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sábado, 12 de noviembre de 2011

Mantener la fe en momentos difíciles…

 A veces la vida no es nada fácil para la gente.  En estos tiempos modernos la inestabilidad emocional es el plato del día.  Ninguna clase social se escapa… Incluso, aquéllos que tienen poder económico o un excelente nivel educativo padecen en algún momento de la vida, algún tipo de problema emocional.

Por ejemplo, la angustia, ansiedad y depresión: son estados de ánimo que todos los humanos sienten y hasta cierto punto se considera normal. Sin embargo, cuando estos sentimientos no se controlan adecuadamente, pueden llevar al ser humano al alcoholismo, agresividad contra su familia, falta de interés por la superación y en el peor de los casos la falta de motivación por la vida…

Indudablemente, el desequilibrio emocional se ve con más intensidad en la clase pobre, que representa la mayoría de la población de las naciones.  El desempleo, poco poder adquisitivo, niveles bajos de educación, la violencia en todas las formas, familias desintegradas, entre otros factores, originan en esta gente problemas emocionales, casi crónicos. 

Lo más triste es que los niños quedan atrapados en este círculo infernal, del cual difícilmente podrán salir sin ayuda externa; es decir, de instituciones sociales, fundaciones (ONG) o gente noble, como ustedes apreciados lectores, que deseen compartir un poquito de las grandes bendiciones recibidas por Dios. 

La clave del verdadero éxito es ayudar a los demás.  La buena acción que usted realice, se reflejará en muchas bendiciones para su vida y su familia.

Mantener la fe cristiana en los momentos difíciles de la vida, no es fácil; pero, tampoco imposible.  Se debe creer mucho en Dios y en el amor de su hijo Jesucristo.  Es importante que se hagan oraciones, si es imprescindible, día y noche.  La oración a Dios tiene poder y jamás retornará vacía.  

Si siente el deseo de llorar no se detenga… ¡Podría ser un desahogo positivo!  Pero, JAMÁS, deje de ORAR a DIOS.  Es importante cuando se acerca a Él (Dios y Jesucristo), dar gracias por la familia y la vida que tiene, no importa si todo se ve oscuro…

Recuerde que además de confiar y orar a Dios por ayuda, a usted le corresponde hacer una parte: por ejemplo, si está desempleado, no pare de buscar empleo en las empresas… Si desea que su hogar mejore, entonces, hay que ceder, y tratar con la ayuda de Dios, de practicar la tolerancia, comprensión, aumentar el amor puro, y si es necesario debe pedir ayuda a una fundación… Si es un profesional o trabajador que desea que no lo despidan de la empresa, debe ser: puntual, responsable, prestar atención a las instrucciones del jefe, ser honesto y respetar la empresa… 

Usted debe tener claro que las cosas no caen del cielo.  El ser humano debe hacer el esfuerzo para alcanzarlas… Es como aquel joven que desea ser un gran electricista o ingeniero, y no quiere estudiar… O los padres que sin dar un buen ejemplo, desean que sus hijos se superen…

El mensaje es que si usted mantiene la fe en Dios, a pesar de que todo se vea: como un gran abismo del cual pareciera que no vamos a salir, crea que Dios Padre y su hijo Jesucristo, vendrán en su ayuda y lo sacarán del gran abismo…




Por: Eric Enrique Aragón
12 de noviembre de 2011

sábado, 20 de agosto de 2011

¡Gracias Jesús! Tú eres el mayor tesoro



Resulta muy triste para una persona que está sumamente agobiada y desesperada, por un problema, buscar ayuda en los demás y sólo recibir burlas y engaños.

Aún la humanidad no aprende que la burla y el engaño, es una práctica que trae pésimas consecuencias. Tenga siempre presente que nadie está libre de pecado ni de padecer una situación penosa. Lo que hoy le ocurre a su vecino, mañana puede pasarle a su familia o a usted.

Si no está en capacidad de ayudar a un ser humano que padece una necesidad o simplemente no quiere ayudar, pues no lo haga. Como dice la canción popular “de la media vuelta y váyase…” No critique ni haga ningún comentario negativo sobre la situación y tenga la seguridad que hará menos daño.

Nuestro Señor Jesucristo, cuando caminó por la Tierra Santa (hoy Israel), se esmeró, precisamente, en lo opuesto… Que los seres humanos –y más si profesamos el cristianismo- actuaran en todo momento con bondad y solidaridad hacia los más necesitados. Incluso, explicó: “…que si se desprecia al prójimo, a quien vemos todos los días ¿Cómo vamos a seguirlo a Él, a quien no vemos físicamente?

Lo lindo de todo esto, que trae paz mental y una esperanza a nuestras vidas, es que Jesús siempre está cuando lo necesitamos. Él no falla. No importa lo perverso y rebelde que sean los humanos ¡Basta con acercarse a Él con sinceridad y siempre responderá! ¡Jamás lo dude!

¡Gracias Jesús! ¡Gracias Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! ¡Gracias por todo, Dios de Israel!

Por: Eric Enrique Aragón
20 de agosto de 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

Una galaxia diferente

Todo empezó en un día de verano. Un compañero de trabajo me invitó a la casa de su familia; los cuales acostumbran a reunirse, para celebrar la llegada de uno de sus parientes más destacados, que reside en Puerto Rico, desde hace varios lustros.

Estábamos todos sentados en la sala. ¡Por supuesto! Yo me encontraba tomando café –mi tradicional costumbre- y deleitando mi oído, con algunos boleros y baladas, que en ese instante se escuchaban. No recuerdo en qué momento me sumé a la conversación, lo cierto es que ésta se transformó –de repente- en una serie de cuestionamientos a la fe cristiana. Se hacían comentarios sumamente duros, a la indiferencia de Dios, frente a una sociedad que cada vez está más decadente y carente de toda clase de valores morales y cristianos.

Las críticas cada vez eran más negativas… Hasta se dijo que Dios era un racista, pues, así se catalogó al pueblo judío. Y que había sido injusto, al negarle a Moisés, la entrada a la Tierra Prometida, después de que este líder padeció muchas penurias y tuvo que enfrentarse a un pueblo duro de corazón y algunas veces, idólatra.

En tiempos pasados, hubiese reaccionado con mucha irá; porque soy un fiel creyente de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, en esta oportunidad sentí una gran inclinación hacia la tolerancia. Además, me cruzó por la mente la idea de que muchas personas han pasado por situaciones muy difíciles en la vida; que nadie alcanzaría a entender, únicamente aquellas que hayan experimentado lo mismo.

También, pensé que los seres humanos, que observan cómo otros semejantes que tienen tanto dinero, son insensibles a las necesidades de la humanidad; se sentían tan frustrados, que hablar en contra de Dios, era una forma de desahogo.

Recuerdo que les dije: “¡Bueno! No puedo contradecir lo que ustedes manifiestan, cada uno tiene su punto de vista diferente y sus razones; y eso se debe respetar. Estoy seguro que el mismo Jesucristo, siempre respetó a los demás, y jamás impuso que lo siguieran, a pesar, de que siempre estuvo dispuesto a ayudar; incluso, a sus detractores…”.

Seguía explicando mi punto de vista. “Yo pienso que tal vez, nosotros no entendemos estas cosas; porque nuestra mente es limitada. Si nosotros somos imperfectos, es obvio que vamos a ver todo con nuestras limitaciones. Si pudiéramos estar un día con Dios, quizás cambiaríamos de opinión. ¡He aquí la verdadera Fe! ¡Creer en lo imposible…! “

Alcancé a decirles, que ni siquiera los científicos, se atreven a descartar la posibilidad de que en alguna, de las más de 100 mil galaxias, pueda haber un sistema de vida superior al nuestro.

Finalicé mi intervención con la siguiente interrogante ¿Por qué no podemos pensar que allá, en ese infinito espacio, muy lejos o tal vez más cerca de lo que pensamos, existe una galaxia grande y poderosa, donde habita una Gran Rey, cuyo nombre es Jesucristo?

El mismo lo manifestó en los Evangelios: “Mi reino no es de este mundo”. Y en los Salmos se escribió: “El cielo es el trono de Dios y la tierra, el estrado de sus pies”.


Por:
Eric Enrique Aragón
26 de abril de 2011

domingo, 13 de febrero de 2011

¿Cómo sería la vida sin Dios?

¡La vida sin Dios sería muy triste, dolorosa y sin una gota de esperanza en un mañana mejor!
La existencia humana es imperfecta y a veces pareciera que la mismísima vida nos tratara injustamente.
¡Y si usted no cree! Entonces, pregúntele a un hijo abandonado por sus padres ¡Cómo se siente! A una amorosa y abnegada madre, qué siente después de haber perdido a su hijo en un accidente automovilístico. A un enfermo de cáncer o a los niños que viven en la calle, porque la sociedad –que es usted- no hace nada para ayudarlos…
¿Cómo sería la vida sin Jesús? Sería muy oscura y deprimente… Sin valores morales ni ideales de fe y superación. La vida sería melancólica y apagada… ¡Sin amor! ¡Sin sueños! ¡Sin bondad ni solidaridad! ¡Sin unidad familiar! ¡Sin salvación para nuestras almas! ¡Sin un mañana mejor!
Sin Dios, no tendríamos un Amigo Todopoderoso: ¡Comprensivo! ¡Tolerante! y ¡Misericordioso! , a quien pedirle ayuda en los momentos más difíciles; llenos de dolor, angustia y llanto… ¿Qué haríamos sin Dios? ¿A dónde iríamos? ¿Qué sería de nuestra familia?
El único ser Todopoderoso, comprensivo y misericordioso, que nos puede fortalecer, cada vez que dejamos de luchar por alcanzar nuestros sueños e ideales, es Jesucristo que dio su vida, a cambio de nuestra felicidad.
“Alzaré mis ojos a los cielos ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo el cielo y la tierra…” Salmo 121


Por: Eric Enrique Aragón12 de febrero de 2011