“Sus ojos negros se movían en forma desesperada, como deseando encontrar en algún punto, algo diferente. Aún se podía observar en ellos, un mundo de
ilusiones; pero, al mismo tiempo, se asomaba la cruda realidad que apagaba,
poco a poco, esos bellos sueños…”
No se trata de simples palabras
poéticas. Es la vida real de una niña de
trece años; que se ve arrastrada por su
madre (prostituta), a tener las experiencias más desagradables.
Así es la triste existencia de muchos
niños, cuyos sueños han sido destruidos por sus propios progenitores.
Un niño nace puro y santo. A medida que crece va acumulando una serie de
experiencias y enseñanzas que le ayudarán a fijar su rumbo.
Si el padre o tutor le ofrece al
infante, niño o adolescente, auténticos gestos de amor, que se traducen en
satisfacer sus necesidades básicas; al igual que darle una adecuada orientación
moral, cariño y buenos ejemplos; lo más probable, es que vaya por un buen
sendero…
En caso contrario (padre
irresponsable), el muchacho jamás sentirá ni comprenderá lo inmenso y poderoso
que es al AMOR. Y por supuesto, desconocerá la dicha que debe sentir todo
adolescente que tiene ilusiones.
¡Una vida carente de sueños, ilusiones e ideales, se convierte en una pesadilla!
Por:
Eric Enrique Aragón
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