viernes, 3 de diciembre de 2010

Todos somos culpables

Todos los sectores de la sociedad, en mayor o menor grado, tenemos responsabilidad en el aumento de un grave problema, que afecta a las diferentes naciones. ¡Irónicamente! También, a los países más industrializados y con mejor economía.
La población en general ha perdido la sensibilidad humana. ¡Y nos atrevemos a decir que somos cristianos…! Las sociedades y los gobiernos se preocupan por muchas cosas, mas no son enérgicos en acabar con un mal que destruye los mismos cimientos de la sociedad, nos referimos a la célula del estado; es decir, a la familia y sus miembros más connotados y frágiles: los niños.

¿Cómo es posible que los gobernantes no entiendan la magnitud del problema? ¿Y qué se hizo esa gran inteligencia y excelente educación, que los debe llevar por el sendero de la sabiduría y la nobleza? ¿Cuál es la fe cristiana que profesan? ¡Porque la verdadera fe cristiana se basa en ayudar a los más necesitados! ¿Qué hicimos con la vergüenza, que ya no la sentimos? ¿Aún no comprendemos que una sociedad corrompida, afecta a las familias más encumbradas y pudientes?

Los poderosos señores de la política y la economía; al igual que cada uno de nosotros, tenemos el deber moral, cristiano y por el bien de nuestros propios hijos, de proteger con todo nuestro arsenal la SEMILLA, que dará abundantes frutos –y de hecho ya los está dando, pero, un gran porcentaje de los frutos están deteriorados.

Las agendas de gobierno, deben establecer como prioridad número uno, lo relativo a la educación y atención de la niñez. No debe ser un tema politiquero o una tarea “más del montón” que se atiende sin mucho significado, como lo hacen actualmente la mayor parte de los gobiernos.

Es inaudito que veamos niños deambulando por las calles, debajo de los puentes, casas abandonadas o habitando en los subterráneos de las urbes. ¿Por qué permitimos que vivan en la calle, pidan limosnas o los malévolos adultos se aprovechen de esos pobres y abandonados infantes, que piden a gritos nuestra ayuda? Es obvio que estos niños que carecen de una familia y del amor cristiano, sean vulnerables a las agresiones sexuales y físicas; además de ser reclutados por pandillas y delincuentes mayores.

No cabe la menor duda de que hay que felicitar y orar a Dios por aquellas fundaciones e iglesias, que de una manera seria, honrada y transparente, se dedican a socorrer a los niños abandonados y a las familias vulnerables. Estas organizaciones realizan una noble labor al proporcionar alimentos, vestidos, viviendas, becas escolares, y asistencia psicológica a pobres y abandonados niños –que puede ser su hijo el que mañana esté en estas paupérrimas condiciones-.

Los niños de la calle desarrollan sentimientos muy fuertes de odio, irá y venganza contra ellos mismos y todo lo que los rodea. ¿A quién debemos culpar? A cada uno de nosotros, los que componemos la sociedad, y que de una u otra forma podemos sentir la alegría de contar con una familia e hijos sanos y salvos, que podemos abrazar día y noche -una dádiva que nos ha dado Dios y que los niños de la calle desconocen, pero, en medio del llanto y del dolor, éstos sueñan con el amor de un hogar o algo que se le parezca-.

¡USTED! SI USTED MISMO, mire lo que más ama en la vida, SUS HIJOS ¡Verdad! En este instante pregúntese: ¿Yo los abandonaría en la calle, para que fuesen ultrajados, violados, maltratados física y emocionalmente; para que soportaran hambre, dolor, llanto y el infierno mismo, día a día? Su respuesta, sin pensarlo sería: ¡JAMÁS! ¡NO! ¡NO! ¡PRIMERO ENTREGO MI VIDA…! Ahora piense ¡Por favor! ¡Qué los niños de la calle podrían ser sus hijos…!

¡Haga un esfuerzo…! ¡Dios se lo pide! De lo mucho que Él le ha dado a usted gratuitamente, aunque sea un poquito, compártalo con algún niño necesitado de amor y apoyo material, que viva en su comunidad o ciudad… ¡Nuestro Señor Jesús le multiplicará lo que usted le ofrezca a los niños de la calle!

“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”

Léase el evangelio de Marcos, capítulo 10, versículos 13 – 16.



Por: Eric Enrique Aragón
3 de diciembre de 2010









miércoles, 1 de diciembre de 2010

Decisiones que matan

Miraba su reloj detenidamente. Éste señalaba las 4 y media de la mañana. El señor Pedro (se le cambió su nombre real) se encontraba en un hotel de las provincias centrales. Únicamente pudo dormir un par de horas nada más. Él vivía en la ciudad capital con su esposa y dos pequeños hijos. Era un buen esposo y muy amoroso con sus hijos.

Como era vendedor de una compañía reconocida, tuvo que venir a esta pequeña ciudad interiorana a entregar una mercancía. Había llegado el día anterior; a pesar de que terminó tarde su faena, en lugar de ir a descansar al hotel, prefirió tomarse unas cervezas en un bar.

Terminó de ver su reloj –parecía que hablaba con éste- y corrió a lavarse la cara (ni siquiera pensó que un buen baño le caería bien). Con su ropa en las manos, se subió rápidamente a su gran vehículo, un 4x4, que a pesar de estar un poco viejo, se observaba en excelentes condiciones por el buen mantenimiento que tenía.

Tenía una hora y media, aproximadamente, de estar conduciendo su vehículo. Sus párpados parecían dos piedras que se cerraban en fracción de segundos. Estaba pasando por un calvario. El señor estaba ansioso por tomarse una taza con café, pero, las fondas –pequeños restaurantes populares- no atendían aún a los clientes, a pesar de que ya eran las 6 de la mañana.

Más adelante se veía una curva. No parecía peligrosa… Realmente no lo era. Muy pocos accidentes han ocurrido aquí. De repente se escuchó un gran estruendo… El 4x4 se había estrellado contra un árbol. El señor Pedro había perdido el control de su vehículo. Su carro había quedado bastante destruido, sobre todo, en la parte frontal.

A pesar de que no le había pasado nada, ni siquiera un rasguño, gritaba de una manera desgarradora ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué Dios mío? En la calle se encontraban unos cuerpecitos destrozados. Eran tres hermanitos que iban caminando por la orilla de la carretera, como es normal que lo hagan muchos niños que asisten a la escuela de educación primaria que está más adelante.

Sus edades oscilaban entre los 6 y 11 años. Eran tres hermanitos que iban juntos a la escuelita y nunca más verán la luz del día. La mamá de ellos perdió la razón…Era una impresión muy fuerte para ella, ver a sus tres únicos hijos destrozados por un vehículo. Una familia donde no había comida muchas veces, pero, si amor, fue totalmente destruida. Y la familia del señor Pedro, también, fue destruida en su aspecto emocional y se desintegró físicamente.

Las dos familias fueron sometidas a las profundidades, nunca imaginadas, del terror y de la muerte, por una decisión que se tomó a la ligera, con total irresponsabilidad. ¡Qué le costaba al señor Pedro descansar un par de horas más!

¡Jamás! Se debe manejar con sueño, en estado de embriaguez o a una excesiva velocidad, que no le permita controlar el carro en caso de que se presente algún obstáculo inesperado. ¡Estas son decisiones que matan!

Todos los días nos vemos obligados a tomar decisiones, la mayoría no causan ningún daño si nos equivocamos. Pero, hay otras decisiones que debemos tomar, que "si pueden causar mucho daño a los demás y a nosotros mismos". Estas decisiones se deben tomar con mucho cuidado, porque pueden matar la felicidad, la paz, la confianza, la amistad, el matrimonio, destruir a los hijos o acabar con vidas inocentes, como aquellos tres hermanitos, que murieron destrozados por un conductor irresponsable.

Pidamos a Dios sabiduría para tomar buenas decisiones en la vida y escuchemos los sabios consejos de la gente que nos da un buen ejemplo de conducta.

Tomemos la decisión de no golpear a las mujeres y madres. Tomemos la decisión de no abandonar a los hijos. Tomemos la decisión de estar con nuestra familia y no con la gente de la calle. Tomemos la decisión de no usar el poder político y económico para avasallar a los demás. Tomemos la decisión de ser fiel a los seres amados. Tomemos la decisión de practicar la Fe Cristiana. Tomemos la decisión de cumplir con los deberes escolares (los estudiantes). Tomemos la decisión de pensar en los demás y ayudarlos a tomar buenas decisiones…. En fin… TOMEMOS LA DECISIÓN DE SER MEJORES SERES HUMANOS…


Por: Eric Enrique Aragón
1 de diciembre de 2010

viernes, 26 de noviembre de 2010

Noble gesto de solidaridad

Desde que escribí el artículo titulado “Nos pide ayuda a gritos ¡Sálvela!” que se refiere a la importancia y aún más que todo, a la urgente necesidad de practicar la SOLIDARIDAD; he sentido el deseo de compartir con ustedes –apreciados lectores- algo más sobre el tema…

He procurado imaginar aquella escena donde Jesús se preocupó por la necesidad de las personas que diligentemente lo acompañaban –en este caso era un problema material-. Tome unos pocos minutos de su laborioso día para leer este pasaje del evangelio según Marcos, capítulo 8, versículos 1 – 10. Le aseguro que únicamente serán unos diez minutos –el texto es corto-.

Jesús se preocupó por el hecho de que aquella gente que ya se iban, carecían de alimentos para comer durante el trayecto a sus respectivos hogares. Imagínense ustedes, que esta multitud tenían que recorrer grandes distancias (días) para llegar a sus casas, además estaban en ayunas. ¡Serio problema que tenían…! ¿Verdad?

Tal vez en ese momento hubo muchas murmuraciones en favor y en contra –actitud propia de los mortales- o quizás algunos le decían a Jesús: ¡No te preocupes, no es nuestro asunto! ¡Vámonos, pues, el viaje es largo…! Lamentablemente, una gran cantidad de mortales actúan de esta forma negativa. No ven ni les interesa las necesidades de los que están alrededor de ellos y peor aún, de sus propios familiares…

Todos nosotros sin tener un linaje divino como Nuestro Señor Jesuscristo, tenemos la oportunidad de ayudar, en algún momento de nuestra breve existencia, a un ser humano que tenga una necesidad.

Obviamente, en este mundo existen personas con mayor poder económico, político o de liderazgo, que deberían sentirse felices, porque tienen el privilegio de hacer una mayor contribución a la solución de los problemas de la gente marginada de las comunidades.
No tenemos que ir muy lejos a buscar a los necesitados de comida, vivienda, trabajo, educación, agua potable, apoyo emocional o de un buen consejo… ¡Aquí están...! ¡En mi comunidad, barrio, país, vecindario, área de trabajo o a mi lado…!

Mire a su alrededor y verá a los niños huérfanos, desnutridos, sin amor y sin una oportunidad escolar; a las mujeres maltratadas y a la familia desintegrada; a los que realmente desean trabajar con honradez y no hallan empleo; a los ancianos abandonados; al enfermo que no tiene recursos económicos para los medicamentos; a los jóvenes desorientados por falta de buenos ejemplos morales; en fin, la gente necesitada está cerca de usted…

¡Haga un esfuerzo de voluntad y ayude a uno, aunque sea! ¡Dios lo recompensará…! ¡Él conoce sus necesidades! ¡Las de usted...!

Por:
Eric Enrique Aragón26 de noviembre de 2010












miércoles, 24 de noviembre de 2010

Nos pide ayuda a gritos ¡Sálvela!

No se trata de una telenovela ni de una película. Esto va más allá... Tiene que ver con la convivencia del ser humano, con nuestra conciencia, con nuestra fe cristiana, con nuestra propia familia.
Pide ayuda desesperadamente, porque se extingue como aquella vela que se enciende, en medio de una noche lluviosa y oscura, y que nadie quisiera que se acabara; puesto que representa la inapreciable luz que necesitamos...
En ese crítico momento descubrimos el gran valor que tiene una simple vela, que quizás estuvo abandonada, llena de polvo, en un rincón de la casa; y que si no fuese por esa oscura y deprimente noche, ni siquiera nos hubiésemos dado cuenta de que existía...
Cuánta falta nos hace y todos somos culpables de que se extinga. A pesar de que conocemos su gran valor, no hacemos nada para rescatarla. Simplemente la ignoramos... La despreciamos y la pisamos... La vemos ahogarse y miramos para el otro lado... No nos importa que ella sea imprescindible en nuestras vidas, para mantener una mejor convivencia humana.
¡Nos burlamos de ella! ¡Oh! Hasta cuando vamos a continuar con esa actitud negativa...
¿A dónde está nuestra fe cristiana? ¡Por favor! Hagamos un alto en esta NAVIDAD... Dios lo apreciará mucho... ¡Él nunca olvida!
"LA SOLIDARIDAD" nos pide ayuda a gritos... La solidaridad es sentir el dolor de los demás... Analizar en qué podemos ayudar a las personas que necesitan algo positivo; ya sean palabras de esperanza y de fe... Un poco de comida, un empleo digno y decente; o un poco de comprensión y tolerancia.
Simplemente la SOLIDARIDAD significa pensar en los demás.... Llevarles -aunque sea- un poquito de ayuda material o espiritual... ¡ Hágalo en esta navidad y le aseguro que tendrá un mejor año nuevo!
Este es un digno ejemplo de SOLIDARIDAD HUMANA:
"En aquellos días como había una gran multitud, y no tenían que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Tengo compasión de la gente, porque hace tres días que están conmigo y no tienen que comer. Y si los enviase en ayunas a sus casas, se desmayarán, pues algunos de ellos han venido de lejos. Tomó los siete panes y unos pocos pececillos, y los bendijo. Todos comieron y se saciaron... Y los despidió..."
Evangelio según Marcos, capítulo 8, versículos 1-10.

Por:
Eric Enrique Aragón
24 de noviembre de 2010





miércoles, 10 de noviembre de 2010

Libertad de prensa

Todavía existen gobiernos que no están entendiendo el rol que juega la libertad de expresión y de prensa, en el desarrollo de las naciones y más aún de aquellos países que a través de las inversiones extranjeras, tratados comerciales y acuerdos internacionales de cooperación y últimamente, la industria del turismo, aspiran a llegar a niveles óptimos de desarrollo social y económico.
Hoy día el mundo se ha sofisticado tanto, que la tecnología de las comunicaciones hacen muy difícil, para no decir imposible, que las acciones de los gobiernos –sobre todo las que afectan la libertad de expresión y los derechos humanos- pasen inadvertidas ante la comunidad internacional.

Instituciones y fundaciones creadas por esta misma comunidad internacional, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sociedad Interamericana de Prensa, Transparencia Internacional, Reporteros Sin Fronteras y otros organismos, ya sean de carácter público o privado, tienen como finalidad monitorear el ejercicio de la libertad de expresión, de prensa y derechos humanos, en todos los países miembros de esta comunidad internacional, y sobre todo, en aquellos países donde la democracia y la libertad de expresión deben consolidarse aún más.

Algunos gobiernos de América Latina –ya conocidos- están incurriendo en los mismos errores que cometieron gobernantes de otros países: no darle el debido tratamiento a la serie de denuncias que llegaron a organismos internacionales, y que tienen que ver con ataques a los derechos humanos y libertad de expresión.

Hace pocos días se publicó en uno de los medios de comunicación de Estados Unidos: The Wall Street Journal, específicamente el día lunes 25 de octubre del presente año, cuya autora es Mary Anastasia O’Grady, un artículo un poco negativo sobre la gestión del presidente de una nación centroamericana. No obstante, algunos altos funcionarios –de este país- le restaron importancia al artículo.

Si un medio de comunicación que ha ganado 33 premios Pulitzer –máximo galardón periodístico- y es de gran influencia en la nación más poderosa del mundo, permite esta publicación, es elemental que sí va a afectar al país, y créame sin ningún miedo a equivocarme, que el Gobierno de los Estados Unidos, El Departamento de Estado y su Secretaría de Prensa, y toda la comunidad internacional que de una u otra forma defendemos la libertad de prensa, los derechos humanos, el derecho a la información y la libertad de opinión, tomamos muy seriamente, todas estas publicaciones y denuncias, producto del periodismo investigativo de los medios de prensa más influyentes de Estados Unidos.

Y como si fuese poco, otro medio informativo poderoso de ese país presenta otra publicación, igual de negativa sobre este mismo gobierno. Véase el Semanario Time Magazine, del sábado 23 de octubre de este año, autor Tim Rogers. Este medio de comunicación pertenece al influyente consorcio Time Warner, del cual forma parte una de las cadenas noticiosas más importantes: CNN.

Tanto el presidente como su gabinete del país, contra el cual van estas denuncias, deben hacer un alto y empezar a realizar los correctivos necesarios en el rumbo de las políticas gubernamentales, y tomar en cuenta -aunque algunos se crean poderosos - las recomendaciones hechas por la sociedad civil, los sindicatos y los gremios empresariales; puesto, que sí deben tomar en serio, todos los gobiernos, las denuncias y percepciones negativas en relación con la libertad de expresión, de prensa y derechos humanos. Hoy día todas estas denuncias trascienden las fronteras de los países y traen consecuencias negativas para la economía…

Cada gobierno tiene la responsabilidad de llevar al país por los mejores senderos y motivar el crecimiento y desarrollo que se espera; sin que la sociedad en general tengamos que pasar por una serie de traumas, que no traerán beneficio alguno a ningún sector de la sociedad.

Deseo citar algunas palabras del presidente Barack Obama de los Estados Unidos, con respecto al Día Mundial de la Libertad de Prensa.

“El Día Mundial de la Libertad de Prensa se observa cada año el 3 de mayo para recordarnos la importancia crítica de esta libertad esencial. Es un día en que celebramos el valioso papel que los medios tienen en desafiar los abusos de poder, identificar la corrupción e informar a todos los ciudadanos de los asuntos importantes que conforman nuestro mundo. También es un día para que hagamos sonar la alarma respecto de las restricciones y amenazas a los medios, respecto de la violencia o el confinamiento de muchos de sus miembros y sus familias debido a su trabajo”.
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://www.america.gov/esp ).


Autor:
Eric Enrique Aragón