.

Cuando me sienta profundamente acongojado, me consolaré pensando: “esto pasará también…”

Mañana será el día reservado para los haraganes. Yo no soy un haragán. Empezaré desde este momento a trabajar duro.

Mañana será el día cuando lo malo se vuelva bueno. Yo no soy malo. Desde hoy comenzaré a practicar lo bueno y noble.

Mañana será el día cuando el fracasado tendrá éxito. Yo no soy un fracasado, de modo que empezaré desde este momento a luchar por el éxito.

Sé en tu trabajo constante, que aunque no seas muy hábil, llegarás lejos. Los años son generalmente como nosotros los hacemos. De los magos imitemos la fe y la persistencia.

Te exalte la alegría o la tristeza, dile al señor Jesús: “mi vida es tuya, bendito seas para siempre…”

Aprovecha bien la vida que pasa con rapidez; es una luz que extinguida, ya no se enciende más.

Es el triunfo una montaña, si la quieres escalar, sin sudor, constancia y maña, no la podrás alcanzar.

Aprovecha bien la vida, es breve y una no más; trozo de vida perdida, no se encuentra jamás.

Poco a poco se hace mucho… Ánimo ten y adelante, que aquel que se desanima, viene a ser inútil.

Haz lo que puedas, no más, que Dios quedará contento con tu esfuerzo; y si es así, el desaliento no debe hundirte jamás.

Si desea un atajo para poder triunfar, solo hay uno: el trabajo; por lo tanto, a trabajar.

Los caminos de la vida ofrecen muchos altibajos. Mañana estarás arriba, aunque te halles hoy abajo, y viceversa… Ánimo ten y adelante, sigue luchando por las cosas buenas.

No hay nada más poderoso que la voluntad del ser humano.

El camino de la vida, lleno está de tropezones; tendrás más de un caída… ¡Jamás te descorazones…!

El que comienza una tarea y sin más lo deja, jamás podrá verse en un lugar destacado.

Hay circunstancias que nos hacen pobres materialmente; mas no hay que tener una mentalidad pobre. La pobreza es una actitud mental.
Hoy somos pobres, pero, debemos creer y luchar para que no siempre sea así. Debemos creer en un mañana mejor…

Sea cual fuere el estilo, la idea es que si cultivamos y mantenemos una actitud mental positiva y trabajamos duro, saldremos adelante y lograremos lo que nos propongamos.

No envidies lo que tienen lo demás. Desea lo poco que tienes y cuídalo.

Los pensamientos, imágenes e ideales de una persona, son más poderosos que las armas.

Una vida creativa implica la erradicación de la autoimagen negativa de sí mismo.

El hombre triunfador: fracasa, aprende de éstos y construye sus éxitos sobre las derrotas.
El secreto de una vida de éxito es levantarse por encima de sus fracasos, hasta alcanzar los buenos momentos.

Autor:
Eric Aragón
19 de octubre de 2009
























































sábado, 2 de enero de 2010

Responsabilidad social de las empresas


Las organizaciones empresariales al igual que otros sectores de la sociedad, han evolucionado a lo largo de los años. La visión de las empresas hasta casi finales del siglo 20, no era la misma que se tiene hoy día.

Los cambios vertiginosos que se fueron configurando a partir de la segunda mitad de la década de los ochenta, tales como: el avance tecnológico en las comunicaciones y en los sistemas de información, los cambios políticos trascendentales que cambiaron el viejo esquema de poder en Europa y en América Latina; el nuevo orden mundial de comercio(Globalización); la competencia cada vez más fuerte por una cuota de mercado y la influencia que tienen hoy día los medios de comunicación en la sociedad, han hecho que las empresas se vean obligadas a adoptar nuevas estrategias para mantenerse en el mercado, cada vez más difícil y competitivo.

Por otra parte, en los últimos años aumentaron los problemas sociales, como consecuencia, del deterioro de la familia y la educación, la pérdida de valores morales y cristianos, el incremento del desempleo, la falta de políticas gubernamentales de desarrollo social eficaces y el crecimiento poblacional desmedido y sin planificación en muchas regiones del mundo, sobre todo en países que están en desarrollo.

Asimismo, existe una serie de problemas comunes tanto para los países desarrollados como para el resto de las naciones menos favorecidas. Entre estos males podemos mencionar: las drogas, armas ilegales, pandillerismo, prostitución infantil, inseguridad ciudadana, crímenes y robos; y últimamente, muchos actos violentos protagonizados por jóvenes en los centros educativos –aunque esto se está dando más en países ricos, no debemos olvidar que la juventud tiende a imitar...

Hace varios años solamente las iglesias, las escuelas y las autoridades de policía se involucraban directamente en estos problemas sociales. Los demás actores de la sociedad no sentían ningún tipo de responsabilidad; no obstante, en la actualidad se habla de una sociedad civil organizada, que tienen un espacio de participación determinante dentro de los Estados modernos.


¿Por qué los ciudadanos de todos los niveles sociales y profesionales, se agrupan como sociedades civiles organizadas de participación?

Porque han comprendido que todos ellos viven dentro de la misma sociedad y por tanto, los problemas que ésta tenga -la sociedad- tarde o temprano los afectará.


Por ejemplo, se puede pensar que el asunto de drogas y pandillerismo es propio de los barrios bajos; sin embargo, este razonamiento está totalmente equivocado. Las drogas están circulando por todas partes. La delincuencia organizada va dirigir su mirada a otros sectores, que no son los pobres ni marginados; en fin hay muchas razones de peso, para que todos los sectores de la sociedad se involucren en la búsqueda de alternativas de solución, para los distintos problemas que están acabando con las naciones, como un cáncer maligno.

Las empresas son también organizaciones formadas por seres humanos –llámese trabajadores, socios, directivos- que se pueden ver afectados en algún momento por los problemas de la sociedad.

Por otro lado, el mercado del negocio (clientes y consumidores) es sensible a los cambios sociales; ya que está compuesto, de igual manera por los miembros de una sociedad que se ahoga cada día más con tantos problemas que padece.

Además, las organizaciones empresariales se establecen en un determinado lugar, por lo tanto lo que ocurra en su entorno físico, desde los problemas ambientales hasta los sociales, inciden directamente en ella.

Hoy día los consumidores están más informados que antes, por lo tanto si ven que la empresa se involucra en los problemas de la sociedad, la verán como una mejor organización empresarial, y en consecuencia la apoyarán consumiendo sus productos.


Autor:
Eric Aragón
25 de septiembre de 2009

viernes, 1 de enero de 2010

Reglas para una mejor sociedad

Creo que nosotros, los adultos, somos ahora más tolerantes con las malas costumbres de los jóvenes...

A través de la historia se ha demostrado que el hombre –término genérico que abarca tanto al hombre como a la mujer– necesita establecerse en un lugar y asociarse con otros de su misma especie para lograr un mayor desarrollo humano y social (llámese gregarismo). Hace miles de años el ser humano, aún cuando habitaba en cuevas y andaba semidesnudo, tuvo la necesidad de convivir con otros humanos para defenderse de las bestias salvajes y conseguir alimentos. Las únicas necesidades humanas de la época. ¡Cómo han cambiado los tiempos...!

Pasaron cientos de miles de años y el hombre de nuestra era moderna, igual que el de la antigüedad, necesita vivir en comunidad, ya que si no lo hiciera sería difícil para éste adaptarse al mundo que lo rodea. Nacemos en el seno de una familia, los bendecidos por Dios; y otros, tal vez no tienen esa suerte, pero, nacen en algún lugar donde hay seres humanos. Todos tratamos no solo de buscar un empleo, sino también de formar una familia. Aquellos que por alguna razón no logran adaptarse a la sociedad, lamentablemente marchan en pos de un futuro dudoso. Lo cierto es que el hombre desde que nace busca a sus semejantes y necesita de ellos para sobrevivir. Qué pasaría con un bebé que no recibiera los cuidados que requiere... Indudablemente moriría.

El aumento de las necesidades, el crecimiento poblacional, el razonamiento humano del bien y del mal, las ambiciones, y otros factores, complicaron las relaciones entre seres humanos. Conclusión: empezaron las guerras sangrientas y despiadadas, ya sea para imponer un régimen o para controlar un bien económico. Asimismo, como resultado de la compleja vida humana, se originaron las riñas, los actos vandálicos, los delitos sexuales, las venganzas, los crímenes y otros eventos característicos de las bajas pasiones de la especie humana. Herencia que ha llegado a nuestros días.A raíz de toda esta complejidad, se fue creando una serie de principios morales y normas sociales que han pasado de una generación a otra, con el propósito de lograr una mejor convivencia humana. Aunque muchos eruditos y doctores del conocimiento humano busquen en su mente y en los diccionarios los términos más sofisticados para atacar los principios morales, los preceptos cristianos y traten de justificar lo malo y denigrante para la especie humana, gracias a Dios la mayoría tenemos la convicción de que si se respetaran las normas cristianas y morales, tendríamos una mejor sociedad.

En muchos países del mundo –incluyendo los de mayor desarrollo económico– las instituciones privadas y los gobiernos han realizado grandes debates acerca de la corrupción y la delincuencia en todas las esferas de la sociedad. Siempre han llegado al mismo punto: promover los valores morales a través de todos los medios de comunicación; fortalecer la unidad familiar, mejorar la educación en las escuelas básicas; y entre todas las instituciones, tales como clubes cívicos, gremios, sindicatos, escuelas, gobierno, medios de comunicación e iglesias, unir esfuerzos para minimizar los antivalores morales y cristianos.

Pienso en lo afortunados que somos todos los que vivimos la infancia en la década del 60 y la adolescencia en los 70. Los maestros se preocupaban más por inculcarle al niño las enseñanzas morales y las normas apropiadas de conducta. Casi nos obligaban a leer El sembrador –texto escolar que utilicé– y a mejorar la letra. Recuerdo el énfasis que le daban al arreglo y cuidado de los cuadernos...Varias veces me fueron a buscar a la casa, porque no quería ir a clases.
Es cierto que en algunas ocasiones fueron un poco duros aplicando castigos, pero muchos estamos agradecidos por la enseñanza y consejos que nos dieron. Definitivamente que nos iluminaron el difícil camino que venía y nos ayudaron a tomar mejores decisiones.

Por otra parte, tanto los padres como los adultos eran más enérgicos en los buenos modales y el respeto. “No hables con la boca llena...” “Usa la camisa correctamente...” “Siéntate bien...” “Respeta a los mayores...”. El ejemplo al igual que la disciplina acompañaban estas expresiones que tanto nos aburrían y molestaban. Mas hoy día lo agradecemos profundamente. ¡Cómo hubiese sido nuestro futuro sin la enseñanza de los maestros y tutores de aquella época!Se emplean muchos argumentos psicológicos; se hace referencia al crecimiento desproporcionado de la población y la necesidad de que ambos padres tengan que traer el sustento al hogar; todo con el fin de disculpar el poco empeño de los educadores y padres en dar una mejor educación a los muchachos.

Pienso que el problema no está en los factores externos. Claro que los tiempos han cambiado, sería ingenuo pensar que las cosas no son más complicadas que antes. Por supuesto que la economía actual nos obliga a hacer ajustes. Sin embargo, creo que nosotros, los adultos, somos ahora más tolerantes con las malas costumbres de los jóvenes; el ejemplo de moralidad está por el suelo; no hacemos énfasis en la disciplina de nuestros hijos. Ciertas madres –para no decir la mayoría– cuando se trata de hacer tareas con sus hijos o visitar periódicamente a los maestros de sus vástagos, no tienen tiempo; no obstante, sacan tiempo para las novelas, la sala de belleza y otros asuntos.

Si me pusiera a diseñar una lista de todas las actividades que realizamos a espaldas de nuestros pobres hijos, que con tanta ilusión y amor nos esperan, sería extensa. Concluyo este artículo pensando que si todos los miembros de la sociedad empezáramos a dar un mejor ejemplo moral y amáramos más a nuestros hijos, iríamos progresivamente construyendo una mejor sociedad.

Eric Aragón
El autor es profesor
Fuente: Columna de Opinión
Diario La prensa de Panamá
FECHA: 20/02/03

Panamá, un país que jamás olvidará…





Autor:
Eric Aragón
13 de septiembre de 2009






viernes, 4 de diciembre de 2009

El equilibrio de la vida


Hace varias décadas la vida de nosotros los seres humanos era más tranquila. La modernidad y todo lo que ella conlleva nos ha conducido a una serie de situaciones, algunas veces complejas y otras no tanto, pero, igual nos someten a una vida diaria muy acelerada, que hace que los individuos sufran más que por enfermedades físicas por una serie de problemas emocionales y mentales. Nos referimos al estrés, depresión, desmotivación, melancolía y soledad; que si éstos no se manejan adecuadamente puede ocasionar en las personas enfermedades físicas, como emocionales que lleven, incluso, a tomar decisiones extremas.

A veces la vida es difícil para las personas y hay que considerar muy seriamente que no todos tenemos la misma fortaleza física ni emocional. Un evento fácil de superar para un persona puede ser muy difícil para otra. En esto juega un papel muy importante la relación familiar. La familia es la fuente de equilibrio de nosotros; ya que en ella se aprenden todos los valores que acompañarán al individuo durante toda su vida adulta y que le darán la fortaleza emocional y la sabiduría necesaria para enfrentar los momentos complejos de la vida: como la pérdida de un ser amado, desempleo, enfermedades extremas, fracaso matrimonial; pérdida de algún miembro de su cuerpo, producto de un accidente, pérdida de sus bienes materiales, problemas emocionales, como la depresión; en fin, nos referimos a todos los fracasos que se tengan en la vida y que de alguna manera debemos entender que son propios de la existencia de cada ser humano.

Tenemos que aprender a convivir con ellos (los problemas), a convertirlos de alguna forma en nuestros amigos. Se trata del ciclo de la vida humana, en el cual a veces todo lo que hacemos sale bien; otras veces por más esfuerzo que hagamos, las cosas salen mal; o cuando creemos que toda nuestra vida diaria en el hogar, en el trabajo o en nuestras relaciones sociales, están bajo control algo malo ocurre: viene una mala noticia.

Decía el sabio filósofo griego Aristóteles, que la educación en tiempos de prosperidad es un adorno y en tiempos de adversidades un refugio. No se equivocaba… La mejor educación es la que enseña a enfrentar y superar los problemas que tenemos y que no van a terminar mientras tengamos vida. Esta es la ley de la vida humana.

En el hogar de nuestros padres y hermanos, cuando estamos chicos aprendemos todo lo que implica el amor, la solidaridad, la bondad, la importancia de la unidad familiar, el respeto a los demás semejantes y por nosotros mismos; la fe cristiana, la sabiduría y la fortaleza que serán nuestras armas para enfrentar los tiempos malos en nuestra vida adulta.

Lamentablemente, hoy día las familias están desintegradas y practican todo, menos el amor y los buenos valores entre ellos. Aún no entendemos que hace más de dos mil años, un hombre sabio y lleno de amor por la raza humana, nos dijo que amáramos a nuestras familias y tratáramos con respeto y solidaridad a nuestros semejantes. ¿Pero, que hemos hecho? Precisamente lo opuesto, destruir la fe cristiana, a la familia, fomentar el odio entre nosotros… ¡Y cómo si esto no bastara…! estamos acabando con los animales y la naturaleza.

Lo más sublime, es que cuando creemos que estamos al final del camino y no hay ninguna salida… En ese preciso instante podemos acercarnos, en primer lugar, a nuestro Creador y decirle: “ Señor Jesús, no sé que hacer, no puedo más, por favor, ayúdame, mi vida es un laberinto, cuando pienso que voy a salir adelante, todo mi mundo, mis sueños y mis ideales se derrumban… ¡ Por favor…¡Ayúdame!, deseo llevar una vida sana y de acuerdo con tus principios –pero nunca olvides que soy un ser humano imperfecto-; deseo compartir con los demás, un mensaje de Fe Cristiana y los buenos valores, que tanto le faltan a la humanidad y sobre todo a los jóvenes, que formarán la sociedad del futuro.