No es que sea un paraíso como lo
era el Edén en un principio. Tiene una variedad de problemas como cualquier
otra nación en desarrollo; sin embargo, cuando se hace una comparación con los
demás países se descubre que aún Panamá goza de gran estabilidad económica,
social y política.
Por esta pequeña franja de tierra
conocida como el “Istmo de Panamá”, tanto los desastres naturales como las
guerras y los conflictos extremos pasan de largo…si acaso dejan un leve
recuerdo.
“Lo bueno no cae del cielo…” Hay
que ganárselo con esfuerzo, sacrificio y constancia. Y este es el caso de
Panamá. A pesar de ser un crisol de razas y de no escaparse de algunos
problemas sociales, económicos y políticos, la nación panameña está fuertemente
unida por la Fe Cristiana y profesa altos estándares de valores morales, principalmente
el respeto y la defensa de la familia como se ha conocido tradicionalmente.
El panameño desde corta edad
siente la fortaleza que ofrece el amor materno, que es puro e infinito; y está
representado por el ejemplo y el amor que demostraba la Virgen María. Por otra
parte, el hombre también desempeña un papel importante en su rol de papá. Los
hijos panameños lo saben y en su mayoría adoran y admiran a sus padres.
Es sumamente difícil que la
sociedad panameña se resigne a los cambios, que están ocurriendo en el mundo
desarrollado en materia de familia tal como la conocemos desde la antigüedad.
Por más que se trate de
justificar y se busquen todos los argumentos de este mundo, nada ni nadie puede
sustituir a la mujer en su proceso natural y bendecido por Dios, para ser mamá.
“Solo de una mamá tal como la conocemos puede surgir una fuente
inagotable de vida y de amor puro hacia sus hijos”. Y cuando le sumamos a esta
fuente de vida, el amor y el buen ejemplo de un papá, acompañado de la Fe en
Dios, entonces tendremos una familia poderosa e invencible, que siempre irá por
el camino correcto y hará de este mundo un “mundo mejor”; donde la paz, el amor
hacia el prójimo, la sabiduría y la unidad familiar se impondrán frente a tanta
maldad, soberbia y agresividad de la sociedad actual, que ha logrado avances
tecnológicos inimaginables, pero con grandes deterioros sociales.
Por: Eric Aragón