Este es un problema más grave de
lo que se piensa y que en las últimas décadas ha pasado inadvertido, casi
invisible.
Las autoridades y la sociedad en
general han preferido mirar para otro lado, antes que enfrentar la difícil
situación.
Si se han levantado las voces en
defensa de los animales con tal fuerza, que se tienen leyes que castigan con
cierta dureza a los que maltratan a los animales, ¡cuánto más se debería
proteger a los niños abusados en los albergues!
Las instituciones o casas dónde
se reciben niños abandonados o maltratados, deben ser ambientes agradables, de
modo tal que después de algunas semanas, el niño comience a sentir seguridad,
un poco de alegría y reciba la adecuada terapia para crecer con la estabilidad psicológica
requerida para insertarse a la vida social y laboral cuando cumpla su mayoría
de edad.
Para cumplir con esta misión
sagrada de ayudar a los niños abandonados y maltratados, en primer lugar, se
deben nombrar directivos que entiendan que no se trata de un trabajo cualquiera;
ya que hay vidas humanas cuyo futuro va a depender de las acciones
administrativas que se ejecuten.
Por otra parte, debe hacerse una
selección adecuada del personal que va a atender a los infantes y la
supervisión debe ser constante y no pasar por alto ningún detalle que pueda ser
un peligro para los niños.
Los niños más débiles cuando
llegan a los albergues son golpeados y abusados por los jóvenes de más edad,
además del maltrato físico o psicológico de alguna persona que labora en estos
lugares. La comida es desastrosa, los baños horribles y no hay suficiente
vigilancia para evitar que los más fuertes atropellen a los más frágiles…
Aparte de todo esto, a veces se mezclan mozalbetes con problemas delictivos con
jóvenes que no tienen este tipo de perfil.
Ciertos albergues funcionan muy
mal, pero a nadie le importa con el destino de los niños; lo único que les
interesa es recibir donaciones del Estado y de los donantes particulares. Esto
es una cruel estafa.
La conclusión es que, si se dan abusos repetidos durante años, tanto los directivos como el personal involucrado directamente en el problema, son responsables penalmente.
Por: Eric Aragón