En un famoso programa radial, el moderador y periodista, le preguntó a un sociólogo: ¿Qué se debe hacer para bajar los altos índices de criminalidad?
La respuesta del especialista fue la siguiente: “Entre otras cosas… Se debe fortalecer la gestión de los organismos de investigación, los departamentos de policía, migración y aduanas. Realizar acciones serias y contundentes para reducir la corrupción; ya que las bandas delictivas penetran las esferas de la sociedad civil y las estructuras de gobierno. Además, crear más fuentes de empleo, subir los salarios, mejorar el sistema educativo y trabajar intensamente con las comunidades marginadas…”
Lo que este experto expresó fue muy puntual. No obstante, dijo algo que vale la pena analizar con profundidad. Hizo el comentario a su interlocutor, que hace más o menos 15 años, le formularon la misma pregunta y su respuesta, muy poco varió.
Muchos especialistas en la materia, de una u otra forma, han coincidido en iguales recomendaciones. ¡Y por cierto! Excelentes sugerencias… Si los gobiernos, fundaciones (ONG), organismos internacionales y otras instituciones, que se vinculan con este tipo de problemas sociales, han seguido estas recomendaciones, en la medida de lo posible. Entonces, la interrogante sería: ¿Por qué los niveles de robo, hurto, violaciones sexuales, consumo y venta de drogas, violencia intrafamiliar, homosexualismo, abortos, y otros problemas sociales, cada vez aumentan más y más?
¿Por qué si los gobiernos y la sociedad en general, tienen como prioridad combatir esta crisis social –que tanto luto y dolor traen a las familias- aún ésta persiste y por ningún lado se ve una real disminución?
¿Si cada año los gobiernos destinan más presupuesto para atacar este flagelo, por qué los resultados son incipientes?
Es todo lo opuesto. Pareciera que cuánto más crecimiento económico y desarrollo tecnológico alcanzan los países, más desenfreno e inmoralidad hay… Y todo apunta que como van las cosas, en el futuro, sólo quedará la sombra de los valores morales y un recuerdo lejano de lo que fue la institución, llamada familia. ¡Por supuesto! Si actuamos con sabiduría y rapidez, detendremos esta catástrofe.
Nadie puede sustentar que estos problemas son propios de las naciones en desarrollo y con escasos recursos. Lamentablemente, los países más industrializados y ricos, son los que van a la vanguardia en este caos social y en cierta forma tienen gran parte de la responsabilidad… Usted, estimado y sabio lector, analice ¿Por qué los países más ricos tienen parte de la responsabilidad…? Seguro que encontrará la respuesta adecuada …
Por otra parte, debe considerarse el aspecto moral y espiritual de cada individuo. La exclusión o poco interés de las autoridades gubernamentales, en cuanto a la enseñanza de los valores morales, reglas de cortesía y urbanidad, y la fe cristiana en las escuelas públicas; sin lugar a dudas, ha influido significativamente en la conducta negativa de la población joven, casi en todos los países…
Un señor muy sabio, hace 2 mil años, allá en Israel, hizo bastante hincapié en el hecho, de que aquello que lleva a los seres humanos, por el sendero del desenfreno, la inmoralidad y el irrespeto a sus semejantes, se origina en su interior.
En otras palabras, cuando los mortales permiten que los sentimientos dañinos; tales como, odio, rencor, envidia, venganza, ambición, lujuria: dirijan su conducta; entonces, se convertirán en parte de una sociedad decadente y sin ninguna clase de valores.
A pesar de que los Estados modernos, han creado todo tipo de leyes y mecanismos de represión, contra la delincuencia; cada vez más se incrementan los índices de delitos, y con más crueldad.
El cambio verdadero y efectivo debe empezar en la mente humana. Esto únicamente se obtiene mediante la enseñanza de los valores morales y cristianos, desde los primeros años de vida. Aquí juega un papel decisivo la educación básica y la familia.
De manera tal, que todos los esfuerzos de los gobiernos y de la sociedad civil, debe orientarse a fortalecer y mejorar la educación pública y a la institución, con mayor valor, la Familia.
Por: Eric Enrique Aragón
16 de junio de 2011
Por: Eric Enrique Aragón
16 de junio de 2011