sábado, 5 de noviembre de 2022

La inmadurez de la juventud

 

Es doloroso ver como los jóvenes están siendo arrastrados por las corrientes modernas, que van en contra de todo los valores que unen a la familia y dan bienestar al ser humano.

Hoy día los medios modernos y sofisticados como el Internet, las redes sociales, la radio, televisión y otras técnicas audiovisuales, prácticamente han realizado un lavado de cerebro masivo, sobre todo dirigido a la gente joven, sin dejar de mencionar que millones de personas con más edad están cayendo en este abismo de desorden y antivalores.

Y no vamos a polemizar en cuánto a que son valores sanos. Simplemente llamemos valores a las prácticas o reglas que unen a la familia en amor, tolerancia y comprensión; a las que traen bienestar personal y superación, y todas aquellas (prácticas) que respetan las reglas impuestas por la naturaleza y lo más sagrado, el respeto a las normas cristianas, cuyo eje central es la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo, el Salvador del mundo.

¿Por qué los jóvenes son presa fácil de lo negativo? Porque no han alcanzado una madurez mental a medida que avanzan en edad. Si carecen de madurez mental, entonces el análisis que hagan frente a las diversas situaciones será pobre, muy superficial. “Se tragan todo lo que ven y oyen", sin un correspondiente análisis para determinar que es bueno y que es malo; qué conviene y que no. Y es aquí donde los medios masivos modernos hacen su trabajo, llenándoles la mente de modas, vanidad, lujuria, ideas satánicas disfrazadas de buenos argumentos, etc.

Pero, cuando estas corrientes dañinas se topan con un joven que ha logrado la madurez mental como debe ser, este joven simplemente coloca todo en una balanza para determinar, mediante el análisis qué pesa más: lo que trae bienestar o problemas; y en base a ésto desecha lo malo y retiene lo bueno y sigue adelante…

Por ejemplo, un joven con mente superficial, fácilmente se pondrá un tatuaje, piercing; asistirá a fiestas donde el licor, las drogas y el desorden hacen de las suyas o mirará como algo bueno todo lo inmoral y anticristiano, porque le hacen creer que todo es ¨moda¨ y que si no lo hace está fuera de contexto. Y para rematarlo, adónde levanta la mirada sólo ve lo negativo y hasta sus compañeros de trabajo o de estudio se inclinan por lo mismo…

Sin embargo, la realidad no es así.  En su entorno si existen miles de jóvenes que hacen lo opuesto: respetan y aman a la familia, procuran acatar los valores morales y cristianos, se dedican con entusiasmo y perseverancia a estudiar o trabajar – dependiendo a que se dediquen-; desean superarse en todas las etapas de la viada, luchan por tener una casa, ejercer una profesión con éxito, formar una buena familia como Dios manda y otras cosas buenas.

Este mensaje es sencillo para la juventud actual. Únicamente existen dos caminos: aquel por dónde van los desdichados y frustrados de la vida, porque todo lo han perdido y las puertas del éxito se han cerrado; ya que siguieron todas las malas prácticas sin decir nada como ovejas al matadero… O  el camino del trabajo, la superación, la unidad y el amor de la familia, el bienestar personal y el respeto a las cosas de Dios.

La gran pregunta es: ¿Cuál escoges tú?

Pídele a Jesús mucha sabiduría y fuerza de voluntad para escoger el camino del bien, dónde está el amor de la familia, el trabajo, la superación, los valores morales y el bienestar personal.

Por: Eric Aragón

sábado, 1 de octubre de 2022

Un país pequeño, pero con una gran bendición

No es que sea un paraíso como lo era el Edén en un principio. Tiene una variedad de problemas como cualquier otra nación en desarrollo; sin embargo, cuando se hace una comparación con los demás países se descubre que aún Panamá goza de gran estabilidad económica, social y política.

Por esta pequeña franja de tierra conocida como el “Istmo de Panamá”, tanto los desastres naturales como las guerras y los conflictos extremos pasan de largo…si acaso dejan un leve recuerdo.

“Lo bueno no cae del cielo…” Hay que ganárselo con esfuerzo, sacrificio y constancia. Y este es el caso de Panamá. A pesar de ser un crisol de razas y de no escaparse de algunos problemas sociales, económicos y políticos, la nación panameña está fuertemente unida por la Fe Cristiana y profesa altos estándares de valores morales, principalmente el respeto y la defensa de la familia como se ha conocido tradicionalmente.

El panameño desde corta edad siente la fortaleza que ofrece el amor materno, que es puro e infinito; y está representado por el ejemplo y el amor que demostraba la Virgen María. Por otra parte, el hombre también desempeña un papel importante en su rol de papá. Los hijos panameños lo saben y en su mayoría adoran y admiran a sus padres.

Es sumamente difícil que la sociedad panameña se resigne a los cambios, que están ocurriendo en el mundo desarrollado en materia de familia tal como la conocemos desde la antigüedad.

Por más que se trate de justificar y se busquen todos los argumentos de este mundo, nada ni nadie puede sustituir a la mujer en su proceso natural y bendecido por Dios, para ser mamá.

“Solo de una mamá tal como la conocemos puede surgir una fuente inagotable de vida y de amor puro hacia sus hijos”. Y cuando le sumamos a esta fuente de vida, el amor y el buen ejemplo de un papá, acompañado de la Fe en Dios, entonces tendremos una familia poderosa e invencible, que siempre irá por el camino correcto y hará de este mundo un “mundo mejor”; donde la paz, el amor hacia el prójimo, la sabiduría y la unidad familiar se impondrán frente a tanta maldad, soberbia y agresividad de la sociedad actual, que ha logrado avances tecnológicos inimaginables, pero con grandes deterioros sociales.

Por: Eric Aragón

lunes, 29 de agosto de 2022

¿Cómo debería ser el comportamiento de los gobernantes del mundo?

Desde que estábamos en la escuela primaria se nos hacía mucho énfasis en el cumplimiento de ciertas normas, tales como, el respeto a las persona mayores, sentarse bien a la mesa, vestirse correctamente, divertirse sanamente y otras reglas más…

Los maestros explicaban con mucha sabiduría y ejemplos que el cumplir con estas normas era necesario, para que la convivencia entre seres humanos fuese más agradable y se pudieran enfrentar y superar todos los problemas que fuesen apareciendo, como parte normal del proceso de la vida humana.

Una buena imagen que se proyectara iba a tener mucha influencia en los demás y le daría a la persona mucha autoridad y liderazgo.

Así era la enseñanza de los grandes educadores de hace unas décadas. Hoy día es otra la historia. Las corrientes modernas del pensamiento, han cambiado esta enseñanza del pasado. Por todos los canales de comunicación tratan de cambiar estos valores en nombre de los derechos humanos y de la tesis de que la época actual requiere otras reglas que vayan más acorde con los tiempos.

Existen valores que jamás podrán cambiar por más que traten de tergiversarlos. Primero, porque las consecuencias de las prácticas opuestas a estas reglas tan sencillas como el diálogo, la unidad familiar y el respeto, se están viendo. Los líderes mundiales y la diplomacia no pueden ponerse de acuerdo, porque no practican el diálogo como debe ser; la conducta adecuada sin desenfreno y la buena inteligencia ya no forman parte de las cualidades que deberían tener los gobernantes actuales y las familias como las conocíamos ya están desapareciendo (por mencionar algunas). Y en segundo lugar, los mismos seres humanos cuando ya se dan cuenta de que la corrupción y desenfreno en todos los sentidos de la vida humana sólo traen muerte, destrucción e infelicidad: empiezan a clamar a un Dios que los ayude y a buscar el amor de la familia como la estableció la propia naturaleza.

La enseñanza de nuestros abuelos y maestros del pasado nunca pasará de moda, por más que traten de destruir este legado. Las personas que practican estos valores, en la actualidad tienen una vida mejor que aquellos que se dejan confabular por las corrientes modernas de corrupción y desenfreno.

Por: Eric Aragón

viernes, 1 de julio de 2022

Líderes que inspiran…

 

La historia nos ha dado grandes líderes que han sido un ejemplo de conducta, sabiduría y nobleza.

José un joven que sufrió el maltrato de sus hermanos, al extremo de que éstos lo vendieron; por ciertas circunstancias de la vida terminó como esclavo en el imperio egipcio, donde progresivamente fue demostrando su sabiduría, producto de la gran fe que profesaba a su Dios. Este señor llegó a ser un gran administrador y líder en Egipto. Contribuyó a la solución de una gran crisis, una sequía que traería muerte y destrucción a todo el imperio; incluyendo a su pueblo hebreo, que permaneció varios siglos como esclavos hasta que otro gran líder los liberó del yugo egipcio, Moisés.

Helen keller, otra gran líder de los derechos civiles, filántropa, excelente oradora y escritora.  Lo increíble es que se destacó siendo ciega y sorda desde temprana edad. Un ejemplo poderoso de motivación, perseverancia y trabajo para el resto de mortales que gozan de buena salud.

Pablo, sí el del Nuevo Testamento, después de ser un sanguinario, recibió una conversión divina. La grandeza de este hombre es que toda su capacidad después de la conversión, la utilizó para hacer el bien. Era un hombre bien educado, inteligente, que conocía todas las leyes romanas y la diplomacia. Pudo escoger otro camino después de la conversión divina, pero decidió servir a la humanidad con sus mensajes y ejemplos de bondad, amor y sabiduría.

Otra gran heroína, la madre Santa Teresa de Calcuta. Tomó la decisión  de ayudar a la gente más desamparada de la India.

Mahatma Gandhi, gran héroe de la independencia de la India. Luchó contra el imperio británico con las armas más poderosas: la perseverancia, los ideales y la no violencia.

No podíamos pasar por alto a Nelson Mandela, un ¨prohombre¨ de Sudáfrica. Ni los muchos años de cárcel, penurias y persecuciones lo apartaron de su gran ideal, de ver abolida la segregación racial en su nación (Apartheid). Su lucha y sacrificio no fue en vano. No solo logró abolir tal injusticia, sino que llegó a ser el presidente de su país.

Sería una lista interminable de líderes que a través de la historia han inspirado a otros a luchar por un mundo mejor: libre de guerras, hambrunas e injusticias. Sin embargo, hay que destacar al máximo líder, aquel que está por encima de todos los líderes mundiales. El único que puede convertirse en fuente infinita de motivación, sabiduría, bondad, solidaridad y paz. Y lo más importante para la humanidad, puede dar la salvación del alma. Nuestro Señor Jesucristo, fue un ejemplo perfecto durante sus treinta y tres años que vivió entre los mortales.

Tantos líderes mundiales que gobiernan a las poderosas e influyentes naciones del mundo, y en lugar de buscar la paz por todos los medios pacíficos, lo que hacen es encender más la hoguera del odio, la venganza y la guerra entre las naciones.  Es lamentable que no hayan aprendido nada positivo de los grandes héroes que nos ha regalado la vida.

Por: Eric Aragón

viernes, 3 de junio de 2022

El mundo está gobernado por líderes que no respetan a Dios

 Nadie le va a pedir a un gobernante que camine con una biblia debajo del brazo o que hable de sus creencias religiosas en un consejo de gabinete. Lo que si claman a gritos los pueblos es que sus dirigentes resuelvan sus problemas básicos de supervivencia.

Ante unos cuestionamientos sobre el tema, Jesucristo de manera tajante dijo: ¨Dad a Dios lo que es de Dios, y al césar lo que es del césar¨. No cabe la menor duda de que el Hijo de Dios, dejó bien claro el concepto de la ¨separación que debe existir entre el Estado y la religión¨. En otras palabras, el ciudadano común que forma parte de una iglesia o profesa una creencia en Dios, debe cumplir con todas las obligaciones que le imponen las leyes de su país, y al mismo tiempo respetar los mandamientos establecidos en las Sagradas Escrituras para todos los creyentes.

En la mayor parte de las biografías de los presidentes y líderes del mundo, sobre todo de Europa y América, se observa que pertenecen a una iglesia o creencia religiosa, ya sea la fe católica, protestante, judaica, ortodoxa o anglicana, por mencionar algunas.

Las creencias religiosas no impiden que se cumpla con las responsabilidades diarias. Una nación alcanza mejores niveles de desarrollo económico si su gente trabaja duro y honran las leyes. Éste es el deber que tienen todos los habitantes de un país, desde aquellos que ocupan los cargos más elevados, hasta la gente común y corriente.

Por otra lado, existe una realidad irrefutable, cuando un ser humano profesa una creencia en Dios, por fuerza debe tener un cambio en su conducta, sentimientos y forma de pensar. Dios hace un cambio en los mortales cuando éstos le buscan de verdad, en caso contrario sería una farsa lo de la fe que dicen tener.

Explicado lo anterior, entonces resulta incomprensible que los presidentes de los países más poderosos del planeta Tierra, orienten todas sus acciones a prolongar el conflicto en Europa del Este, en lugar de buscar por todos los medios “ese puente de entendimiento entre Ucrania y Rusia” que ponga fin a esa guerra o como se le quiera llamar, que solo está trayendo muerte y destrucción a los millones de ucranianos que cada vez más caen en un abismo sin retorno.

Les debe dar vergüenza que mientras pregonan por el mundo que están enviando armas a Ucrania, por valor de miles de millones de dólares, hay millones de niños que viven en la total miseria y cientos de miles mueren cada año por hambre. ¡A qué degradación han llegado nuestros líderes mundiales! Todos están actuando en contra de las leyes de Dios, sin excepción alguna.

No debe existir ninguna justificación para hacer el mal. Si Rusia es el malo, según Occidente, pues, no hagan lo mismo. Demuestren al mundo, los gobernantes de los países de la Unión Europea, Estados Unidos Y Canadá, que son más sabios y que respetan los valores morales y cristianos. Busquen el diálogo y la paz en Ucrania, ustedes son más inteligentes. Piensen en el bienestar de los niños, las familias y los seres humanos que sufren mucho por estos conflictos armados. Ya está bueno… En nombre de Dios busquen la paz y No más guerras…

 Por: Eric Aragón