viernes, 1 de enero de 2010

Reglas para una mejor sociedad

Creo que nosotros, los adultos, somos ahora más tolerantes con las malas costumbres de los jóvenes...

A través de la historia se ha demostrado que el hombre –término genérico que abarca tanto al hombre como a la mujer– necesita establecerse en un lugar y asociarse con otros de su misma especie para lograr un mayor desarrollo humano y social (llámese gregarismo). Hace miles de años el ser humano, aún cuando habitaba en cuevas y andaba semidesnudo, tuvo la necesidad de convivir con otros humanos para defenderse de las bestias salvajes y conseguir alimentos. Las únicas necesidades humanas de la época. ¡Cómo han cambiado los tiempos...!

Pasaron cientos de miles de años y el hombre de nuestra era moderna, igual que el de la antigüedad, necesita vivir en comunidad, ya que si no lo hiciera sería difícil para éste adaptarse al mundo que lo rodea. Nacemos en el seno de una familia, los bendecidos por Dios; y otros, tal vez no tienen esa suerte, pero, nacen en algún lugar donde hay seres humanos. Todos tratamos no solo de buscar un empleo, sino también de formar una familia. Aquellos que por alguna razón no logran adaptarse a la sociedad, lamentablemente marchan en pos de un futuro dudoso. Lo cierto es que el hombre desde que nace busca a sus semejantes y necesita de ellos para sobrevivir. Qué pasaría con un bebé que no recibiera los cuidados que requiere... Indudablemente moriría.

El aumento de las necesidades, el crecimiento poblacional, el razonamiento humano del bien y del mal, las ambiciones, y otros factores, complicaron las relaciones entre seres humanos. Conclusión: empezaron las guerras sangrientas y despiadadas, ya sea para imponer un régimen o para controlar un bien económico. Asimismo, como resultado de la compleja vida humana, se originaron las riñas, los actos vandálicos, los delitos sexuales, las venganzas, los crímenes y otros eventos característicos de las bajas pasiones de la especie humana. Herencia que ha llegado a nuestros días.A raíz de toda esta complejidad, se fue creando una serie de principios morales y normas sociales que han pasado de una generación a otra, con el propósito de lograr una mejor convivencia humana. Aunque muchos eruditos y doctores del conocimiento humano busquen en su mente y en los diccionarios los términos más sofisticados para atacar los principios morales, los preceptos cristianos y traten de justificar lo malo y denigrante para la especie humana, gracias a Dios la mayoría tenemos la convicción de que si se respetaran las normas cristianas y morales, tendríamos una mejor sociedad.

En muchos países del mundo –incluyendo los de mayor desarrollo económico– las instituciones privadas y los gobiernos han realizado grandes debates acerca de la corrupción y la delincuencia en todas las esferas de la sociedad. Siempre han llegado al mismo punto: promover los valores morales a través de todos los medios de comunicación; fortalecer la unidad familiar, mejorar la educación en las escuelas básicas; y entre todas las instituciones, tales como clubes cívicos, gremios, sindicatos, escuelas, gobierno, medios de comunicación e iglesias, unir esfuerzos para minimizar los antivalores morales y cristianos.

Pienso en lo afortunados que somos todos los que vivimos la infancia en la década del 60 y la adolescencia en los 70. Los maestros se preocupaban más por inculcarle al niño las enseñanzas morales y las normas apropiadas de conducta. Casi nos obligaban a leer El sembrador –texto escolar que utilicé– y a mejorar la letra. Recuerdo el énfasis que le daban al arreglo y cuidado de los cuadernos...Varias veces me fueron a buscar a la casa, porque no quería ir a clases.
Es cierto que en algunas ocasiones fueron un poco duros aplicando castigos, pero muchos estamos agradecidos por la enseñanza y consejos que nos dieron. Definitivamente que nos iluminaron el difícil camino que venía y nos ayudaron a tomar mejores decisiones.

Por otra parte, tanto los padres como los adultos eran más enérgicos en los buenos modales y el respeto. “No hables con la boca llena...” “Usa la camisa correctamente...” “Siéntate bien...” “Respeta a los mayores...”. El ejemplo al igual que la disciplina acompañaban estas expresiones que tanto nos aburrían y molestaban. Mas hoy día lo agradecemos profundamente. ¡Cómo hubiese sido nuestro futuro sin la enseñanza de los maestros y tutores de aquella época!Se emplean muchos argumentos psicológicos; se hace referencia al crecimiento desproporcionado de la población y la necesidad de que ambos padres tengan que traer el sustento al hogar; todo con el fin de disculpar el poco empeño de los educadores y padres en dar una mejor educación a los muchachos.

Pienso que el problema no está en los factores externos. Claro que los tiempos han cambiado, sería ingenuo pensar que las cosas no son más complicadas que antes. Por supuesto que la economía actual nos obliga a hacer ajustes. Sin embargo, creo que nosotros, los adultos, somos ahora más tolerantes con las malas costumbres de los jóvenes; el ejemplo de moralidad está por el suelo; no hacemos énfasis en la disciplina de nuestros hijos. Ciertas madres –para no decir la mayoría– cuando se trata de hacer tareas con sus hijos o visitar periódicamente a los maestros de sus vástagos, no tienen tiempo; no obstante, sacan tiempo para las novelas, la sala de belleza y otros asuntos.

Si me pusiera a diseñar una lista de todas las actividades que realizamos a espaldas de nuestros pobres hijos, que con tanta ilusión y amor nos esperan, sería extensa. Concluyo este artículo pensando que si todos los miembros de la sociedad empezáramos a dar un mejor ejemplo moral y amáramos más a nuestros hijos, iríamos progresivamente construyendo una mejor sociedad.

Eric Aragón
El autor es profesor
Fuente: Columna de Opinión
Diario La prensa de Panamá
FECHA: 20/02/03

Panamá, un país que jamás olvidará…





Autor:
Eric Aragón
13 de septiembre de 2009






viernes, 4 de diciembre de 2009

El equilibrio de la vida


Hace varias décadas la vida de nosotros los seres humanos era más tranquila. La modernidad y todo lo que ella conlleva nos ha conducido a una serie de situaciones, algunas veces complejas y otras no tanto, pero, igual nos someten a una vida diaria muy acelerada, que hace que los individuos sufran más que por enfermedades físicas por una serie de problemas emocionales y mentales. Nos referimos al estrés, depresión, desmotivación, melancolía y soledad; que si éstos no se manejan adecuadamente puede ocasionar en las personas enfermedades físicas, como emocionales que lleven, incluso, a tomar decisiones extremas.

A veces la vida es difícil para las personas y hay que considerar muy seriamente que no todos tenemos la misma fortaleza física ni emocional. Un evento fácil de superar para un persona puede ser muy difícil para otra. En esto juega un papel muy importante la relación familiar. La familia es la fuente de equilibrio de nosotros; ya que en ella se aprenden todos los valores que acompañarán al individuo durante toda su vida adulta y que le darán la fortaleza emocional y la sabiduría necesaria para enfrentar los momentos complejos de la vida: como la pérdida de un ser amado, desempleo, enfermedades extremas, fracaso matrimonial; pérdida de algún miembro de su cuerpo, producto de un accidente, pérdida de sus bienes materiales, problemas emocionales, como la depresión; en fin, nos referimos a todos los fracasos que se tengan en la vida y que de alguna manera debemos entender que son propios de la existencia de cada ser humano.

Tenemos que aprender a convivir con ellos (los problemas), a convertirlos de alguna forma en nuestros amigos. Se trata del ciclo de la vida humana, en el cual a veces todo lo que hacemos sale bien; otras veces por más esfuerzo que hagamos, las cosas salen mal; o cuando creemos que toda nuestra vida diaria en el hogar, en el trabajo o en nuestras relaciones sociales, están bajo control algo malo ocurre: viene una mala noticia.

Decía el sabio filósofo griego Aristóteles, que la educación en tiempos de prosperidad es un adorno y en tiempos de adversidades un refugio. No se equivocaba… La mejor educación es la que enseña a enfrentar y superar los problemas que tenemos y que no van a terminar mientras tengamos vida. Esta es la ley de la vida humana.

En el hogar de nuestros padres y hermanos, cuando estamos chicos aprendemos todo lo que implica el amor, la solidaridad, la bondad, la importancia de la unidad familiar, el respeto a los demás semejantes y por nosotros mismos; la fe cristiana, la sabiduría y la fortaleza que serán nuestras armas para enfrentar los tiempos malos en nuestra vida adulta.

Lamentablemente, hoy día las familias están desintegradas y practican todo, menos el amor y los buenos valores entre ellos. Aún no entendemos que hace más de dos mil años, un hombre sabio y lleno de amor por la raza humana, nos dijo que amáramos a nuestras familias y tratáramos con respeto y solidaridad a nuestros semejantes. ¿Pero, que hemos hecho? Precisamente lo opuesto, destruir la fe cristiana, a la familia, fomentar el odio entre nosotros… ¡Y cómo si esto no bastara…! estamos acabando con los animales y la naturaleza.

Lo más sublime, es que cuando creemos que estamos al final del camino y no hay ninguna salida… En ese preciso instante podemos acercarnos, en primer lugar, a nuestro Creador y decirle: “ Señor Jesús, no sé que hacer, no puedo más, por favor, ayúdame, mi vida es un laberinto, cuando pienso que voy a salir adelante, todo mi mundo, mis sueños y mis ideales se derrumban… ¡ Por favor…¡Ayúdame!, deseo llevar una vida sana y de acuerdo con tus principios –pero nunca olvides que soy un ser humano imperfecto-; deseo compartir con los demás, un mensaje de Fe Cristiana y los buenos valores, que tanto le faltan a la humanidad y sobre todo a los jóvenes, que formarán la sociedad del futuro.















martes, 1 de diciembre de 2009

Reencuentro, luego de 88 años...






















Partidos políticos


La democracia interna de los partidos políticos...

La democracia de un país se fortalecerá en la medida en que los partidos políticos celebren elecciones internas con honestidad y transparencia.

Eric Aragón
mailto:aragon044@yahoo.com


Los partidos políticos desempeñan un papel importante en la vida nacional, ya que son ellos los que sirven de plataforma para alcanzar los puestos de elección popular, sobre todo los de mayor jerarquía dentro de la administración estatal. La mayoría de candidatos provienen de partidos políticos y, en algunos casos, la ley establece dicha obligatoriedad.

Una figura de mucha relevancia que determinará el grado de honestidad, capacidad y confianza que los miembros del colectivo y la ciudadanía en general puedan tener en sus dirigentes es, precisamente, el manejo de las elecciones internas que tienen los partidos políticos. Tal actividad permitirá el ejercicio de la democracia y le dará la oportunidad a los miembros, independientemente de la posición social, económica e ideológica, de participar en un debate interno para ocupar los cargos directivos dentro del partido y, posteriormente, los puestos de elección popular en la administración estatal.

La democracia de un país se fortalecerá en la medida en que los partidos políticos celebren elecciones internas con honestidad y transparencia, y respeten el derecho de sus miembros de elegir o rechazar a sus dirigentes y candidatos. Por otro lado, deben profundizar más la democracia interna, permitiendo el libre juego de ideas y fomentando nuevos liderazgos que le inyecten tanto al colectivo como a la administración pública más dinamismo y eficiencia en un mundo competitivo y conducido por la tecnología, sin que ello se interprete como un atentado a la unidad del partido político.

En países con más tradición democrática, tales como Alemania, Estados Unidos y Francia, se han consagrado una serie de principios y normas legales orientadas a fortalecer más la democracia interna de los partidos políticos. Estas fueron grandes luchas de los reformadores y sectores de la población para acabar con dirigentes políticos que permanecían en el poder como dioses, apoyados por un grupo de personas que utilizaba todas las tácticas de la corrupción para mantener feudos políticos en el partido y en la administración pública.

Pareciera que muchos dirigentes políticos panameños no quieren aprender de los países con más experiencia democrática, y que todavía no han superado el trauma del subdesarrollo. Estos señores no se han dado cuenta de que el mundo es más dinámico y que nada se puede ocultar gracias a la tecnología, a los satélites y a los medios de comunicación ¡cada vez más sofisticados...!

Si analizamos las elecciones internas de los partidos, descubriremos que hay un terror de que se abran los espacios al debate y a la participación de ciertos miembros a ocupar cargos de dirección. Indudablemente que un debate abierto pondría en evidencia que dentro de los partidos hay líderes ocultos –y otros no tan escondidos– con más dinamismo, capacidad, tolerancia y dispuestos a fortalecer la vocación democrática; y por otro lado, este mismo torneo obligaría a los actuales dirigentes a demostrar más competitividad y mejores cualidades para seguir como directivos del colectivo político.

No cabe la menor duda de que la consolidación de la democracia en Latinoamérica dependerá del fortalecimiento de los partidos políticos. Para lograr esta condición es indispensable superar ciertos obstáculos que han impedido ejercer correctamente la democracia interna, modernizar sus estructuras administrativas y adaptarlas a las nuevas realidades sociales y económicas; mejorar los mecanismos de comunicación con el Gobierno o hacer una oposición más productiva; y por supuesto, abrir un espacio a la participación ciudadana.


El autor es profesor
Publicado por el diario La Prensa
Panamá, 23 de junio de 2002