miércoles, 1 de junio de 2011

Israel, no se puede destruir…

El Dios que hizo allí habitar su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o aniquilar la casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Libro de Esdras, Antiguo Testamento.

A pesar de que el Dios Yahveh, Dios del cielo, es infinito y habita en todas partes del universo; le ordenó a la nación hebrea construir un templo (casa de Dios), para que ofrecieran sacrificios y alabanzas agradables a Él. No se debe olvidar que la nación de Israel fue escogida por Dios, para mostrar su grandeza y llevar la luz divina al resto de la humanidad.

La casa de Dios estaría en Jerusalén, capital actual del estado de Israel; de modo tal, que esta tierra se convertiría, inmediatamente, en un lugar Sagrado para todo el mundo, sin excepción. Sus habitantes, los de origen hebreo, serían siempre protegidos por Dios.

En nuestros días, la protección y bendición que Dios le prometió a los patriarcas de la nación hebrea y sus descendientes, sigue vigente para los que residen en el Israel, del siglo XXI. Debe aclararse que esta protección y bendición divina, abarca a los diversos grupos étnicos y religiosos, que habitan en el estado de Israel. También, a los visitantes y turistas que colocan sus pies en Tierra Santa (Israel).

Aquellos intelectuales, líderes mundiales y gobernantes de Europa, América y Asia, principalmente, deben entender que no se puede desafiar a la naturaleza. El Dios del cielo le dio al ser humano: una gran inteligencia -¡Bendito sea Dios por eso!- y con ésta ha realizado grandes inventos, en el campo científico y tecnológico; pero, jamás ha podido ni podrá enfrentarse a los fenómenos de la naturaleza; como el tsunami, ocurrido en Japón (uno de los países más industrializados del mundo); o los tornados, huracanes, terremotos y otros desastres naturales, que han hecho mucho daño en el país más poderoso, Estados Unidos de Norteamérica.

Si no se puede contra la naturaleza, entonces ¿Cómo pretenden algunos seres humanos destruir a Israel, la casa de Dios? A lo largo de la historia del hombre, muchos reinos poderosos, se han atrevido a atacar y saquear a Israel –y de hecho lo lograron-; no obstante, todos terminaron destruidos por la propia ira de Dios. ¡Quien ataca a Israel, lo hace contra el mismísimo Dios Yahveh! ¡Aquí está su casa…! !Tierra Sagrada!

Aquellos que reconocieron la grandeza del Dios del cielo, recibieron bendiciones. Por ejemplo, en la antigüedad, los reyes persas: Ciro, Darío, Artajerjes y Asuero, no sólo permitieron al pueblo hebreo construir la casa de Dios, en Jerusalén; sino, que ellos mismos aceptaron el poder del Dios Yahveh.

El rey Ciro, decía: “…Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha ordenado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá…”

Yo, Darío, he dado el decreto: “Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios… Para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo y oren por la vida del rey y por sus hijos…”

Todos estos reyes de Persia (Irán) y otros personajes que habitaban en las regiones cercanas -que hoy día son: Egipto, Irak, Siria, Palestina y otras naciones árabes- que de una u otra forma, reconocieron al Dios de los cielos; tuvieron la dicha de sentir la protección divina.

El Dios de Israel, es un Ser poderoso que busca mostrar su poderío de amor, unidad, fraternidad, solidaridad y prosperidad, a todos los pueblos del mundo; especialmente, a las naciones vecinas. Sin embargo, para que se logre tal evento: “Los palestinos, árabes e israelíes, deben dar el paso sincero hacia una relación de respeto, paz y armonía”. Se debe buscar y fortalecer aquellos aspectos de unidad y no de discordia…

Tampoco debe permitirse que grupos con intereses negativos, tomen el control y la iniciativa, en las relaciones árabes-israelí.










Por: Eric Enrique Aragón
1 de junio de 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

El liderazgo actual de la juventud…

Si algo debe quedar bien claro es que las nuevas generaciones, juegan un papel fundamental y contundente, en los cambios que están ocurriendo en muchas regiones del mundo.

Tal es el caso de los países del Medio Oriente, donde en estos momentos se realizan fuertes enfrentamientos entre los gobiernos autoritarios y los movimientos populares, que buscan una sociedad más democrática y con plenas libertades.

Las protestas populares en Libia, Bahrein, Yemen, Jordania, Irak, Siria; además, de las que hubo en Egipto, que terminaron con la salida del poder de Hosni Mubarak; tienen un común denominador: “las nuevas generaciones”, es decir: “la juventud”, que en su mayoría no pasa de los 35 años, y que cada vez tienen un mayor liderazgo en los cambios sociales y políticos, en las distintas regiones del mundo; sobre todo, en aquellas naciones en desarrollo, dónde la mayoría de la población es joven.

Por ejemplo, en América Latina, podríamos estimar la población menor de 35 años, en un 70%. Entonces, frente a esta realidad sería poco sabio desconocer el poder que tienen los grupos juveniles. No obstante, a muchos políticos únicamente les interesa el voto de los jóvenes; pero, cuando llegan al gobierno, lo que menos les quita el sueño, es la preocupación de solucionar los problemas más apremiantes de la sociedad.

Y tampoco es que vamos a sostener que los gobiernos tienen que proveerles todo gratis a las comunidades; sin embargo, los que ejercen el poder político, si tienen la responsabilidad –por eso la gente los elige- de crear las condiciones necesarias (mediante leyes y acciones adecuadas) para que la población en general, mejore su calidad de vida.

No se puede perder de vista, que la juventud -económicamente activa- puede en un momento determinado sentirse frustrada; si no ven las oportunidades que ellos esperan, para tener un futuro halagador.

Todo lo que observan en el horizonte son nubarrones y fuertes tormentas, que se traducen: en una pésima educación, desempleo galopante, altísimos índices de violencia, familias desintegradas, elevados precios de la canasta básica familiar; y otros factores negativos; acompañados de una enorme corrupción gubernamental, indiferencia y desprecio de la clase dominante hacia los sectores vulnerables, y las violaciones de los derechos humanos.

En fin, frente a este oscuro panorama, no sería extraño que aparezcan jóvenes intelectuales, que utilizando todos los medios modernos y sofisticados de comunicación –tal como sucede en el Medio Oriente- sepan unir a esa juventud frustrada de una nación, y conducirlos por el camino de las protestas –que pueden ser pacíficas o violentas- con el propósito de hacer fuertes cambios estructurales, en el campo social, económico y político.

Lo peligroso de todo este asunto, es que los jóvenes que liderizan estos movimientos, no tengan la suficiente madurez ni sabiduría, para impulsar los cambios que realmente espera la sociedad en general; y que se fundamentan en el respeto de la libertad de expresión, los derechos humanos, la democracia y los valores morales. O que sean susceptibles (los jóvenes) a concepciones radicales y se pase de un sistema malo a uno peor…

La enseñanza que deben aprender los gobiernos y los demás protagonistas de la sociedad, es que no pueden ser indiferentes a las necesidades de la gente joven. En otras palabras, todos juntos, gobernantes, empresarios y sociedad civil -sin excluir a los educadores, padres, madres y tutores- tenemos el sagrado deber de ofrecerles a los muchachos, buenos ejemplos morales y cristianos. Al igual que una excelente educación pública, que la puedan utilizar como herramienta para mejorar, de una u otra forma, las condiciones de vida.

De esta manera, le estaremos dejando a la juventud, el mejor tesoro: que ellos, desde corta edad, entiendan el gran significado y la importancia de practicar los principios tales como: la tolerancia, la libertad de expresión, la democracia, la solidaridad, la unidad familiar, el esfuerzo, el sacrificio y el duro trabajo; la honradez y la decencia en todos los actos de la vida, el amor y la fe cristiana, entre otros muchos principios; que serán el marco de referencia para el diario vivir de los millones de jóvenes, que controlarán el mundo, por medio de un proceso lógico y natural: “las viejas generaciones se acabarán y darán paso a los nuevos líderes y a las sociedades, formadas por todos los niños y jóvenes, que en este instante se multiplican -por miles- a cada minuto, y a veces de una forma desproporcionada y sin ninguna planificación familiar, como está ocurriendo en los países con economías deficientes y altos grados de pobreza (por ejemplo: América Latina).










Por: Eric Enrique Aragón
26 de mayo de 2011

sábado, 21 de mayo de 2011

Israel, legado de fe para Oriente y Occidente

Millones de personas que profesan las religiones monoteístas –tanto en Occidente como en Oriente- asisten masivamente a sus respectivos templos, por lo menos, un día de la semana. Realizan toda clase de actos y hasta sacrificios, con tal de evidenciar la fe que practican. Nos referimos a los católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos y a otros grupos religiosos que creen en un solo Dios –sin excluir a los árabes musulmanes-.

Sin embargo, sería interesante preguntarles a estos creyentes: ¿Cuántos están conscientes o entienden, que la fe monoteísta que adoptaron, en algún momento de sus vidas, gira en torno a la historia de la nación hebrea? En otras palabras: “Sin Israel no habría ningún Dios Yahveh, ni Jesucristo, ni Alá"; puesto, que la razón de ser de estas creencias, es precisamente el hecho de que el Dios Monoteísta, escogió a la nación hebrea (Israel), para mostrarle al mundo entero su poderío en justicia y amor.

Esta maravillosa historia empezó hace 4 mil años. No solo la del judaísmo; sino, también, la del mundo entero que nos enorgullecemos de adorar a un solo Dios, a través de todas las religiones monoteístas, que se profesan en casi todo el planeta Tierra.

Desde aquel instante en que el Dios (Yo soy el que soy), cuyo trono es el cielo y el estrado de sus pies, la tierra; le dice a Abram –aún no se le había cambiado el nombre a éste-Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición…” (Génesis, capítulo 12). Comienza a consolidarse la fe monoteísta, llámese: fe cristiana, el judaísmo, o la de los árabes musulmanes… No importa si algunas de estas religiones tuvieron sus inicios hace miles de años, en la Edad Media o en años más recientes; el asunto es que todas giran alrededor de la historia hebrea.

Dios apartó a Abraham, de su casa y de su tierra -ubicada en lo que hoy día se conoce como Irak- para que junto a su hijo Isaac y su nieto Jacob, formaran la gran nación hebrea (Israel), que sería utilizada por Dios como modelo de Fe y salvación para la humanidad entera (sin excepción).

Y así esta nación compuesta por doce tribus (los doce hijos de Jacob); inició su desarrollo en condiciones difíciles; ya que estaban bajo el cautiverio del imperio Egipcio. Aquí empiezan las grandes batallas de fe y las manifestaciones de Dios, a través de los profetas, líderes y heroínas de la nación hebrea. Dando origen y vida a nuestra profesión de fe y a las religiones monoteístas, cuyos seguidores se cuentan por millones, en los países occidentales y en las naciones árabes: cristianismo, judaísmo y el islam.

Todos los que practicamos la religión monoteísta, tenemos la responsabilidad de orar con mucha fe y sinceridad, para que los líderes de la nación Israelí y sus vecinos Árabes, encuentren el camino de paz, que tanto los beneficiará a ellos y traerá bendiciones al resto de la humanidad…







Por:
Eric Enrique Aragón
21 de mayo de 2011

sábado, 7 de mayo de 2011

Israel, un país de todos

Indudablemente, Israel es un hermoso país, donde fluye” leche y miel”; y lo que hace que esta tierra sea única, santa, y amada por la humanidad: es que fue recorrida por el mismo Dios hecho hombre: Nuestro Señor Jesucristo (para los cristianos). Y por otra parte, fue la razón de la existencia de los grandes personajes bíblicos, tales como, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, José, Daniel, David, Isaías, y otros, incluyendo, a grandes heroínas. Por supuesto, también, de los evangelistas.

En Israel coexisten distintos grupos étnicos, sobre todo, los árabes que tienen los mismos privilegios y derechos, al igual que cualquier ciudadano israelí; además, están representados en el parlamento. Asimismo, las principales corrientes religiosas, comparten la ciudad Sagrada de Jerusalén, como los cristianos, musulmanes, ortodoxos, etc. El hebreo y el árabe son idiomas oficiales.

República parlamentaria, es su forma de gobierno. Aquí se respeta la democracia y la libertad de ideas. Convergen, igualmente, muchas comunidades con raíces judías, que proceden de diferentes regiones y que se diferencian un poco, hasta en sus rasgos físicos, por ejemplo, la comunidad judía que llegó de Marruecos y Etiopía.

Lo interesante de todo esto, es que cuando la gente conoce al auténtico Israel, se da cuenta de que, lamentablemente, si hay una propaganda negativa contra este pueblo, dirigida por un grupo pequeño y financiado por aquellos que son autoritarios, antidemocráticos, y que quisieran que la Fe Cristiana desapareciera de la faz de la tierra. Pero, el efecto, es precisamente, el contrario: ¡Cuánto más daño tratan de hacer, más fuerte se hace la creencia de la humanidad en las Sagradas Escrituras!

La historia nos señala que ha existido una estrecha relación entre los pueblos árabes y los judíos, desde hace miles de años. Y que esta relación en muchos casos, no ha sido muy fructífera y ha estado en medio de grandes disputas y enfrentamientos bélicos.

No obstante, la nación israelí moderna y más que todo, las nuevas generaciones, comprenden perfectamente, que no pueden vivir aislados. Necesitan de los demás, y sobre todo, de los hermanos árabes, que en su mayoría son personas honestas, de fe, trabajadoras y que sólo desea vivir en paz y ofrecerles a sus hijos un mejor futuro. Pero, también, Israel tiene muchas cosas buenas que quiere compartir, con las naciones vecinas; y así lo demuestra día a día, conviviendo en armonía con ellos –árabes- en el estado de Israel.

¡Qué el Dios de Abraham, Isaac y Jacob!, derrame grandes bendiciones sobre Israel y los hermanos árabes. Y que reciban la sabiduría para lograr la paz y armonía entre ambos.

Por: Eric Enrique Aragón
7 de mayo de 2011

jueves, 5 de mayo de 2011

¿Adónde están tus padres?

“Hijo: Honra a tu padre y a tu madre para que tengas bienestar y larga vida” Promesa divina.

Aquellas personas que por alguna razón, ya sea por asuntos de trabajo o porque viven cerca; con frecuencia transitan a pie o en carro, por los alrededores de la avenida Central y de la avenida B; al igual que por la plaza 5 de Mayo o por Calidonia (ciudad de Panamá), lo más probable es que vean a un señor: alto, de tez morena y de aproximadamente, 70 años de edad; recorriendo las calles (a paso ligero) y llevando en sus manos una larga varilla.

No cabe la menor duda, que el citado señor vive donde lo sorprenda la noche. Y come lo que algún bondadoso transeúnte -que siempre hay gracias a Dios- le regala; o de lo que pueda comprar, con las pocas monedas que halla en zanjas, huecos y alcantarillas, a orilla de las calles. Para tal fin utiliza la inseparable varilla.

¿Cómo un señor que debió ser en sus años de mozo: alto, fuerte y lleno de vida, terminó viviendo así? ¿Y sus hijos? ¿Acaso se portó tan mal, que no merece la misericordia de sus familiares?

Si la gente, sobre todo, aquellos que lamentablemente se burlan, se dedicaran a la tarea de conocer la historia de estas almas, que deambulan por las calles (también mujeres); quedarían atónitos al descubrir que cada uno tiene un relato sorprendente. Incluso, habría personas con títulos universitarios, de buenas familias y con hijos profesionales. Y ésta no es una cruel realidad de Panamá, sino, también, ocurre en el resto del mundo; y más en las naciones menos aventajadas.

Tal vez la mayoría llegó a esta calamidad, por decisiones equivocadas que tomaron en su juventud. Sin embargo, nadie debería aventurarse a juzgar a la familia o a los hijos, por ser indiferentes. Puede que hayan tenido razones muy fuertes para actuar así (los familiares) o quizás la persona que está por la calle les hizo mucho daño a sus hijos. En fin, sólo Dios lo sabe con certeza. ¡Recuerdan lo que dijo Jesús! “El que esté libre de pecados, que tire la primera piedra”.

Lo cierto es que si la gente que tiene casa y comida, todos los días; a veces tienen grandes sufrimientos; porque no pueden corregir los errores del pasado, que están afectando profundamente el presente… ¿Cómo no han de sufrir las personas que deambulan por las calles, cuyos mejores amigos son la miseria, el abandono, la infelicidad, la locura y algunas veces, el suicidio?

Es responsabilidad de los hijos que profesan la Fe Cristiana, si tienen a uno de sus padres o parientes, viviendo en condiciones infrahumanas, ofrecerles algún tipo de ayuda. “Practicar la bondad y el perdón engrandecen el alma”.

Y si no están sus progenitores por la calle; pero, los tiene en el olvido o se avergüenza de ellos, entonces, búsquelos y dígales –con un abrazo sincero- “Los amo, porque me dieron la vida”. “Los perdono y también, les pido el perdón”.

Nuestro Señor Jesucristo demostró la grandeza de la misericordia (el perdón), sacrificando su propia vida, para salvar a todo aquél que se acerca a Él con fe y sinceridad.

Además, en las Sagradas Escrituras, se establece: que todos los hijos que honran a sus padres, siempre les irá bien y tendrán larga vida en la tierra.



Por: Eric Enrique Aragón
5 de mayo de 2011