miércoles, 1 de septiembre de 2010

El romanticismo en mi vida…

¡Mi vida siempre ha estado marcada por el romanticismo…!
Todo empezó con un baile escolar. Los maestros conjuntamente con la dirección de la escuela y la asociación de padres de familia, decidieron organizar una actividad destinada a recoger fondos, para reparar los baños que permanecían dañados, desde hacía un par de meses.

La actividad se celebraría un viernes, desde tempranas horas del día, hasta las 2 de la tarde aproximadamente. Ésta consistía en venta de comidas, bebidas y golosinas; juegos para niños, tómbolas; y por supuesto, no podía faltar el tradicional baile para todos los que quisieran asistir. Tanto maestros, padres de familia, como alumnos se daban cita en un gran salón de clases que se habilitaba, para tal finalidad. Para poder bailar había que pagar la suma de 25 centésimos de dólar por cabeza…

Después de pagar mi boleto, entré al gran salón de baile y me senté en una silla… Me dediqué largo rato a ver las parejas bailando, pues, aparte de que no sabía bailar, era bastante tímido. Se puede decir que durante mi infancia y la mayor parte de mi adolescencia fui muy tímido; no obstante, jamás me detuvo esta cualidad, para ser aventurero y audaz.

Ya tenía más de una hora de estar solo y de aguantar las burlas – a veces disimuladas y otras no- de mis compañeros bailarines; porque (yo) no me acercaba a ninguna niña para invitarla a bailar… ¡Mi timidez me lo impedía…Tenía miedo…!

Sentí que todo el cuerpo me temblaba, casi no podía hablar, y para rematar por poco me orino del nerviosismo que sentí, en el preciso instante, cuando una voz muy dulce me dijo al oído:
---- ¿Quieres bailar conmigo? ¡No era cualquier niña! Se trataba de la más hermosa de la escuela. Alta, clara de piel, cabello largo ondulado, ojos de color violeta, igual que su nombre de pila -supongo que su nombre se lo pusieron en honor a sus lindos ojos- y como si fuese poco, una de las mejores alumnas de la escuela.

Honestamente, ignoro como ocurrió… pero, a partir de ese momento ella y yo bailamos hasta el final. ¡Claro…! Únicamente bailamos boleros, pues, era lo más fácil para mí, ya que era un perfecto torpe para el baile. Sin embargo, a ella no le importó…Yo no hacía nada…Ella me guiaba con su cuerpo y me indicaba, cuando debía ir más lento para no pisarle mucho los pies… Realmente era un tarado… No nos despegamos el uno del otro, parecíamos dos enamorados… Nos convertimos en el centro de atracción y chisme, de todo mundo…Mis ojos y mis sentimientos eran solamente para ella… ¡En ese momento, hasta le pedí a Jesús que detuviera el tiempo para siempre…! Ese momento fue mi primer contacto con el amor noble y dulce, que puede sentir un niño de nueve años hacia una niña de once años. ¡Sí...! ella era dos años mayor que yo, pero, así la amaba… ¡Bueno…! Era un niño y para mí ese era el perfecto amor…

Después que terminó la actividad bailable y todo se normalizó en el centro educativo, la vi un par de veces y creo que nos enviábamos mensajitos de amor… Ella cursaba el quinto grado y estaba en otro lugar recibiendo sus clases; ya que la escuela estaba dividida en dos secciones, alejadas una de otra. ¡Jamás olvidé este corto, pequeño y bello romance…!

No puedo aseverar si fue a partir de este romance…Pero, lo cierto es que descubrí que tenía cualidades para ser romántico… Me empezaron a gustar todas las películas clásicas de romanticismo. Leía bastante las novelas de amor y me apliqué al aprendizaje de exquisitas palabras, casi poéticas, de aquellas que impresionan a las damas.
Estas cualidades me han acompañado toda la vida… A muchas damas he podido enamorar con palabras bonitas y ramos de flores… ¡A la mamá de mis dos hijos la enamoré con palabras dulces, románticas y poéticas…! En varias ocasiones exclamó:
---- ¡No sé que te vi…! Obviamente no se refería a mi belleza física, porque no la tengo…


Por: Eric Aragón

domingo, 15 de agosto de 2010

Palabras del Director

Distinguidos Lectores:

La revista Futuro es un medio informativo y cultural, que se creó con la finalidad de orientar, instruir, motivar y desarrollar el pensamiento positivo y optimista en los lectores.

Para lograr nuestro ideal se hará una selección de artículos y noticias de los diferentes diarios a nivel mundial. Además se presentará una serie de resúmenes, comentarios, biografías y pensamientos filosóficos que han influido en la historia de la humanidad.

La revista tendrá un enfoque variado, ya que se tratarán temas ecológicos, sociales, políticos, económicos, turísticos, históricos, literarios y de motivación; pero, siempre se buscará en cada tema, un alto contenido de calidad y que cumpla con el objetivo de la revista.

Tenemos plena confianza en nuestro Dios - el Dios de Israel- que todas aquellas personas que visiten esta revista,
encuentren en sus páginas un mensaje motivador e inspirador, que cambie su modo de pensar y caminar por la vida...

Indudablemente, este sueño únicamente será posible con la participación de ustedes, como lectores y patrocinadores de la revista Futuro.


Eric Enrique Aragón
Director y creador

Correo Electrónico: aragon044@yahoo.com

Cell Phone:  62 88 04 74  

jueves, 5 de agosto de 2010

Una mano amiga...

Resulta muy triste para un ser humano, en medio de un problema difícil y complejo, no encontrar una mano amiga que lo ayude. Sin embargo, lo que causa más desesperación, angustia y dolor, es saber que nadie te puede ayudar; porque tu problema es grande… ¡No te queda otro camino, que bajar la cabeza y resignarte! Algunas veces esta resignación se traduce en decisiones equivocadas, que te afectan a ti y a tu familia.

A veces los problemas por los cuales pasa un individuo son consecuencias de sus actos, a lo largo de su camino por el mundo terrenal. Y no son todos los que tienen la oportunidad de contar como su vida cambió, por algún suceso inesperado o más bien por la misericordia de una mano invisible.

Hace dos mil años pasó por esta vida terrenal un ser sabio, que nos dejó las reglas para vivir mejor. Normas que no se respetaron y mucho menos se practicaron. Dos mil años después las mismas reglas están vigentes y al alcance de toda la humanidad. Pero, al igual que en la antigüedad, la humanidad sigue violando estas sabias recomendaciones.

Este señor demostró ser el mejor amigo de la humanidad, porque realizó la acción más grande que se puede hacer en beneficio de los demás: “ofrecer su propia vida en sacrificio”.
Gracias a este hombre llamado “Jesucristo”, hoy día podemos acercarnos a él mediante oraciones sencillas, y pedirle la fuerza necesaria para llevar una vida conforme a sus mandamientos, si queremos vivir mejor…

Su gran mensaje se traduce en una reglas fáciles de cumplir, si le pedimos su guía y fuerza:
Darle el respeto (a El) que se merece; no hacerle daño a nadie y buscar siempre la unidad familiar.

“Gracias JESUCRISTO por ser mi mano amiga, que nunca me abandona en mis peores momentos…”

Por: Eric Aragón
5 de agosto de 2010




domingo, 1 de agosto de 2010

Mi primera experiencia en la escuela...

Para muchos niños la experiencia de ir a la escuela por primera vez, es bastante traumática. Por eso es necesario que alguno de los padres o tutores, esté pendiente del desenvolvimiento del niño, en la escuelita. Mantener contacto directo y a diario con los maestros; y si es posible, o por lo menos, tratar de acompañar al infante a la escuela, cada vez que se pueda, es fundamental para la estabilidad emocional del pequeño.

Los adultos deben comprender que el niño se siente raro e indefenso, en un ambiente totalmente nuevo para él; y si ve algún elemento hostil en la escuela; podría ser hasta traumática su experiencia escolar. Ésta debería ser la mejor para el niño; ya que va a realizar actividades que desarrollarán su imaginación y creatividad; y por otro lado, conocerá nuevos amiguitos. Pero, hay que hacer énfasis en el hecho de que los padres deben ayudar a que el proceso de adaptación escolar, sea lo más rápido y satisfactorio para el niño.

¡La verdad…! El recuerdo que pasa por mi mente, acerca de mi primera experiencia escolar, es un poco confuso en ciertos casos. No obstante, si recuerdo perfectamente lo principal del relato.
Eran los inicios del año 1966. Cumpliría dentro de unas semanas la edad de cinco años. En estos años muy poco se conocía la educación, que hoy día se llama preescolar. Es decir, que al niño se le lleva -desde los tres y cuatro años- a una escuelita especial, donde más que todo se le estimulará la creatividad y se le ayudará al proceso de adaptación, de modo que cuando empiece la escuela básica, se pueda adaptar fácilmente.
¡Hago el intento de comprender, porque la señora con quien vivía, me había entregado a una mujer joven… casi una muchacha, para que me llevara a vivir a otro lugar!
En mi mente está claramente la imagen de la muchacha, cuando me lleva de la mano a tomar un bus de pasajeros (chivita). Aparentemente, nos dirigimos a un pequeño pueblo, ubicado en un lugar alto; ya que la chiva va por una carretera, en forma de curvas y que sube…

Aunque no le veo la cara a la muchacha en mis recuerdos, si la visualizo como una joven de corta edad, tal vez unos dieciocho años; esbelta y con un vestido (traje), bien arreglado. Tiene la apariencia de una joven muy seria… ¡Lamentablemente…! Por más que trató de buscar en mi mente… no encuentro ninguna información, sobre esta muchacha desconocida… ¡Solo Dios sabrá quien era esa misteriosa muchacha, y si aún vive…! ¿A dónde estará…?

Llegamos a un pequeño pueblo. Recuerdo que las líneas del ferrocarril pasaban por todo el centro del poblado –en esos años eran muy populares los trenes como medio de transporte-. Había bastante casas, tiendas, supermercados, y calles laterales.

La muchacha me llevó a vivir con una familia, un poco numerosa. Era una calle que no tenía salida. A la entrada de la misma (calle), estaba una casa, con un gran patio, lleno de animales domésticos. ¡Aquí se reunía toda la familia a comer! Al final de esta misma calle, otra casa, con varios cuartos –llenos de camarotes-. Aquí dormía yo… ¡…Y por cierto, qué problema, la gente no sabía que hacer conmigo…Tenía la mala costumbre de orinarme, casi todas las noches en la cama…! Ambas casas pertenecían a la misma familia… ¡Y todavía no descubro –y nunca lo haré- quienes eran estas personas y que hacía yo allí…! Cuando se salía de la calle, en la cual me encontraba, inmediatamente se observaba la escuela, a dónde iría, yo, al kínder –estaba cerca de la casa-.
No recuerdo si alguien me llevó a la escuelita o tuve que ir solo. Lo que sí sé, es que estuve pocos días en la escuela. No me pude adaptar… ¡Me la pasaba llorando…! Después… ¡Todo se acabó…! ¡Salí de ese pueblo…! Alguna persona me tuvo que sacar… ¡No recuerdo más…!
¡Y la muchacha misteriosa…! Prácticamente, desde que me llevó al pueblo, desapareció… ¡Jamás supe de ella…!

Lo único agradable que me gustó de ese lugar, es que me escapaba de la casa, al atardecer, para ver las series de televisión que se transmitían en esos años. Me paraba enfrente de la casa de una familia cualquiera, para ver televisión, ya que era muy común mantener las ventanas y puertas abiertas. Mucha gente en esa época, acostumbraba asomarse por las ventanas y puertas, para ver la televisión. No todo mundo podía tener un televisor. Y los que sí tenían, dejaban ver a los vecinos las series y telenovelas –muy populares por esos años-. Mi serie favorita era el “El gato”. Pero, realmente, no era la única serie que me atraía. Casi todas las series de televisión de esta época me fascinaban.

Recordemos las famosas series de televisión: Batman y Robin, Bonanza, El Gran Chaparral, Los Agentes de Cipol, Superman, Rin Tin Tin, Lassie, La Pandilla, Hawai 5 Cero; en fin, todas las series eran espectaculares; pues, la televisión estaba de moda.


Por: Eric Aragón
1/agosto/2010

jueves, 1 de julio de 2010

La mejor enseñanza que recibí...

La regla de oro más importante que debe observar toda persona es: “la oración”. Esta representa el puente entre nosotros -los mortales- y Dios.
Cuando apartamos unos minutos de nuestras actividades diarias, para dedicarlo a decir tan siquiera un Padrenuestro, con la mayor sinceridad; lo más seguro es que Dios y su hijo Jesucristo, nos apoyarán en todo lo que hagamos.
Pues, la oración, cuando sale del corazón, es una invitación que le hacemos a Dios. “He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno me abre, yo entraré…” Jesucristo, que dio la vida por nosotros, todos los días está tocando la puerta de nuestro corazón…
---- ¡Ven muchacho arrodíllate…! No podemos acostarnos si no hacemos la oración antes…
---Me decía la anciana, de cabellos blancos y un poco pasada de peso.

Todas las noches me mostraba rebelde ante tal solicitud. Para mí esto de hacer una oración era lo más aburrido del mundo… Prefería mil veces ponerme a jugar. Y en efecto, antes de acostarme me ponía a jugar con unos soldados que hacía de papel. Muy pocos juguetes de verdad me compraban. En ese momento no lo comprendía…Ahora que crecí, estoy seguro de que la anciana no me compraba juguetes, porque era muy pobre. Ella fue una de las pocas personas que me amaron y que me enseñó lo mejor de su vida: ¡A conversar con Dios…! Su recuerdo siempre estará en un lugar muy especial de mi mente…

Calculo –no estoy seguro- que la anciana llamada Leovigilda, había nacido en el año 1880; ya que tenía un poco más de ochenta años de edad. Estamos ahora mismo ubicados entre el año 1964 y 1965, aproximadamente. A pesar de que tenía familia, la mayor parte del tiempo, hasta donde mis recuerdos alcanzan, vivía sola. Yo era su única compañía. La casa donde vivíamos era de madera, no muy grande. Tenía tres divisiones: una sala, a un lado de ésta, la cocina; y en la parte posterior, el cuarto donde dormíamos, bastante grande para dos personas…La anciana y el pequeñín de 4 años, o sea, “yo”.

La casa estaba casi en el centro del pequeño pueblo, frente a una calle que salía a la carretera principal, que atravesaba el país de un extremo a otro. Cerca una estación de trenes… Algunas veces tenía que viajar con la ancianita, a visitar a sus familiares que vivían en otro lugar muy distante y viajábamos en el tren…

---- ¡Niño malcriado! ¡Mañana se tiene que despertar a las cinco de la mañana! Me decía la ancianita. ¡…Cómo si yo no me despertara a esa hora…! Si algo jamás dejaron de enseñarme cuando estaba pequeño, era que tenía que levantarme al amanecer. Pues para ellos levantarse tarde era de holgazanes…Siempre me ponían a hacer alguna tarea… ¡Lo que más odiaba era recoger las hojas del patio…!

----Mañana viajaremos en tren… Estas palabras que finalmente me expresaba la ancianita, Leovigilda, eran “palabras mágicas para mí…” No dormía en toda la noche…Y creo que a las tres de la mañana me levantaba de la cama, pensando que así podía hacer correr el tiempo… La anciana me regañaba por interrumpirle el sueño…Yo dormía a un lado de ella, rozando sus costillas, en la misma cama. ¡Por cierto! La cama era de madera…

“Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos señor, Dios nuestro; en nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo…Amén”.

“ Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino, sea hecha tu voluntad, en el cielo como en la tierra; danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal…Amén”.

A esa edad estas eran las oraciones más aburridas de mi vida… Obviamente, no comprendía el valor de las sagradas palabras… Y era obvio, que no podía a esta edad entender… como cualquier infante de cuatro añitos. Pero, gracias a la persistencia y a la convicción, que tenía esta anciana, de que algún día estas palabras serían mi mayor tesoro… ¡Nunca…! ¡Nunca…! ¡Jamás…! Dejó de enseñarme “a orar a Dios”.

Hoy día le agradezco a Dios, que puso en mi camino a esta anciana Leovigilda, que me regaló el mejor tesoro que puede tener un ser humano “Conversar con Dios”.

¡Qué Dios y Jesucristo la tengan en su gloria…!

Autor:
Eric Aragón
1 de julio de 2010