Con frecuencia se oye la
expresión “el tiempo pasa rápido”. Hace varias décadas esta expresión era
propia de aquellos mortales que trabajaban muy duro y el tiempo no les
alcanzaba para terminar sus labores diarias; sin embargo, hoy día se tiene otra
realidad que atemoriza a muchos.
No hay que hacer un gran esfuerzo
para que alguien en la actualidad –hasta los niños- perciba que los días pasan
rápido. Y ya no es exclusivo de quienes desean prolongar el día para seguir
trabajando; todos desde el que se ocupa en algo como el desocupado, perciben
que los días, semanas y los años se acortan. Pareciera una utopía, pero es una
sensación que tienen cada vez más personas.
La Biblia también presenta una
evidencia contundente para los que profesan la Fe Cristiana. En las Sagradas
Escrituras se indica que en los últimos tiempos los días serían acortados. Y en
efecto, aunque haya escépticos, “así está ocurriendo”.
El problema que está acarreando
este suceso extraordinario, es que a muchos mortales se les está desvaneciendo
la vida con todos los sueños sin realizar.
Por fin cuando se quitan la venda
de los ojos millones de seres humanos, se dan cuenta que aquellos años que
debieron aprovechar para comprar una casa, estar con los hijos, lograr una
superación profesional, encontrar el verdadero amor o valorar a la familia,
entre tantas otras cosas, “QUEDARON EN EL TRISTE RECUERDO”. Sólo queda llorar y
esperar el final de la vida, y para muchos el desenlace de su vida será peor,
porque no tendrán a Dios.
La buena noticia es que millones
y millones de jóvenes, todavía tienen la oportunidad de corregir los errores, antes
de que en un abrir y cerrar de ojos, la vida se esfume.
Por: Eric Aragón