Las elecciones realizadas en Panamá el 5 de
mayo (2024), para elegir al presidente, diputados, alcaldes y representantes a
nivel nacional, es una demostración contundente y real de que la “DEMOCRACIA”
como sistema político funciona y es la mejor forma de gobierno que existe.
Por más que se busque otro método de gobernar,
siempre la democracia como forma de gobierno será insuperable; puesto que es el
único mecanismo que permite la participación “directa” por medio de los votos, de
todos los ciudadanos de una nación. “Aquí se ejerce la libertad de expresión,
como la columna vertebral de los derechos humanos, en su estado más puro”.
Panamá, siendo un país pequeño, el 5 de mayo
se transformó en un gigante; ya que la voluntad inquebrantable y poderosa de la
población (solo Dios la supera) se manifestó por medio del voto el día de las
elecciones. Ni el poder político, dinero, presión o propaganda pudo evitar que
los ciudadanos de cada provincia, distrito, corregimiento y pueblitos, eligieran
libremente a sus autoridades.
Al día siguiente de las elecciones en Panamá,
se podía aseverar que la mayoría de alcaldes, diputados y representantes se
habían renovado (incluyendo al presidente). La voluntad de la nación panameña se había
impuesto.
En estas elecciones participó un porcentaje considerable de jóvenes, más o menos un 30 por ciento. Se interesaron en la política, participaron activamente y ganaron. De hecho, la Asamblea de Diputados está compuesta en su mayoría por caras nuevas y jóvenes…
La
generación joven por imposición de la vida, tomará el mando de todo, y aquellos
mozalbetes que desde corta edad se interesen en el análisis y solución de los problemas
comunitarios y nacionales, alcanzarán mayor conocimiento y madurez para participar
en la vida política del país.
Panamá vive una democracia pura, como debería
ser. No hay un partido político ni dos ni tres que controlen el país. Ahora el
poder político está dividido: cada partido político está en el mismo nivel –
ninguno tiene más poder que el otro-; y por otra parte, están los que fueron
elegidos por la libre postulación, los llamados independientes.
Ahora mismo el poder político en Panamá está
en un “punto de equilibrio”; es decir, en los próximos cinco años habrá una
verdadera fiscalización, oposición, cuestionamiento y transparencia en el
manejo de la administración pública. Por ejemplo, los proyectos de ley que se
discutan en el pleno legislativo, tendrán que ser buenos realmente para el
desarrollo del país… Y, por otra parte, con estas elecciones que se realizaron,
no hay duda de que el poder en Panamá lo tiene el pueblo, pues “barrió casi a todas
las autoridades obsoletas que tenía el país”.
Por: Eric Aragón