sábado, 17 de diciembre de 2011

Los hijos de la nada


Usted que tiene las manos llenas de dinero y que está ausente de su rutina normal, planeando con tanta emoción todo lo que comprará en esta Navidad; las fiestas, comidas y paseos que hará…

 ¡Recuerde!  Aunque sea por un par de minutos: cerca de usted existen niños, ancianos y familias enteras que no tendrán, ni siquiera la sombra de la alegría y el placer que usted y sus familiares, sentirán al máximo en estos días de tantas celebraciones y compras navideñas.
 Los niños son los que más sufren.  Aquellos cuyos hogares están totalmente destruidos; donde la alegría, la paz y el amor, se han reemplazado por la violencia, los vicios, las drogas y la crueldad; es decir, son verdaderos infiernos. 
 También hay niños que carecen de familia, ya que fueron abandonados totalmente. Los que tuvieron más suerte fueron recogidos por albergues o instituciones sociales; y otros –los menos afortunados- merodean por las calles o pertenecen a pandillas.
 Ningún infante o ser humano pide venir a este mundo, para vivir en condiciones infrahumanas y llevar una vida dolorosa por el resto de su existencia¡Están aquí! Con nosotros, en nuestras comunidades, barrios y ciudades.  
 Sin embargo, decir que no se puede hacer nada o que no es nuestro problema: ¡Es FALSO!  
 La Fe Cristiana que profesamos, incluso, que presumimos a veces, cuando vamos a las iglesias o templos de adoración (y que en estos días de Navidad se llenarán), nos obliga a buscar la forma de ayudar a los más vulnerables de la sociedad –sobre todo a los niños- de una u otra forma; cada uno de acuerdo a sus posibilidades.  Lo cierto es que si unimos nuestros esfuerzos, lograremos mucho.
 Debemos compartir la comida y los regalos, con los más necesitados, en esta Navidad.  Pero, más importante es darles amor y ser solidarios con ellos…
 ¡Sí! Ayudar a los demás debe ser una agradable carga que debemos llevar como agradecimiento a Dios por todo lo bueno que nos ha dado.



Por:
Eric Enrique Aragón



Un joven líder de América Latina...

En nuestros hermanos países del continente americano, sobre todo, en aquellas naciones en vías de desarrollo, con gran cantidad de problemas juveniles, deficiente educación y una corrupción, que cada vez crece más, como un tumor maligno: si existen individuos que de una u otra forma, consagran su vida a mejorar las condiciones de sus pueblos.  

Estos líderes se han destacado por llevar una apropiada conducta moral y cristiana; ser hombres de trabajo y familia; y en los momentos más difíciles de la vida, se han caracterizado por mantener la fe en Dios, la persistencia y la firme convicción de que el trabajo y el esfuerzo que hacen, a pesar de las vicisitudes de la vida, traerá grandes beneficios a los demás; aunque muchas veces reciban como único pago, la indiferencia de sus semejantes…
Indudablemente, que Juan Carlos Navarro, líder panameño, representa un digno ejemplo de trabajo, solidaridad y deseos de hacer de su país, no sólo una nación con buenos índices de crecimiento económico; sino, que esa riqueza llegue a todos las capas sociales y sectores productivos, principalmente, a los agricultores y ganaderos panameños.

Los prestigiosos e influyentes medios de comunicación a nivel mundial: La revista Time y la cadena CNN, lo ubicaron entre los pocos Líderes Latinoamericanos más influyentes para los próximos años (presente Milenio). Un hombre que desde temprana edad (1985) -cuando aún no se entendía la enorme importancia que tiene el cuidado del ambiente para una mejor calidad de vida- se constituyó en un gran defensor ambientalista, que sin lugar a dudas marcó el camino a seguir a los actuales defensores de la naturaleza.
Este líder de Panamá, está empeñado en recorrer desde ahora, todos los rincones de su nación, con el propósito de ser el próximo candidato presidencial por el Partido Revolucionario Democrático (PRD); pero, más que todo alzarse con la victoria en el torneo electoral que será en el año 2014. 
No obstante, de las declaraciones y acciones de Juan Carlos Navarro, se desprende que su principal objetivo al visitar cada lugar recóndito de su nación: es conocer de primera mano, todos los problemas que padecen las diferentes comunidades, con el interés de formular proyectos y políticas que lleven verdaderas soluciones a estos sectores marginados.  

En base a la trayectoria de este personaje panameño, no habrá ninguna duda, que si llega a la presidencia, será un presidente popular y en quien sus conciudadanos podrán creer...  
Este hombre de familia, acostumbrado a luchar por sus metas y a trabajar por los más necesitados, de seguro recibirá de los panameños que han visto su excelente trabajo como servidor público, el apoyo necesario para lograr tal hazaña: sentarse en la silla presidencial.





Por: 
Eric Enrique Aragón







jueves, 1 de diciembre de 2011

La mejor enseñanza que recibí…

La regla de oro más importante que debe observar toda persona es: la oración. Esta representa el puente entre nosotros -los mortales- y Dios.  Cuando apartamos unos minutos de nuestras actividades diarias, para decir tan siquiera un Padrenuestro, con la mayor sinceridad; lo más seguro es que Dios y su hijo Jesucristo, nos apoyarán en todo lo que hagamos.

 Pues, la oración, cuando sale del corazón, es una invitación que le hacemos a DiosHe aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno me abre, yo entraré…”  Jesucristo, que dio la vida por nosotros, todos los días está tocando la puerta de nuestro corazón…

 ---- ¡Ven muchacho arrodíllate…! No podemos acostarnos si no hacemos la oración antes…
---Me decía la anciana, de cabellos blancos y un poco pasada de peso. 

Todas las noches me mostraba rebelde ante tal solicitud. Para mí esto de hacer una oración era lo más aburrido del mundo… Prefería mil veces ponerme a jugar. Y en efecto, antes de acostarme me ponía a jugar con unos soldados que hacía de papel. Muy pocos juguetes de verdad me compraban. En ese momento no lo comprendía… Ahora que crecí, estoy seguro de que la anciana no me compraba juguetes, porque era muy pobre. Ella fue una de las pocas personas que me amaron y que me enseñó lo mejor de su vida: ¡A conversar con Dios…!  Su recuerdo siempre estará en un lugar muy especial de mi mente… 

Calculo –no estoy seguro- que la anciana llamada Leovigilda, había nacido en el año 1880; ya que tenía un poco más de ochenta años de edad. Estamos ahora mismo en el año1965 (si mi memoria no me falla). A pesar de que la anciana tenía familia, la mayor parte del tiempo, hasta donde mis recuerdos alcanzan, vivía sola. Yo era su única compañía. La casa donde vivíamos era de madera, no muy grande.  Tenía tres divisiones: una sala. A un lado de ésta, la cocina; y en la parte posterior, el cuarto donde dormíamos: la anciana y el pequeñín de 4 años, o sea, “yo”.  -bastante grande para dos personas- 

La casa estaba casi en el centro del pequeño pueblo, frente a una calle que salía a la carretera principal, que atravesaba el país de un extremo a otro.  Cerca una estación de trenes… Algunas veces tenía que viajar con la ancianita, a visitar a sus familiares que vivían en otro lugar muy distante y viajábamos en el tren… 

 ---- ¡Niño malcriado! ¡Mañana se tiene que despertar a las cinco de la mañana! -Me decía la ancianita. ¡…Cómo si yo no me despertara a esa hora…! Si algo jamás dejaron de enseñarme cuando estaba pequeño, era que tenía que levantarme al amanecer. Pues para ellos levantarse tarde era de holgazanes… Siempre me ponían a hacer alguna tarea… ¡Lo que más odiaba era recoger las hojas del patio…!

 ----Mañana viajaremos en tren… Estas palabras que finalmente me expresaba la ancianita, Leovigilda, eran palabras mágicas para mí No dormía en toda la noche… Y creo que a las tres de la mañana me levantaba de la cama, pensando que así podía hacer correr el tiempo… La anciana me regañaba por interrumpirle el sueño… Yo dormía a un lado de ella, rozando sus costillas, en la misma cama. ¡Por cierto! La cama era de madera…

 Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos señor, Dios nuestro; en nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo… Amén”. 

 “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino, sea hecha tu voluntad, en el cielo como en la tierra; danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal… Amén”.

 A esa edad estas eran las oraciones más aburridas de mi vida… Obviamente, no comprendía el valor de las sagradas palabras… Y era obvio, que no podía a esta edad entender… Como cualquier infante de cuatro añitos, únicamente quería jugar...  Pero, gracias a la persistencia y a la convicción, que tenía esta anciana, de que algún día estas palabras serían mi mayor tesoro…  ¡Nunca…! ¡Nunca…! ¡Jamás…!  dejó de enseñarme: 
“orar a Dios”.

 Hoy día le agradezco a Dios, que puso en mi camino a esta anciana Leovigilda, que me regaló el mejor tesoro que puede tener un ser humano “Conversar con Dios”.

¡Qué Dios y Jesucristo la tengan en su gloria…!







Autor:
 Eric Enrique Aragón

¡Jesús puede ayudarte! ¡No tomes la decisión equivocada…!

Resulta difícil comprender lo que siente una persona, que vive una profunda crisis emocional o padece una fuerte depresión, por causa de un problema. Quizás los demás mortales vean la solución de una manera clara; pero, este ser humano (que podría ser un adolescente), que está con su mente perturbada no ve nada con claridad y siente que su mundo se acabó... ¡Se terminaron sus esperanzas!

Lo cierto es que la desesperación, la angustia, el llanto y la impotencia ocupan y perturban la mente humana, que está atormentada por algún problema.  Se llega a pensar que no hay solución… Y empeora más el asunto, cuando nadie entiende o no quiere entender la crisis emocional de la persona (ni los familiares ni allegados y peor aún, si carece de familia).

¡Eso que te ocurre no es nada! ¡No seas cobarde! Expresiones como éstas son negativas para un ser humano que tiene la mente confusa. Es obvio que en estas condiciones, todos los pensamientos que alberga la mente son dañinos.  Esta persona desea recibir palabras de aliento, de esperanza: y que alguien, por lo menos, sepa escucharla… Y bonito sería compartir una oración –con sinceridad y amor- con el afectado.

Nadie puede saber con exactitud el dolor y la batalla infernal, que libra un ser humano bajo un estado depresivo crónico o que está perdiendo el control emocional de su vida…  Lo más triste es cuando las personas así acaban con su existencia y más doloroso cuando se trata de gente joven. 

 Tal evento evidencia la perversidad y falsedad que hay en muchos seres humanos, que pudieron compartir un poquito de amor y ayuda material, con estos mortales que tomaron la decisión equivocada… 

Sin embargo, si hay una esperanza para ti, estimado amigo… No importa la edad que  tengas o el problema por grave que sea.  

A tu lado, hay un ser supremo, lleno de amor, misericordia y con deseos de ayudarte… Lo hermoso de todo, es que El si puede ayudarte… Es sumamente poderoso… Todo lo puede… Su poder es infinito y está por encima de todo y aún hasta de lo imposible…

Únicamente tienes que arrodillarte y pedirle a El toda la ayuda necesaria… Hazlo de corazón y creyendo… Ten paciencia y El te ayudará… Así como lo ha hecho con muchas personas, que han estado, incluso, al borde de la muerte; también lo hará contigo…

¡Gracias Jesús! ¡Gracias Jesús, porque has tomado mi sufrimiento! ¡Gracias Jesús, porque me has dado la paz mental y la esperanza que tanto necesitaba! ¡Gracias Jesús por tomar mi vida! ¡Desde este momento Tú serás el guía de mi vida!



 

Por: 
Eric Enrique Aragón