Si algo ha demostrado la
invasión a Ucrania es el alto grado de soberbia de algunos líderes mundiales y generales de la guerra.
No importa la intensidad de
los discursos ni quien apoya a quien, la única opción para resolver los
conflictos o traer por lo menos una tregua que evite tantas muertes y penurias
a niños, mujeres, ancianos y gente inocente, es: ¨el diálogo¨.
Conflictos tales como el de
Siria, Corea del Norte, israelí-palestino, Taiwán, Irán, Ucrania-Rusia y muchos
otros alrededor del mundo, cuyas poblaciones están sitiadas por el hambre, la
muerte y el sufrimiento infernal, imploran a gritos ¨por ayuda¨ a los líderes
mundiales y al resto del mundo.
Pareciera que aquellos que tienen
el poder para sentarse a dialogar por un mundo mejor, no les interesa. Basta con
oír las declaraciones de los líderes mundiales y de los grandes señores de la
guerra, a través de la prensa internacional, para entender que algunos de ellos
están motivados por el prejuicio y la prepotencia. Estas
actitudes negativas se están reflejando en los foros mundiales, que están
creados precisamente para que todas las partes afectadas se sienten a la mesa
del diálogo.
Un lenguaje agresivo jamás podrá ser facilitador de ningún dialogo por la paz. La única forma de parar los ataques contra Ucrania es el diálogo entre las partes. Más medidas punitivas, condenas y agresividad sólo van a conducir a una guerra que involucre a muchos países con armas nucleares. La población del mundo, sea cual sea su orientación ideológica, no debe actuar como ciegos: si este conflicto no se resuelve en una mesa de diálogo, la humanidad entera y el planeta Tierra, sufrirán un daño irreversible. La agresividad verbal y la soberbia son malas consejeras, ya que pueden conducir a los seres humanos más racionales y estables emocionalmente a cometer graves errores.
En lugar de tantas arengas
unos contra otros, hagamos un llamado ¨correctamente¨ a las partes para que
hagan una tregua en Ucrania y se sienten a dialogar, sin prejuicios ni
prepotencia, pensando en el bienestar de millones de personas inocentes que
están sufriendo y que la muerte se los está llevando de la manera más cruel,
sobre todo a los niños que son ángeles de Dios.
Líderes del mundo, quienes tienen el poder para detener la guerra y dialogar por la paz, pidan a Dios sabiduría para encontrar el camino de la paz verdadera.
Por: Eric Aragón